Capítulo 13: Verdades

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Sabíamos bien donde nos encontrábamos, y que debíamos comportarnos, pero esas ganas de romperle la cara no se me iban, y creo que, por la expresión de sus ojos, tan afilados como siempre, a él tampoco. Pero aun así mostré algo de madurez, y me dirigí lo más tranquilo posible al chico rubio.

—¿Qué se supone que es esto? —pregunté con un desgane increíble.

—Antes de responder, quiero presentarme —tosió un poco y luego se aclaró la garganta—. Me llamo Louis Parisi, legal heredero de la familia Parisi. Espero que podamos llevarnos bien —nos dedicó una sonrisa, y seguido de eso, vinieron las primeras impresiones: mi cuerpo empezó a temblar y mi dedo se levantó con dificultad para luego señalarlo. Si era cierto, entonces... ¡estaba frente al hermano mayor de Lili! ¡Cómo podía ser esto! Estaba claramente seguro que no tenía hermanos, o al menos eso me habían hecho creer.

—¡No es posible, Lili no tiene hermanos! —le grité.

—Pues aquí estoy, ¿no? —dijo con cierta diversión.

—No entiendo qué tiene de sorprendente —ese imbécil no comprendía la gravedad del asunto, quizás también era porque ni se había molestado en investigar más a fondo sobre la familia de la persona a la cual pretendía.

—Tranquilo Dalton, no es para tanto. Es como dice Gael, no es nada sorprendente —se le escuchó decir a ojos cerrados con cierta ironía. ¿Me estaba tomando el pelo? Muy pronto yo fruncí el ceño y le quedé mirando con un disimulado desprecio. ¿Entonces todos estos años estuve hablando con el hermano de ella sin darme cuenta de nada?, si era así, no era de extrañar que supiera tanto de su persona. Ahora mismo, me encontraba en la situación en que no podía preguntarle cosas tan a la ligera, y menos con ese sujeto ahí presente, así que optaría por crear ciertas indirectas. Por más que el morocho supiera que yo seguía a Lili, no podía hacerle saber que también tuve contacto con su hermano, debido a que no estaba seguro de lo que era capaz, por lo que vi mejor ser prudente, así que esperaba que captara Louis mis insinuaciones.

—A todo esto... —interrumpió el desgraciado antes de que yo entrara en mi estrategia— por lo que llego a ver, ustedes dos se conocen. No puede haber tanta confianza entre dos sujetos que apenas se han visto y se han presentado ahora mismo —al parecer, él no era tan tonto como lo aparentaba; y yo que pensaba que era menos avispado. Iba a inventar algo, pero Louis me ganó en la jugada.

—Puedo explicarlo, nos conocemos simplemente de vista. Lo he ayudado en algunas ocasiones, pero nunca hemos tenido tiempo de presentarnos correctamente —le explicó, aunque eso que dijo no era del todo mentira, en realidad, era completamente verídico.

—Aun así, me parece muy extraño. ¿En qué clase de cosas le has ayudado? —parecía que quería ir más al fondo del asunto, y allí temí que él dijera algo que pudiera calificarnos de peligrosos, así como lo hicieron mis amigos conmigo.

—Pues... —pero antes de que él dijera algo, Lili, la luz de mis ojos, apareció con una bandeja de galletas entre sus manos.

—Louis quería que... oh, ¿han venido más visitas? —preguntó, y al parecer, logró sorprenderse con la presencia de Gael, pero más que nada, con la mía. Llegué a notar que me miró fijamente unos segundos, y que la vergüenza invadió tiernamente sus mejillas, lo cual me llamó la atención, así que mi rostro formó una expresión ligera de inquietud barriendo con la seriedad antes dicha.

—Sí, Dalton tuvo que venir más temprano porque tenía cosas que hacer más tarde, y Gael nos vino a visitar —Louis le echó una mirada al pelinegro sonriendo—. Y además quería hacer nuevas amistades al parecer —con eso último que había alegado, despertó en mí la inquietud. ¿Qué estaba interesado en hacer nuevos amigos? ¿Alguien como él? Ese sujeto era un abusador de primera; era imposible que hubiera reales intenciones de su parte al respecto. Aun así, no dije nada, y dejé que ese sujeto siguiera hablando.

Soy un temerario mi amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora