002.- Gracias

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La casa de Francis estaba un poco lejos, porque él vivía en una zona rural. Por eso no tuvo problemas con los vecinos debido al exagerado ruido, ya que estaban a uno o dos kilómetros de su chalet. El problema del otro día lo había solucionado, más bien, un vestido negro lo había solucionado. Y para conjuntarlo, mis hermosos tacones de plataforma.

-¡Hey, chicas! -nos llamó Francis corriendo hacia nosotras, abriéndose paso entre tanto adolescente.

-¡Hola! -se apresuró en saludar Emma. Se dieron un abrazo un tanto largo, mientras Vanessa y yo observábamos.

-Y... ¿Vosotros cuando estaréis juntos? -preguntó Vanessa cruzando los brazos-. ¡Me estáis exasperando! -se impacientó.

Sonreí disculpándome y tomé a Vanessa del brazo.

-Venga Vane, dejemos a los tortolitos, y vayamos a por bebidas -le guiñe un ojo a Emma y arrastré a Vanessa entre la gente.

La música era buena, pero el jardín de la casa de Francis estaba abarrotado de adolescentes bebiendo, bailando y sabe dios qué otras cosas más.

Llegué al mini bar con Vanessa a mi lado y me acerqué un poco a su oído.

-¿¡Quieres Fanta con vodka azul, un chupito, o cerveza a secas!? -grité para que me escuchara por encima de la música de la fiesta.

-¿¡Cómo me preguntas algo así!? -hizo una pausa mirándome sorprendida- ¡¡Vodka!! -soltó alegremente.

-Yo mejor tomaré una Coca-Cola, no vaya a ser que estrelle el coche! -dije recordando que Emma me pidió que condujera esta noche. A diferencia de Vane, yo no soy muy de beber.

-¡De eso nada! -dijo Vanessa, dándome una palmada en el hombro- No seas sosa, ¡siempre, como máximo te tomas una cerveza con cara de asco! -replicó.

-¡Hoy seré tu mala influencia! -dijo y dio una carcajada con mirada malévola.

-Me das miedo -.

***

Me sentía muy alegre bebiendo de una botella de cerveza; no paraba de tambalearme y todo me parecía gracioso.Tiré mi bolso al suelo junto a mis tacones y me las arreglé para subir a una mesa.

Empecé a mover mis caderas al son de la música. Escuché a un grupo de jóvenes silbar en mi dirección. Sonreí y me moví de forma más sensual. Unos momentos después vi a Vanessa hablando con un chico al que no llegué a reconocer, no muy lejos de donde yo estaba.

Ella se giró y pudo verme. Sonrió y vino rápidamente hacia mí.

-¡Hazme sitio, tía buena! -exclamó atrevidamente. Se subió a la mesa y empezó a bailar conmigo desvergonzada.

Las dos nos movíamos con voluptuosidad, mientras que el grupo de chicos nos miraban con ojos golosos.

Me lo estaba pasando genial junto a mi amiga, pero mi cabeza comenzó a dar vueltas y me estaba mareando. Bajé de la mesa de manera torpe y dejé a Vanessa allí bailando sola. Me fui a un rincón en la esquina del muro que separaba la casa de la calle.

Me senté allí y me sobé la cabeza. Sentía dolor y el cuerpo me quemaba.

-Creo que has bebido demasiado, Zephyr -habló una voz a mi lado. Me giré despacio y miré el rostro reluciente de Darion. Se veía guapísimo, y como arte de magia se me fueron las ganas de vomitar. Ahora solo tenía ganas de besar esos irresistibles labios.

Me reí de mis propios pensamientos.

-Pues sí, hasta me pareces más guapo de lo normal -sonreí e intenté levantarme, pero volví a tambalearme y me caí en el torso de Darion. Aunque él no se movió de su lugar. Entonces él me levantó por los muslos y me posó en su hombro.

-¡Eh, ten cuidado! -grité-. Se me verá el trasero, ¡idiota! -volví a reírme.

-No te preocupes, el que lo mire está muerto -dijo con aire serio.

***

Darion

Después de traer a Zephyr a mi casa, ella no opuso mucha resistencia y se acostó en mi cama para dormir tranquilamente.

Pasadas unas cuantas horas, me acosté a su lado para observarla dormir.

(Es hermosa, incluso durmiendo...)

Zephyr empezó a morse y a estirar sus brazos, chocando su mano derecha contra mi pecho. Giró su rostro hacia mí con los ojos aún cerrados.

-¿Qué hora es? -murmuró bostezando. Al parecer aún no se había dado cuenta de mi presencia, porque estaba buscando algo junto a mí.

-Son las tres de la tarde -dije, mirándola atentamente.

Ella se alteró, y yo la sujeté de la cintura para que no se cayera de la cama.

-Hey, cuidado -hice una pausa-. No es bueno asustarse al despertar -sonreí.

-¡Serás estúpido! -chilló sonrojada- ¡Qué hago aquí! -se removió para separase de mí y sentarse en la cama- ¿Hemos...? -empezó la pregunta. Me senté rápidamente.

-¡No! -me apresuré en negar- ¿Quién crees que soy? -pregunté indignado. Zephyr levantó las cejas con mirada incrédula.

-Sí, claro, ¿y por qué llevo puesta una bata de seda blanca? -replicó mirando su propia vestimenta-. Estoy completamente segura de que no tengo ninguna -dijo cruzando sus brazos.

-Ahora sí -me levanté de la cama-. No te alarmes, me resistí a cambiarte la ropa interior -la miré con picardía. Ella se sonrojó y me tiró una almohada.

-¡Idiota! -exclamó y me reí.

-Hey, deberías estar agradecida, no te dejé tirada igual que tus amigas -dejé la almohada en su sitio.

Por un momento se quedó sin palabras, pero luego abrió los ojos de par en par.

-¡¡¡Mi abuela!!! -gritó- ¡Debe de estar súper preocupada! -posó sus manos en su cabeza. Suspiré, cerrando los ojos. Hoy estaba de lo más alterada.

-Está bien -.

-¿¡Y tú como lo sabes!? -preguntó volviendo a buscar algo.

Miré como buscaba desesperada: -Le mandé un mensaje por tu smartphone -me encogí de hombros.

-Ah -se tranquilizó y dejó de buscar-. Espera... ¿Cómo desbloqueaste mi móvil? -preguntó sorprendida.

-¿Tú nunca te cansas de preguntar? -levanté una ceja, sonriendo-. Voy a por tu "desayuno"-me giré para irme.

-¡Espera! -me detuvo.

-¿Qué pasa? -pregunté confundido.

-Gracias -me sonrió. Le devolví la sonrisa y desaparecí de la habitación.

***

(En otra parte, pero no muy lejana)

-Serás mía Zaphyra, muy pronto...

***

¡Hey babymoon! 💖

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Sayonara 🌚

Vampiro SecuestradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora