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Narra Lourdes.

Semana y media después.

- ¡Cami! ¡Alcanzame la toalla porfa!

Busque las toallas y se las llevé a Juan.

- Ahora que hablas, nadie te frena eh.

Rió.

- Dame eso.

Sacó las toallas de mi mano.

- Preparate asi te llevo al trabajo.

Me quité su camiseta y puse mi ropa nuevamente.

Si lo piensan, si, pasé otra noche con Juan.

Bueno... Desde que lo han golpeado y me dediqué a ayudarlo, no me he ido. Casi vivimos juntos. Obviamente, Annie detrás de mi.

Juan se ha recuperado bastante. Le quedan algunas marcas pero ya no le duele tanto y ahora puede hablar y comer normalmente. Y yo... Nada que decir.

Raúl ha vuelto a viajar. Hablamos cada tanto, ahora que sale con Sara oficialmente. La conozco un poco, cuando hacemos videollamadas ella se mete a hablar conmigo. Me cae bastante bien y por lo visto le hace bien a Raúl. Eso me alegra.

Y yo que me alegro.

Bueno ya. Este hombre en el año que estuvo conmigo me ha contagiado muchas cosas, hostia.

- Vamos princesa.

Juan me abrazo, agarró sus maletas y salimos de su departamento.

- ¿Me avisas cuando llegas no?

- Obviamente. Ya sabes, volveré en unas cuantas y largas semanas.

- ¿Hablaremos cada día cierto?

- Cada tiempo libre que tenga, te llamaré.

Me dio un beso. Esto es tan irreal...

Una vez que llegué al bar, me dispuse a trabajar.
Iba a extrañar a Juan. Sus giras son muy largas y ahora que estamos juntos es algo... Difícil.

Natalia... Bueno, aparece cada tanto. Juan se entero lo que ya suponíamos y era que nunca dejó al tal Bruce. En fin, no hay noticias de la criatura que lleva en su vientre.

Después de trabajar, fui a casa. Annie se ha estado quedando en casa de Jason estos días. Parece que las cosas van en serio. Y demasiado.









Los días fueron pasando. Asi como días, semanas y demasiado largas y hasta unos dos o tres meses. Nada interesante... Hasta ahora.

Estaba trabajando. Mi celular sonó y atendí.

- ¿Hola?

- Hola mi amor...

Sonreí.

- Dame un segundo.

Atendí a la gente y luego seguí hablando con Juan.

- ¿Cuando vas a estar acá?

- No lo se... Falta.

- Te extraño...

- Yo también hermosa. Ya falta poco igual. Quiero abrazarte, llenarte de besos y estar contigo.

Sonreí.

- ¡Cami!

- Debo irme, me están llamando... Te amo, Juan Luis

- Yo a ti princesa.

Corté la llamada y fui a trabajar. El resto de mis compañeras estaban hablando de vaya una a saber qué.

- A la orden ¿Que le sirvo?

Le pregunté a un tipo, morocho tanto de piel como de pelo.

- Una gaseosa...

Agarró una de mis manos, la cual tenía un anillo que me regalo Juan.

- Y pues... Tu nombre.

Me solté de inmediato.

- ¿Dietetica o normal?

- Una chica como tú no tiene que andar con unos peladitos como ese, necesitas un hombre como yo.

JAJAJAJAJAJA JAmás

- ¿Dietetica o normal?

Sonrió.

- Dietética.

Agarré la lata de gaseosa y se la di.

- Abonar en caja.

Me fui a la cocina para tomar agua.

Esto era raro... Pero no creo que pase nada...

Un corazón en JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora