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Narra Juan.

Día 26...

- Hola...

Besé su mejilla. Sonrió y suspiró.

- ¿Como estás?

Subí mis hombros e hice una mueca.

- Normal, supongo...

Me agache a la altura de su vientre y deje un pequeño beso allí.

- Hola pequeño...

Pateó. Sonreí y pasé una mano por allí.

- También te extrañe bebé... Aquí estoy.

Sentí cómo se movía.

- Espero que te dejes ver hoy...

Me levante y volví a ver a Camila.

- ¿Y tú como estás?

- Mas o menos... No me he sentido muy bien. Me sube la presión.

- Y no puedes tomar nada.

- No...

Suspire.

Entramos al consultorio. Ella se fue a la camilla y comenzaron con la ecografía. Se escuchaban los latidos y se veía todo perfecto.

- ¿Se deja ver?

Preguntó Camila viendo el monitor.

- Algo... Parece ser un niño...

El bebé se movió y pudo verse bien.

- Exacto. Es un varón.

Sonreí, Camila igual.
Luego de eso, salimos de la clínica.

- ¿Haz venido en taxi?

- En realidad, en bus. Tengo la camioneta rota y el coche lo llevó Mamá a pintar. Tampoco tengo mucho dinero.

- Te llevo a tu casa.

- Puedo volver en bus, gracias...

- Dije que te llevo.

Suspiro y subió al coche.

- ¿Annie como está?

- Mejor. Ya va a dejar la silla.

Asentí y seguí manejando.

- ¿Y tu como estás?

- Ya dije, normal. Estos días me estoy quedando en casa con Mamá y Manuela. Papá se fue de viaje con sus amigos. Al menos no estoy tan sólo.

- Pensé que seguias en eso que...

- No. Ya aprendí que por culpa de un polvo puedo perderlo todo. Además, no tengo ánimos de nada. Apenas pasaron dos semanas.

Asintió.

- Oye yo... No quiero que tengamos una mala relación con respecto al bebé...

- Yo tampoco Camila... Por eso llamé el otro día, quiero hacerme cargo. Bien o mal, quiero encargarme de él.

Sonrió.

- Y respecto a nosotros...

- No importa -Interrumpí- No quiero seguir haciéndote daño.

- Sólo... Dame tiempo. Te amo y me duele esto que está pasando.

- Yo también. Se que es mi culpa pero te entiendo...
 
Llegamos a su casa. La ayude a bajar, ya que con su vientre le cuesta un poco.

- Gracias por traerme.

Sonreí y besé su mejilla.

- Oye... ¿Mañana haces algo por la tarde?

- Nop. ¿Por?

- ¿Quieres ir al cine conmigo?

Sonrió.

- Bueno. Hablamos para arreglar el horario.

- Dale. hablamos luego.

Me despedí de ella y me fui a casa.

Al menos quiero que nos llevemos bien. Por el bebé.

Un corazón en JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora