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Narra Lourdes

- ¿Que paso?

Dije al ver a Juan todo lleno de moretones y sangre.

- Lo golpeó su enemigo... Bruce. El rubio teñido de Celeste

Respondió Manuela. Natalia me miraba con odio.

- ¿Por qué?

Juan hizo una seña al vientre de Natalia. Ya que no podía ni hablar.

- Ah... ¿Te duele?

Asintió. Que pregunta mas estúpida he hecho.

- ¿Por qué mejor no te vas?

- Si vine a verlo es porque me importa ¿No?

Fui a la cocina y busque Hielo. Lo envolví en un repasador y lo lleve

- Pontelo en los ojos y mejilla.

Juan agarró el hielo y comenzó a ponérselo en el rostro.

- Que vergüenza que una amiga lo cuide mas que su mujer.

- Callate tú. Estoy embarazada, no puedo...

- Si puedes -Interrumpí- Siquiera estas de 9 meses como para no poder  hacer algo. Es solo hielo en un trapo, ni que fuera tanta ciencia.

Busqué el botiquín y me dispuse a curar a Juan.

Se quejaba del dolor, y era lógico.

- ¿Por qué hizo eso? ¿Acaso Natalia nunca lo dejó?

- Eso sospechamos todos -Mire a Manuela- Es ilógico que lo golpee asi porque sí. Bien que se odian, es entendible, pero... ¿Como supo Bruce que Juan embarazo a Natalia? Porque no lo sabe ni la prensa. Y de momento no se lo han contado a nadie mas que a la familia.

- Ajá...

Miré mal a Natalia, quien ahora estaba concentrada en su teléfono. Rodé los ojos y miré a Juan.

- ¿Te hace bien?

Movió su cabeza, dándome a entender que si. Luego cerro sus ojos.

- ¿Quieres dormir?

Volvió a mover su cabeza.

- Te acompaño hasta tu habitación.

Sonreí y lo ayudé a levantarse y caminar. Cuando entramos a la habitación, se sentó en la cama y estiró su pierna.

- ¿Entonces no fue solo el rostro? -Reí y negó- Vale, te ayudo.

Le saque las zapatillas.

- Ya estoy hablando como Raúl, hostia.

Intento sonreir, aunque le salio una mueca de dolor.

- Pareces la cenicienta. Pero en vez que te coloque el zapato, lo saco.

Reí. Lo ayude a acostarse y le Sonreí.

- Yo me voy a casa. De todas formas estaré alerta.

Movio sus manos, diciendo que no.

- ¿No Quieres que me vaya?

Volvió a mover sus manos.

- Vuelvo en la noche. Tengo cosas que hacer.

Esta vez, movió su cabeza, asintiendo.

- Te quiero.

Besé su frente despacio, con cuidado de no lastimarlo, y me fui. 

Como dije, esa misma noche volví a la casa. Estaban por cenar.

- ¿Como te sientes?

Juan movio su mano, indicándome que estaba igual que hoy al mediodía.

- ¿Podras comer?

Preguntó Marlli. Levantó sus hombros.

- Yo lo ayudo...

- ¿Vas a comer cierto?

- Yo...

Juan puso su mano en mi boca y asintió. Reí.

- Va, te ayudo.

Abrió un poco su boca y yo lo ayudé a tomar el caldo. Estaba fresco asi que Yudy habia cocinado sopa con unas cuantas verduras. 

- ¿Tomaste los medicamentos hijo?

- Si, hoy si -Respondí- Yo de los di. Porque si esperan algo de Natalia... Bueno, el chico mejora en un año.

Rieron por mi comentario.

- Si, es cierto -Habló Manuela- Hasta yo le dije que podría haberlo ayudado. Pero no, porque está embarazada.

Mordí mi labio para no reírme.

De repente sentí algo recorrer mi muslo por debajo de la mesa. Miré y reí bajo.

- Golpeado pero no boludo, eh.

Intento sonreir y abrió la boca para que lo ayude a comer. Ya que nadie veía, aproveche la situación y le di un beso corto.

- Ahora si, come. Depravado.

Reí y lo ayudé.

Dios... Este hombre no frena.

Un corazón en JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora