Darion
Me desperté con el sonido del agua del baño de mi habitación abriéndose. Miré por el ventanal y pude observar que el sol todavía no había amanecido.
Me levanté de mi cama y me puse unos pantalones holgados, ya que solo llevaba los boxers. Me acerqué a la puerta del baño.
-Zephyr, ¿tan temprano y te estás duchando? -pregunté abriendo un poco la puerta para que me escuchara desde dentro.
-Sí -contestó sin añadir nada más. Volví a cerrar la puerta.
No quería molestarla, así que me senté en la banqueta del piano y me puse a tocar. Hoy es domingo, y había pensado en invitar a Colin a mi casa.
La otra vez que intenté pedirle perdón pasó lo que pasó. Pero ayer no quise hacerlo porque acababa de curarse, y supuse que necesitaba algo de tranquilidad.
Después de unos minutos, Zephyr abrió la puerta del baño. Estaba en toalla, y su largo cabello goteaba en el suelo de mármol. Noté su mirada perdida, me levanté de la banqueta, y me dirigí hacia ella.
-¿Estás bien amor? -pregunté posando mis manos en su suave rostro. Su mirada se encontró con la mía por primera vez hoy.
-Darion, ¿por qué siento que todos me estáis escondiendo algo que realmente parece importante y yo aún no lo sé? -interrogó.
-Zephyr, cuando sea el momento indicado, lo sabrás -dije separándome de ella.
Zephyr simplemente se cruzó de brazos y me miró con cara de reproche. Después de unos breves segundos así, se giró y salió de mi habitación con pasos rápidos.
Solté un pesado suspiro. No entendía por qué se le había metido eso en la cabeza tan temprano, ¿quizá hubiera tenido alguna pesadilla o sueño relacionado con el tema? Podría ser una posibilidad, incluso después de la buena tarde que pasamos ayer.
Al final de cuentas siento culpabilidad. Tengo que encontrar la forma de acabar con esta maldición.
***
Pasaron un par de horas. Colin me había contestado al mensaje que le había dejado hace unos minutos, avisándome de que estaría en mi casa en unos segundos.
El timbre sonó por toda la casa y rápidamente desaparecí de mi escritorio hacia la entrada principal. Ambrose abrió la puerta, dejando pasar a Colin.
-Buenas Ambrose, ¿me pones una botella de vino tinto? Siento que voy a tener una larga conversación con Darion -sonrió, mientras Ambrose se dirigía hacia la bodega en silencio.
-¿Y tú que tal has estado, hermano? -soltó mirándome con su típica mirada alegre. No parecía enfadado ni nada por el estilo, pero sé que en el fondo estaba algo dolido aún. Si no lo conociera de tanto tiempo estoy seguro que yo diría lo contrario, ya que él sabía esconder muy bien sus malas emociones.
-Colin, perdóname, por todo lo que te he dicho aquella vez, sabes que nunca metería aquel asunto en ninguna situación, por más jodida que fuera -expresé mostrando mi sinceridad.
-Hombre, no me lo sueltes así directamente, en la puerta de tu casa, sentémonos al menos -me dio un leve golpe en el hombro.
Cerré la puerta detrás de mí y después de que Colin se tirara literalmente en el sofá, me senté también en el sofá. Ambrose trajo el vino en una bandeja con dos copas, y después sirvió la primera y se la ofreció a Colin.
-Gracias Ambrose, puedes dejarlo todo encima de la mesa -dije para que mi mayordomo se marchara. Él lo entendió y se fue metiéndose en una pared cercana.
Colin tomó un sorbo de su copa, luego la dejó encima de la mesa y se giró para mirarme.
-Tío, tranquilo, acepto tus disculpas -habló por fin-. Pero te tengo que dar información sobre los hijos de puta que me retuvieron, es más importante que nos centremos en el enemigo, para que ciertas cosas no vuelvan a ocurrir -cogió otra vez la copa de vino.
-U otras incluso peor, no sabemos mucho sobre estos cabrones -dijo, y tomó de su copa.
-¿No crees que sería mejor hablar de esto en una reunión con nuestros aliados? -cuestioné. Era un tema que concernía a los demás, ya que la amenaza no estaba dirigida solamente a mí, y el ejemplo claro era el secuestro de Colin.
-Sí, pero por el momento te lo digo a ti, que eres el que quieren realmente muerto... Se ve que les han pagado bien, para incluso ensuciar la reputación del Diamond -comentó.
-¿Qué quieres decir? -interrogué frunciendo el ceño.
-Pues ahora se están diciendo todo tipo de burradas sobre el Club -hizo una pausa para dejar la copa en la mesa y cruzar su pierna sobre la otra-. La más destacada es que venden alcohol con veneno para robar a los peces gordos -habló.
-Seguro es una forma de camuflar a los Onkuru -afirmé cruzando los brazos.
-Lo es, por lo que sé, a ellos les gusta mucho esconderse, cuando estuve con ellos en ningún momento vi la cara de los que me torturaron, ¿quieres saber lo más curioso? -preguntó haciendo una pausa, y asentí-. Solo podía escuchar y sentir la voz de un tipo, y lo más jodido es que me hacía preguntas sobre... ella -soltó.
Sentí como mi corazón se paró por un segundo.
-¡¡¡Joder Colin!!! ¿¡Por qué no me lo dijiste antes?! -exclamé levantándome del sofá rápidamente.
Desaparecí y aparecí en la habitación que Zephyr estaba estudiando.
-¡Darion! ¿No sabes venir como una persona normal? -dijo llevándose una mano al corazón.
-Lo siento, tenía que comprobar que... -.
En ese momento, tocaron a la puerta y la abrió Ryan. Poco después, detrás de él apareció Colin.
-¿Están ambos bien, querida madre y querido padre? -preguntó Ryan.
-Bueno, al menos algunos saben entrar como personas normales -comentó Zephyr por lo bajo.
***
-¡No, de ninguna manera puedo abandonar a mi abuela! ¡¿Estás loco o qué?! -gritó ella mientras salía de la habitación.
Colin ya se había ido, porque le había surgido algo sobre su trabajo, pero no quiso hablar mucho del tema. Ahora yo estaba intentando convencer a Zephyr de que se quedara más tiempo en mi casa, ya que, en una semana, no iba a tener tiempo de solucionarlo todo.
Sobre todo, porque ahora había más ojos puestos sobre ella.
Al final voy a tener que contarle algo de la verdad, o sino no va a querer escucharme...
-Zephyr, nada es real -.
***
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Sayonara 🌚
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Vampiro Secuestrador
VampireDarion es un vampiro muy posesivo, que tiene una extraña relación con Zephyr, una joven de 19 años. Él busca la forma de hacerla solamente suya...