017.- Otra vez será

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No había revisado la hora, pero por suerte mi abuela tenía el sueño pesado, y no nos escucharía hablar.

-Si para ti fue real, ¿por qué no controlaste tus impulsos? -pregunté con rencor-. ¿Por qué simplemente no me lo dijiste? -crucé mis brazos y le examiné seriamente.

-Sabes que no sería tan fácil decírtelo... -respondió mi segunda pregunta e hizo una pausa-. No es como si te contara cualquier secreto -comentó.

Puse los ojos en blanco, eso no era una respuesta que revelara mucho.

-Te diré toda la verdad de lo que necesites saber -dijo con franqueza-. Pero antes te contaré una pequeña historia-.

No me opuse, puede que con lo que me cuente obtenga mis respuestas. Darion se sentó en el borde de mi cama.

-Un rey demasiado codicioso hizo un trato con uno de los vampiros más poderosos del mundo, el vampiro quería quedarse con la esposa del rey a cambio de todo su poder, pero él se negó -contó tranquilamente.

-¿Por qué un vampiro tan poderoso querría a la reina de un rey? -pregunté intrigada.

-Porque aumentaría su poder, ya que esa mujer no era una humana, era la hija de un dios -respondió, y siguió relatando-: El rey del que hablaba superó una serie de pruebas que le puso ese dios, para conseguir la mano de Thea, pero eso ya es otra historia -.

Asentí, crucé mis piernas y sostuve mi cabeza con mis manos.

-El rey y el vampiro volvieron a negociar, el vampiro pidió una descendiente de Thea, la hija del dios, pero esta vez no le daría todo su poder, sino una cuarta parte -pausó-. El rey quería más, le pidió la mitad del poder, y con eso le daba al vampiro su descendiente y parte de sus tierras, el vampiro aceptó y se hizo el trato -terminó de contar la historia. Me puse a pensar, y llegué a la conclusión de que no me gustaría ser la hija de ese hombre. Aunque aún tenía preguntas.

-Pero ¿para qué quería el vampiro la descendiente, si no era lo mismo que tener a la misma Thea? -pregunté sin entender demasiado.

-Porque ese vampiro iba a tener un hijo en breve -respondió. Mi cabeza ahora estaba aún más confundida.

-Verás, los vampiros antes de tener sus poderes y ser un "no muerto", tienen que celebrar un ritual, en el que el casi vampiro tiene que absorber la energía vital de un humano y posteriormente sacrificarlo -se detuvo unos segundos, para ver mi cara de sorpresa-. Al ser medio diosa la descendiente, le otorgaría más poder al que hiciera el ritual con ella -explicó.

Al fin había entendido esta historia, ¿aunque por qué me la contaba, si no tenía nada que ver con nosotros?

-Ok, ya escuché tu historia, pero ¿qué pretendías, que me durmiera? -le miré con las cejas levantadas.

-No, solo contarte una parte de lo que debes saber -dijo mirándome con sus ojos azules y grisáceos.

-Ahora pregunta todo lo que quieras saber -soltó después de estar unos momentos mirándome en silencio.

-Creía que nunca me lo dirías -sonreí de lado-. ¿Por qué me seguías, y quién era ese individuo que iba contigo? -pregunté por fin.

-Me aseguraba de que Logan no te hacía nada malo, y quien iba conmigo era mi mejor amigo Colin -respondió tranquilamente.

-Qué curioso, porque Logan también se preocupó por lo mismo, pero al revés -solté con ironía.

Me giré de espaldas y cogí mi móvil de la mesilla para ver la hora: 5:25am, en dos horas tendría que empezar a prepararme para ir al instituto.

-Sospecho que tu amigo es un vampiro, así que siguiente pregunta-dije y Darion asintió-. ¿Qué pasó con la chica, que creo que es tu novia? -curioseé. Esta vez no podría dejarme el visto.

-Es mi prima -aclaró-. Viene a mi casa de vez en cuando, y puede ser bastante molesta cuando quiere -comentó.

-Opino que eso viene de familia -suspiré y miré hacia un lado. Ahora tenía que hacer la pregunta que más me picaba la curiosidad y a la vez me incomodaba.

Era un poco infantil preguntárselo y sabía que me dolería el orgullo, pero quería hacerlo.

-Eso...de que para ti fue real, ¿significa que sentiste algo por mí, alguna vez? -me sonrojé-. ¿O solo intentabas satisfacer tus necesidades vampíricas? -pregunté finalmente.

-Prometiste decir toda la verdad...-me mordí levemente el labio.

Sentí su mirada buscando la mía, y cedí a centrar mis ojos en los suyos. Sus ojos, se movieron hacia mis labios. Y empecé a sentir un inesperado calor, como si estuviera desnuda en una sauna. Sentí un cosquilleo en mi vientre y noté como dos pequeñas antenas paralelas, aparecían en la parte superior de mi camiseta.

Mierda, ¿qué me está pasando? No sabía si esto era parte de uno de sus encantos sobrenaturales o yo había tomado alguna infusión afrodisíaca.

Sus ojos del color de un día lluvioso, se volvieron color carmín. Subió una rodilla en mi cama y con sus manos en mis brazos me empujó haciendo que me acostara. Le dejé hacer. Me sentía demasiado atraída por él, mi deseo era casi tan poderoso como el suyo, y yo misma había apagado el interruptor de mi mente, que me decía lo tan prohibidas que eran mis intenciones. Esto sin duda, era un giro inesperado.

Acercó su rostro al mío, y me dio un beso en la comisura de mis labios. Me avergonzaba de lo escandaloso que era mi corazón en esos momentos, creía que vampiro o no, él podía escucharlo. Darion volvió a acortar los pocos centímetros de distancia entre nuestros rostros, me dio un corto beso en mis labios para luego morder suavemente mi labio inferior.

Levanté mis brazos y posé mis manos en su nuca, incitándole a besarme. No se hizo de rogar, y se apoderó de mis labios. Abrí mi boca y nuestras lenguas hicieron una danza apasionada, que parecía no tener fin. Hacía tiempo que no nos besábamos así, era como si necesitáramos el uno del otro para existir.

Me separé de él por la necesidad de aire, él sonrió y se quitó su jersey negro dejando a la vista un magnífico torso. Sus perfectas curvas eran elegantes y proporcionales, aunque su piel se veía bastante pálida. Sonreí sin dejar de devorarlo con la mirada. No era la primera vez que le veía semidesnudo, pero mis hormonas se alteraban como si lo fuera.

Pero luego me di cuenta de que era el momento de quitarme la primera prenda, y no llevaba el sujetador puesto.

Aún no estaba acostumbrada a que un hombre me viera desnuda, y me daba bastante timidez hacerlo. Aunque ya no se me podía considerar virgen, fueron escasas las veces que hice un acto sexual.

Así que me senté y volví a besarle en los labios mientras me aprovechaba tocándole su tonificado abdomen con mis finas manos. Unos segundos después posó sus manos en el borde de mi camiseta de dormir, y la empezó a subir lentamente a la vez que masajeaba mis costados y espalda.

El despertador de mi móvil sonó e interrumpió nuestros movimientos. Solté mis labios de los suyos y puse distancia entre nosotros.

-Otra vez será, tengo un examen y cinco clases que asistir -dije como si no hubiera pasado nada.

Mi corazón seguía bailando, y mi cara a la misma temperatura que su rosado color, pero mi despertador me había salvado de algo que ni siquiera yo sabía lo profundo que era.

***

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Sayonara 🌚

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