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17 años y medio después...

Narra Luna.

- Luna...

Salte de la cama. Me habia asustado. En si, me escondía

- ¿Si?

- Freddy murió. Lo asesinaron y acaban de avisarnos.

Sonreí. Mi plan habia funcionado a la perfección.

- O sea que somos libres...

- Eso nos debe decir Kirah, pero creo que si.

Wendy, una de mis compañeras, se fue. Me vestí y fui tras ella. Seguramente harian una reunión para ver que pasaba con nosotros.

Éramos mas de 1.000 chicas y 1.500 chicos. Distribuidos a lo largo del país, vendiendo droga y prostituyéndonos. Después de los 18, dejé de ser virgen y me metieron a prostituirme.

Estoy casi por cumplir 21. Y la verdad, mi vida fue un maldito asco. Sólo tuve 5 años de paz y tranquilidad. Donde estaban mis padres y mi hermano o hermana quien en ese tiempo ni habia nacido.

¿Seguiran vivos? Los extraño tanto...

Kirah, la mujer de Freddy, se acercó a mi.

- Eres libre. Vete, con tu familia. Donde siempre debiste estar.

Ella ha sido como mi madre durante estos 17 años y medio. Ella me cuidó, me daba de comer, me ayudó cuando desarrolle, me hizo cumplir todos los estudios y tal.

Nada que ver a la lacra asquerosa de su marido.

- Gracias...

La abracé.

- Ve, ve, eres libre.

Me despedí de todos y salí corriendo del lugar donde estabamos.

Recordaba apenas mi dirección. Por eso, caminé y caminé. Cuando divisé el jardín al que asistía, supe que estaba cerca.

Empece a llorar. Si bien ya soy una mujer, necesitaba a mi familia. Y sino, volvería con Kirah.

La casa estaba exactamente igual.

Me acerqué a la puerta y toqué el timbre.

Acomode mi vestido. Era el único que tenía. Muy ajustado y corto.

Un chico abrió y me miró.

- ¿Si?

- Hola... ¿Aqui viven o vivían Camila Motta y Juan Londoño?

El chico me miró nuevamente y sonrió.

- Claro... Son mis papás. ¿Que desea?

- Yo... Yo soy Luna... Yo...

Las manos me temblaban.

- Luna...

Murmuró.

- Un segundo...

Se fue hacia adentro de la casa. Al ratito apareció él... Las arrugas apenas notorias en su rostro y sus ojos llenos de lágrimas.

- Lunis...

- Papá...

Me acerque y lo abracé con toda la fuerza que mi cuerpo permitía. Lo extrañe demasiado.

- Princesa...

Me alejé un poco.

- Te busqué tanto y... Dios...

Sequé mis lágrimas y sonreí.

- Acá estoy... Estoy bien...

Sonrió.

- Ven...

Entré junto a él. Seguía todo igual a cuando me he ido. Bueno, cuando me llevaron.

- Él es Ian Jason Londoño, tu hermano...

Se acercó y me abrazó.

- Papá me habló mucho de ti...

Me aleje.

- ¿Y mamá?

- Murió en el parto de Ian.

Me quede helada. Mire a Juan y a Ian. Ambos rieron a carcajadas.

- Está duchándose.

- Debiste ver tu rostro.

- Eres un idiota Ian. Me asuste en serio.

Dejó de reirse y me miró.

- Oye... No pareces muy cómoda con esa ropa. ¿Te presto una camiseta?

- Eh... Mejor me quedo así. Gracias de todas formas.

Fuimos al sofá y nos sentamos los tres allí.

- Imagino que haz vuelto para quedarte...

- No quisiera molestar... Bueno yo... Ya soy grande y debería conseguir un trabajo, una casita...

- Acá tenés tu habitación, esta es tu casa. Y trabajo tenés en mi empresa.

Traté de sonreír.

- ¿Y la música?

- Ahí -Rió- Canto mucho menos... Ya no soy tan famoso, sigo siendo yo. Maluma fue parte de mi juventud y ya... Ya no estoy para eso.

- Y nunca me subiste a un escenario. Eso duele.

- Dolía buscarte...

- Si... Cierto.

Suspire.

- Aunque hago algún que otro concierto aun... Quizá puedas subir.

Sonreí.

- Si... Puede ser.

Miré nuevamente la casa. Seguía siendo preciosa.
Al fin en casa... Al fin...

Un corazón en JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora