Capítulo 30: "Irresistible"

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Quizás sí era verdad que mañana me deprimiría en el funeral de mis padres, pero lágrimas... no creo que vaya a poder derramar. Bueno, esa era mi idea en lo que me dirigía a casa en la limusina privada de Louis, además, los que estábamos ahí dentro, cada uno se encontraba en una esquina diferente, pues el auto era lo bastante amplio, y eso permitía que nos distribuyéramos a nuestro gusto. En cualquier caso, el motivo de que estuviéramos regresando en uno de sus ostentosos vehículos, era que el rubio temía por nuestra seguridad (sí, por la mía también). A pesar de que había sobrevivido, no quedé muy bien; me dolía la espalda, y un poco la cabeza; probablemente los golpes que me dieron me afectaron más de la cuenta, eso, aun cuando fui atendido dentro de una de las Van. De aquella confrontación, yo era el único que había resultado lesionado, puesto que Louis no había sufrido ningún rasguño.

En lo que llegábamos a la casa, me daba vueltas la idea de cómo es que debería comportarme mañana, más que nada porque me daba curiosidad... a quiénes había invitado aquel chico al funeral. Era sabido que no pude hacer nada desde un comienzo, así que los preparativos quedaron en las manos del "Lobo Blanco"; aún tenía que preguntarle por ese apodo.

Al llegar a la casa, cada uno bajó por la puerta que tenía más cercana, aunque yo tardé más debido a las punzadas que sentía en mi espalda.

—¿Quieres que te ayude a bajar? —me preguntó el trajeado de blanco. Yo por mi parte desvié la mirada, y un poco cansado dije.

—No hace falta —pero, aun así, el muy maldito, me tomó de la mano y me ayudó a salir. Sin embargo, eso no fue lo peor, lo que vino después sí que lo fue, ya que en lo que Lili se alejaba de la limusina, Louis me apretó contra él y me sujetó con una de sus manos de la cabeza. Yo intenté alejarme, no obstante, me dolía mucho la espalda como para llevar adelante semejante hazaña, y finalmente, ocurrió lo que menos me esperaba. Tal como cualquiera pudiera imaginarse: un beso. ¡Sí! ¡Un maldito beso de ese bastardo! No tenía nada contra Louis, aun así, tenía unas vivas ganas de reventarlo. A pesar de que él sabía mis sentimientos por su hermana, ese sujeto ahí estaba, violando mi espacio personal más de lo debido. En respuesta, yo me agarré de sus hombros para hacer contra fuerza, y aun con el terrible dolor de mi espalda, me zafé de ese beso repentino—. ¡Te voy a matar! —dije entre dientes completamente avergonzado; estaba tan molesto que temblaba de la rabia.

—Bueno, eso me debías como mínimo por haberte salvado, ¿sabes? —me sonrió descaradamente, e incluso, en su tono tenía un cierto toque de burla.

—¡No te voy a perdonar esto! —lo iba a insultar, pero de repente, ese jodido fue más rápido que yo y me robo otro beso. Esta vez fue más corto que el anterior, y me cayó por completo la boca. Estaba ahora tan mareado y asqueado, que no podía creer que me había borrado los rastros de mi dulce Ángel, por eso fue que me desplomé sobre el suelo cayendo arrodillado, y tapándome la boca con una de mis manos—. Hijo de... —decía tembloroso tratando de salir del shock mientras el otro simplemente se echaba a reír. Ahora que lo pensaba, lo hizo mientras su hermana estaba cerca de nosotros; ¿nos había visto acaso?

—Tranquilo Dalton. Ahora vamos adentro, ya que la noche se está tornando más fría —cuando me dijo eso, lo miré con furia, y entonces me puse de pie enseguida para luego empujarlo muy fuerte, lo cual provocó que se cayera al piso. Él me miró sorprendido desde su sitio, y luego me alejé en lo que iba hacia el umbral de la casa. Al dar con mi objetivo, vi allí a Lili, que, al cruzar sus orbes curiosos con los míos, inmediatamente viró a otro lado.

—¡No vi nada! —dijo con aparente nerviosismo. Ahí fue cuando me puse azul, pues entendí que quizás había llegado a presenciar lo que pasó.

—¡Lili no es...! —antes de finalizar mi frase, ella me interrumpió encogiéndose de hombros para luego gritar.

—¡Realmente no vi nada! —después de cerrar unos instantes ella misma los ojos se fue corriendo dentro de la casa, lo cual hizo que me sintiera realmente mal. ¡Ella lo había visto!

Soy un temerario mi amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora