029.- El anfitrión

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Mi vestido nuevo era largo, en un tono rojizo bastante oscuro. Un escote medio corazón y medio V hacía destacar la parte de arriba, junto a un poco de pedrería en la ajustada cintura. La falda estaba hecha de gasa que caía hacia abajo, y al andar se veía parte de mi pierna derecha gracias a la abertura que éste tenía.

Era el vestido más elegante que había tenido, y probablemente el más caro...

Me miré otra vez en el espejo para ver si mi maquillaje estaba perfecto, junto a mi melena ondulada. No suelo decirlo muy a menudo, pero a veces hay que tener un poco de amor propio, y es que realmente estaba hermosa.

Me puse unos tacones que venían a juego con el vestido, y por último el collar que Darion me había regalado. El collar de cuarzo rosa era una joya muy elegante, aunque no lo usaría con aquel vestido.

Salí de la habitación, y después bajé las escaleras en dirección al salón principal.

Estaban todos sentados en el sofá con sus respectivas bebidas. Me morí de la vergüenza, porque no dejaron de mirarme hasta que bajé y me senté al lado de Darion. La mujer que había venido sola me miraba con desdén, Colin sonreía de oreja a oreja y la chica que lo acompañaba también sonreía, pero no de la misma forma que él. Y los chicos que me habían parecido semejantes, ahora me había dado cuenta de que eran trillizos.

-Su belleza es incluso más magnífica de lo que nos contó Darion, señorita Wood -habló con una sonrisa, uno de los trillizos, concretamente el que estaba vestido con un chaleco rojo.

Me fijé en que la única diferencia entre los trillizos era el color del chaleco, el de la derecha lo tenía rojo, el de la izquierda gris, y el del medio lo tenía completamente negro. Las demás partes de sus trajes eran de color blanco, exceptuando las pajaritas que hacían juego con cada chaleco.

Su físico no era muy diferente al de Darion, en realidad se parecían bastante, pero eran como la versión masculina de Evangeline. Me dieron ganas de preguntarles si tenían algún parentesco. Ojalá sea solo una coincidencia, y si no lo es, por favor que no tengan su mismo carácter asesino.

La chica que estaba al lado de ellos, enfrente de mí y de Darion, gruñó y movió la mano para restarle importancia al asunto.

Esa chica tenía una complexión envidiable, aunque estuviera sentada se le notaba, era rubia con pelo de tamaño mediano y un poco ondulado, de piel bronceada y con rasgos diferentes, pero no de poca belleza. Sus ojos medio verdes y medio azulados eran muy bonitos, y me recordaban a los ojos de un gato.

Con el corto vestido verde de transparencias que ella llevaba puesto, se le podían ver unos tatuajes, que, para mi gusto, eran bonitos, pero algo excesivos.

-Oh, claro, los hombres sois todos iguales, veis una cara bonita y se os alborotan las hormonas, sea por sangre o por otra cosa -habló ella con voz malhumorada y un acento extranjero.

-Branis, desde aquí huelo tus celos, aunque no quieras aceptarlo, los hombres sabemos reconocer lo que es exquisito, por esa razón algunos necesitamos expresarnos, y en este caso alagar -habló Colin con aire inspirador.

-Bonito discurso, donjuán impertinente, pero seguiré con mi primera teoría -habló la chica a la que Colin llamó "Branis".

-¡No hables así de mi mordisquitos, rubita! -habló de forma indignada, la chica que acompañaba a Colin.

Branis miró a la chica con mucho rencor e inquina, y se levantó del sofá ya preparada para una pelea. La chica se encogió al lado de Colin de manera automática.

-Branislava, por favor, tranquilízate -pidió el trillizo de gris, levantándose también para ponerle una mano en el hombro.

Con el contacto de él, ella relajó sus músculos al igual que su expresión, y se sentó soltando un suspiro.

-Lo siento, tuve un mal día en el laboratorio -reveló ella.

-¿Un mal día? ¡Un poco más y me agredes, pedazo de loca! -chilló la otra chica.

-Un poco más, y no es lo único que haré, pedazo de puta -imitó su frase, Branislava.

-Calma señoritas, nadie agredirá a nadie, verbal o físicamente, recuerden el motivo de la reunión que se celebra hoy, además, no nos hemos presentado a nuestra nueva aliada, la señorita Wood -declaró con su perfecta sonrisa, el trillizo de rojo, a la vez que se levantó.

-Puedes llamarme Zephyr -hablé y me respondió con una sonrisa, acompañada de un asentimiento de cabeza.

-Como ya sabréis todos, Darion es el anfitrión, pero no tiene paciencia para presentaciones -alegó, mirando brevemente a Darion con una sonrisa que le hacían hoyuelos en las mejillas.

-Por supuesto, haz tú los honores, primo -pidió Darion, rodeándome con un brazo.

(¡LO SABÍA!)

-Zephyr, ahora que has confirmado mi apellido, me llamo Adonis -posó levemente una mano en su pecho-. Mis hermanos, empezando por el que está al lado de Branislava, son Calix y Kal -.

Kal saludó con la cabeza con expresión neutral, y Calix sonrió saludando con la mano.

-Encantada -mostré mi mejor sonrisa.

-Igualmente, y, por último, Branislava -se giró hacia la chica con semblante serio. Ésta simplemente miró hacia otro lado y refunfuñó.

-Mucho gusto -hablé, claramente mintiendo.

Entonces se escucharon los pasos de alguien por la escalera, haciendo que girásemos hacia ésta. Era Ryan, y estaba muy mono con su esmoquin.

La primera en levantarse fue Branislava, que su cara cambió completamente para una de felicidad. Los demás también se levantaron y yo hice lo mismo.

-¡Tía Branis! -exclamó Ryan, lleno de emoción. Corrió hacia Branislava y le dio un apretado abrazo.

Al final todos, menos Darion y yo, le dieron un abrazo o saludaron calurosamente a Ryan. Comencé a entender el motivo de esta reunión.

***

Estábamos todos sentados en el comedor de la mansión. Yo, Colin, y Branislava, estábamos devorando todos los dulces que habían encima de la gran mesa. Obviamente, Colin nos ganaba en cantidad, y más porque yo ya me estaba empachando.

-Golosa -susurró Darion a mi lado. Me sobresalté levemente, y me giré medio avergonzada hacia él.

-¡Es solo el tercer pastelito de cacahuete! -susurré.

Me giré hacia los demás, y por suerte estaban escuchando las anécdotas de Colin.

-No te preocupes amor, me encanta que seas una golosa -sonrió de lado mirando mis labios. Después posó una mano en mi pierna descubierta y subió un poco el vestido.

Me puse nerviosa por un momento, pero después recobré la compostura y retiré su mano traviesa.

-Darion, ahora no es momento de lujurias -.

***

¡Hey babymoon! 💖

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Sayonara 🌚

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