Pirate!England x Reader "I should have been the first"

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°•°•Hace muchos años°•°•°
"Podía ver la furia proyectada en esos ojos esmeraldas, él veía a España detenidamente mientras desenfunda su espada para dar el golpe final, de cierta forma, se me hace familiar esa mirada..."

—¡No te atrevas a tocarle!—una voz femenina se escuchó en todo el barco, todos los marineros callaron al escuchar semejante grito desgarrador. Con cuidado, el pirata de orbes esmeraldas alejó la mirada de España, quien también se quedó sorprendido por ese grito y se acercó a ti con una expresión indiferente.
—Una mujer se atreve a gritar al gran imperio británico, debe ser una broma...—sonrió Inglaterra al acariciar tu rostro.—Dejarás que ella te proteja?—
—(t/n)...-murmuró España tras ver el oceano—No te metas...—
—No pienso callarme sabiendo que este loco quiere lastimarte...—
—Solo guarda silencio...- comentó el español molesto. Esa forma de actuar te dejó perpleja, no parecía Antonio.
—Que linda forma de tratar a una dama—comento el inglés con sarcasmo—¿Qué sucede España?¿Te aburriste de ella?—
Con la pregunta, te dió una leve punzada en el corazón, ya que Inglaterra tocó un tema que España no quería mencionar. A pesar de todo, querías demostrar que eras fuerte, lo suficiente para enorgullecer a los habitantes de la isla a la que representabas, pero ya llegaba la hora de alejarse de ese país el cual nunca pudo verte como mujer.
—Callate Inglaterra y prepárate para luchar...—como era de esperar. La distracción fue un éxito ya que pequeños barcos de la tripulación española se iban acercando para acabar con Arthur. La tripulación británica tuvo que retroceder al darse cuenta de la situación ya que se encontraban en total desventaja. Inglaterra no fue delicado al arrojar a España al agua atado de manos y pies.
—¡No!—el británico estaba a punto de arrojarte junto con el pelicastaño, no sin antes dedicarte unas palabras.—Idiota, suéltame!—
—Se nota que ese imbécil no valora lo que tiene, no preferirías quedarte conmigo?—preguntó travieso el país.
—Ni por todo el oro del mundo...— murmuraste antes de empujar el rubio y caer al agua. Esa acción entristeció a Inglaterra ya que solo él sabía la verdad.
La tripulación española pudo ayudar a su capitán para volver a los botes sano y salvo, todos murmuraban que su jefe estaba diferente, su mirada decía todo y no habló con nadie en todo el camino hasta la siguiente isla.
—Sobre lo que pasó en el barco...—comentaste al caminar por la cubierta-Estaba preocupada por ti...-
—Lo sé (t/n), pero no debiste estarlo, Arthur nunca pudo derrotarme...—
—No hay que confiarse, no sabemos lo qur puede pasar más adelante—le dijiste al verle a los ojos.
—¿Me estás llamando débil?—preguntó España algo molesto.
—En ningún momento, solo digo que...—
—Capitan, hay un bar muy cerca del puerto, sin contar la fama de este lugar por las bellas mujeres...—comentó la mano derecha y mejor amigo del capitán. En sus labios se dibujó una sonrisa como si esas palabras borraran lo que pasó con Inglaterra.
—Muy bien Jhon, en un momento iremos...—comentó el moreno al pasar por tu lado. Al parecer, esa no sería la noche...a no ser.
—Antonio...-salió de tus labios de forma involuntaria, tu cerebro jugó sucio esta vez.
—¿Qué sucede?—
—Yo quiero hablar contigo sobre algo, antes que vayas a ese bar...—tus mejillas se pusieron rojas de tanto pensar en las palabras adecuadas, era momento de declararse?—Quiero decir...decirte que tú me...—
—Sé lo que quieres decir (t/n)...—finalizó el español. Esas palabras aceleraron tu corazón al máximo y esperando una respuesta agradable, pero la realidad era más dolorosa—Lamento decirte que no siento nada por ti, solo te veo como aliada en mi tripulación y nada más, si alguna vez hice algo que te ilusionó, te pido disculpas ya que no era mi intención llegar a tanto...—palabras simples que salieron de su boca, palabras que fueron como dagas afiladas a tu corazón dejándote hecha pedazos. Tu orgullo no te permitía llorar, solo apretaste fuertemente las manos antes de salir corriendo de ese barco.
—No debí decirle, soy una tonta...—comentabas al correr hasta la orilla.—Debí adivinarlo... ¿Cómo un país se fijaría en una simple isla?—

Ese golpe sacudió por completo tu cuerpo, dolía más que una herida física, una desilusión amorosa que nunca pensaste olvidar, pero como todo en la vida. Iba a pasar.
Los meses pasaron y más calmada,le pediste a España que te llevara nuevamente a tu hogar, petición que negó rotundamente porque el viaje sería largo. Era momento de conocer otras tierras y él se ocupaba más en buscar tesoros para la corona española, de ese modo, sería imposible volver a casa.
—Me iré sola si es necesario...—
—No te atrevas a desafiarme—amenazó el de ojos verdes.
—¿Qué piensas hacer?¿Encarcelarme o atacar a mi gente?... Sabes que ya no necesitas mi ayuda—
—Esto es por lo del otro día, no es así?... Deja tus sentimientos de lado y ocúpate en...—fue extraño que no termine su oración, pero al bajar la mirada, una daga había atravesado su cuerpo. Sin darse cuenta, un pirata pasó desapercibido por varios días, hasta que llegue el apreciado momento donde el español baje la guardia.
—Y sigues tratando de mala forma a esta chica, no crees que debo enseñarte modales?—el dueño de la voz, sacó la daga para limpiarla con un pañuelo blanco.—Ahora tú, (t/n)...—
Otro pirata atacó por detrás, con el fin de atarte de manos y pies, el fin del capitán no era matarte, sino otra cosa más fuerte.
—(t-t/n)...—España levantó la mirada para ver como la joven isla se alejaba.
—Suelteme!¡Me lastiman!—
—Mirala por última vez España, que no pienso dartela nunca más...—comentó el inglés—Como dicen, mientras jugabas al pirata, otro llegó y tomó tu tesoro...—
Sin otra palabra más, Inglaterra se alejó de la tripulación española llevándose no solo oro, sino a esa joven que había llamado su atención desde años pasados. Él nunca lo diría, pero España no fue quién descubrió a esa chica, sino Inglaterra la vio por primera vez cuando a penas eras una niña. Solo se quedaba observándola, sin decirle nada, de cierta forma se sintió identificado con su infancia, nadie estaba para él y tuvo que valerse por si solo para sacar adelante a su gente.
—Recuerdo claramente el día que él llegó y declaró que serías de su propiedad...-murmuró el rubio al sacarse la ropa.—Lo veías con tanta admiración, esa mirada debía ser para mi, solo para mi...—
—Tus manos están frías...ah... —
—(t/n), yo fui quien vió tus triunfos y caídas...—con sutileza, acariciaba tu piel desnuda, deleitandose de los leves gemidos que salían de tus labios.—Si me hubiera armado de valor para acercarme...—
—Inglaterra...—
—Te prometo que te llevaré a tu isla, pero concédeme una noche...—pidió el rubio al comenzar a besar tu cuello, ni por tu cabeza, pensabas ver ese lado del gran imperio británico.
—Solo quiero olvidar...—
—Descuida, yo te haré olvidar todo lo que viviste con ese idiota que no pudo valorar a la mujer que tenía a su lado...-sin decir más, la bestia fue liberada e Inglaterra hacía que toques el séptimo cielo gracias a sus caricias y estocadas, besos húmedos recorrían tu cuerpo y murmuros de amor salían de sus labios. Ese hombre estaba enamorado de aquella isla, era tan tierna y frágil que quería protegerla. Si él se hubiera acercado antes que Antonio, tal vez hubieras evitado sentir tu corazón romperse aquella vez.
—Q-que grande...—apretaste las sábanas con fuerza al sentir su miembro en ti. Él sería gentil al principio.
—Ah...estas estrecha (t/n)!—el cuerpo del mayor temblaba, no quería correrse tan rápido y dar mala impresión ya que por fin cumplía su sueño de tomar el cuerpo de su adorada isla.
Luego de esa noche, Arthur cumplió su promesa de llevarte a tu hogar, no sin antes de dejar un pequeño presente.
—Con este anillo, serás mía y de nadie más...—
—No soy propiedad de nadie...—le dijiste al besar sus labios.
—Vendré a verte todas las veces que sea necesario, para marcarte como lo que hice en tu hermoso cuello—sin creerlo, sería una promesa que Inglaterra cumpliría.

°•°•Tiempo actual•°•°
—Hola (t/n)...—al acomodar un mechón de tu cabello (c/c), viste como España se acercaba tímido a ti—Te ves muy bonita...—
—Gracias...—respondiste con tranquilidad.
—Por cierto, qué te pasó en el cuello?—ya vió esa marca semanas atrás tenía curiosidad de saber si tuviste un accidente.
—Mi novio me lo hizo...—confesaste al ver pasar por la puerta a cierto inglés con papeles en mano, España vió de reojo al dueño de esa mirada de niña enamorada. No pudo evitar sentir celos ya que Inglaterra le había quitado su mayor tesoro, el cual marcaba todas las noches para que supieran que tenías a alguien que te daba más que solo caricias.Pero España se dió cuenta muy tarde de que aquella mujer-isla dejaría una gran marca en su corazón.
°•°•∆∆∆∆•°•°

One-shots  Hetalia ♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora