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Narra Juan.

- Cami...

Entre a la habitación. Estaba con su celular.

- ¿Qué?

- ¿Estas bien? Desde hoy te acostaste ahí...

- Sólo... Pensaba.

Me acerqué a su lado.

- ¿Que pasa linda? Estas mal.

- Que... No se... Pensé que iba a tardar mas tiempo mi recuperación.

- Pero eres fuerte y pudiste hacerlo...

- Creo que fue gracias a ti... Me di cuenta que mis hábitos desaparecieron cuando tu te acercaste a mi.

Sonreí y me acosté al lado suyo.

- Y aquí estaré... Siempre

Besé su cuello. Sonrió de nuevo.

- Creo que tendríamos que volver a nuestras casas... Extraño a Annie y, admito que a Raúl también.

- Si... También extraño a mis hermanos y papás... Pero quiero quedarme aquí por siempre.

- Lo se... Me gustaría tener algo así, en las montañas o en el bosque... Me gustan ambas cosas.

- Digo lo mismo... Sólo tenemos casa en la playa, próximamente en una montaña o en un bosque.

- Que suerte...

- No entendiste...

Me miró.

- Yo no... No tengo nada de eso.

- Lo tendrías si fueras mi novia.

Rió y volteó el rostro.

- Nunca lo pediste.

- ¿Debo hacerlo?

- Yo creo que si. Cuando nos ven y preguntan que somos yo no se que contestar...

Suspire.

- Yo te lo dije y tu respondiste que ibas a dejar a Raúl... ¿Y ahora? ¿Cuál es la excusa?

- No dije ninguna excusa, nunca.

Me levanté y caminé a la puerta.

- Estaré en mi habitación.

Me habia molestado eso.

Si no quiere estar conmigo, que me lo diga. No es tanta ciencia. Lo entenderé y ya. Pero no, ella da mas vueltas que una calesita.

Me quedé encerrado hasta el día siguiente. El hambre me ganó. Anoche no Cené asi que eso me estaba matando.

La busqué, pero no estaba. No fui a su habitación, quizás aún dormía.

Me puse a buscar algo para comer y vi una nota en la heladera. Me acerque y leí.

Juan Luis.

Me he vuelto a casa. Te dejé dinero para que puedas volverte y si quieres quedarte unos días mas.

Camila.

Agarré mi teléfono y la llamé. No habia respuesta de su parte.

Limpie todo, le di la llave al dueño y me fui. Habia dejado mi moto así que sólo subí y comencé a manejar a mi casa 

No había nadie. Mi hermana dijo que hoy irían a un camping a pasar el día así que la casa quedaba sola.

Me duché, vestí y fui a la casa de Camila. Esta vez, con mi coche.
Abrió una mujer de unos... ¿48? ¿50? Años. Me miró de arriba a abajo

- Buenos días... ¿Se encuentra Lourdes?

- Que tal... Si, ella está. ¿Le digo que venga?

- Si es tan amable, por favor.

- ¿Y quien eres?

- Juan Luis...

Sonrió sin mostrar sus dientes

- Bien. Ahora la llamo.

Se fue, cerrando la puerta. A los minutos abrió ella.

- Juan...

- Hola... Necesitamos hablar de lo que pasó...

Asintió.

- Mira... Estaba algo ocupada pero si quieres nos vemos esta noche.

- Esta bien...

- Ven a eso de las 21:00... Quedaré sola.

Asentí y la miré.

- ¿Era tu mamá cierto?

- Si. -Sonrió- Está con su marido. Y yo te aconsejo que te vayas...

- ¿Por qué?

- Gianlucca vino con su hija biológica, o sea..

- Bien. Mejor me voy. No la nombres.

Rió.

- Entendí... Te espero...

- ¿Cami pasa al...?

Genial, no quería que me viera.

- Juan...

- Natalia...

Hice una mueca y caminé a mi coche.

- ¿Podemos hablar?

- En otro momento...

Subí y me fui.

Un corazón en JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora