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Narra Lourdes (Camila)

- ¿Le pasa algo al bebé...?

Negó.

- ¿A mi?

Volvió a negar

- ¿Que pasa entonces?

- Annie...

Mis ojos se aguaron.

- ¿Que le pasó a Annie?

- Falleció... Lo siento...

Las lágrimas bajaron lentamente.

Los momentos junto a Annie pasaron delante de mis ojos, como una película.

Mi pequeña... No puede ser...

- ¿Reconocieron el cuerpo?

- Si... Yo.

Miré a mi bebé. Era preciosa. Tenia el color de pelo de Juan y la boquita bien rosada. Cachetona y un poco gordita.

- ¿Quieres cambiarle el nombre?

Negué con la cabeza.

- Sólo... Necesito estar a solas un momento...

Asintió. Besó mi mejilla y salió de la habitación.

Se llevaron a mi bebé para chequearla, asi que me quedé llorando.

No caía que Annie no esté. Después de tantas cosas que pasamos, se fue.

Debo irme...

Su voz resonaba en mi cabeza.

Que imagen tan triste.

Después de unas horas, Juan vino con la beba en brazos.

- ¿Estas bien?

Asentí.

- ¿Que paso?

- Dijeron que debes amamantarla...

Tomé a la pequeña en brazos. Se puso a llorar, pero la calme enseguida.

- Es hermosa...

Sonreí.

- Si... Lo es...

Abrió sus ojitos por primera vez.

Tenia ojos mieles. Como los de Juan.

- Tiene tus ojos.

Sonreí acariciando su mejilla.

- Juan, ve a descansar. Yo estoy bien.

- No. Me quedare esta noche aquí. Mañana ire a casa.

- Creo que en dos o tres días nos dan el alta... Por eso digo.

- Ah... De todas formas me quedaré. Ire a comprar comida.

- Quiero una ensalada completa... Si es posible.

- Vale. Ahí vuelvo.

Sonrió y se fue.

Me quedé admirando a Luna. Es hermosa, sin dudas.

Ahora sólo somos mi hija y yo, nada mas importa.

Narra Juan.

A los días que a Camila y a la bebé les dieron el alta médica, hicieron el entierro de Annie.

Traté de alejar a la beba de todo ese tumulto de gente. Pues aún cuesta que respire un poquito, es muy pequeña. Aparte para que Camila se despida de su hermana tranquilamente.

Dejé un segundo a Luna con mi mamá y fui a la tumba de Annie. Camila se habia alejado a tomar agua.

Justo a su lado, estaba la de Jason.

Me paré en el medio de ambas y suspire.

- Ustedes no merecían esto...

Las lágrimas bajaron.

Odio llorar. Pero no puedo hacer otra cosa.

Annie y Jason eran la pareja perfecta. Una versión mas pequeña de Camila y de mi. Ellos lo eran todo y... A la vez nada.

- Los amo...

Me robé unas flores de unas plantas del cementerio y se las dejé en sus respectivos lugares.

Fui donde estaban Camila y mi familia. La abracé y besé su frente.

- ¿Vamos a casa?

Asintió. Tomé a Luna en brazos y caminamos a la salida del cementerio.

Iba a quedarme estos días con ellas. Camila necesita apoyo y ahí voy a estar. Por mas que yo le haya hecho la vida imposible, no la dejaré sola en un momento así.

No la dejaré sola jamás.

Un corazón en JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora