Capítulo 59: "Reto"

20 3 0
                                    

Muchas veces la vida da unos giros inesperados, dejando así en jaque a muchos individuos desorientados, y también, lastimándolos profundamente hasta el punto de no poder volver a vivir. Sin embargo, hay excepciones, y una de esas soy yo.
Ahora mismo, los amigos a los que tanto aprecié alguna vez, estaban justo a mí lado aferrándose con fuerza a nuestro destino enredado, y eso me motivaba más a mantenerme de pie en una situación así. Pero en este instante, de lo único que me lamentaba, es que Louis no estuviera con nosotros, pues era un momento tremendamente sorpresivo, ya que no nos esperábamos que el padre de Gael apareciese.

—¡Porqué has venido! —dijo desesperado aquel sociópata, quien no parecía tener ganas de suspender su atrevida maniobra.

Inmediatamente, el hombre mayor, entre cerró los ojos mirando a su desafiante hijo, y con bastón en mano se acercó a él para luego golpearlo con éste en la cara, y por supuesto, no escatimó en fuerza, por lo que derribó a aquel patán. Ante semejante escena, nos sorprendimos, ya que estaba seguro de que todos pensábamos que había venido exclusivamente a apoyar a su heredero, no obstante, la situación se daba de otra manera.

—No tienes vergüenza. ¿Armar una guerra con otra mafia sólo por una chica? —según sus palabras... su padre estaba enterado de todo lo que Gael había hecho. Por mientras, los secuaces de ese idiota parecían estar aterrados, y por lo tanto retrocedieron, dándonos a entender que abandonaban a su autoproclamado jefe.

—No me importa —escupió algo de sangre, pues su labio se encontraba partido ante el trato de su padre, y no tardó en ponerse de pie mientras llevaba lentamente una palma detrás de su espalda—. ¡Yo acepté el legado de la familia Miracle! ¡Ya no puedes detenerme, y voy a hacer lo que yo quiera! —los ojos desorbitados del pelinegro remarcaban su locura, e incluso hizo encoger a todos los que estábamos presentes por semejante expresión.

—Eres un mocoso —gruñó su padre.

Mientras observaba desde cierta distancia, fui testigo de cómo Gael sacaba de detrás suyo una daga, y con ella se abalanzó contra su agresor con la clara intención de desgarrarle la garganta. No obstante, el tipo que era más experimentado (en mi opinión), lo esquivó echándose hacia atrás, para luego, tomar la cabeza de su hijo con una mano y apretarle ésta hasta hacerla crujir. Inmediatamente el que lo desafiaba gritó de dolor, por lo que, al momento siguiente, ese idiota soltó el arma e instintivamente se llevó ambas manos a la cabeza.

—¡Tu hermano es mucho más apto que tú, y lo sabes, lo ha demostrado! —aseguró, pero el otro no parecía querer entrar en razón.

—Davis... ¡renunció a la mafia hace mucho tiempo! —se defendió él a duras penas—. Es patético que aún pienses que él va a volver —no podía ver desde la posición que me encontraba las expresiones que Gael hacía después de decir esto, aunque estoy seguro de que soltó una leve risa entre jadeos—. ¿Y sabes qué es lo mejor? —ante esa frase, su progenitor entre cerró los ojos—. Estoy seguro que para estas alturas ya debe de estar muerto, y no sólo él, sino que también aquel estúpido al que hacen llamar el "Lobo Blanco".

Las palabras lastimeras de aquel enfermo mental, nos había dejado mudos por un leve momento a mí y a mi mujer. Siendo más concreto, aquello se transformó en una sensación de haber caído en un vacío tan profundo, que me hizo hasta temblar. No sabía si Lili se sentía de la misma manera que yo, aunque seguramente ella se encontraba aún más afectada desde mi perspectiva. Por otro lado, al reaccionar, apreté mi puño con enojo y enseguida me dirigí a él.

—¡Si llega a pasarle algo a mi cuñado, te aseguro que te la cobraré caro! —dije sin pensar, ante lo cual él simplemente rio más alto, haciendo quizás, caso omiso al dolor que podría él mismo sentir. Sin embargo, su padre le puso un alto, y enseguida lo golpeó en el estómago, y a raíz de esto, el tarado se calló la boca repentinamente para luego caer arrodillado. En lo que se veía sufrir al mal nacido, Bon con mucha calma sacó un cigarro de su bolsillo, y lo encendió después de acomodarlo entre sus labios.

Soy un temerario mi amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora