Capítulo 41: "Baja y Alta; ¡Concurso!"

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Esto no era bueno; ¡definitivamente no era nada bueno! Quién iba a imaginar que de todas las personas con las que nos podríamos haber topado en semejante lugar, nos encontraríamos con aquel tarado junto a su prima; ¡esto ya no tenía ni pies ni cabeza!

—Iré a hablar con ellos —me anunció Louis, pero yo inmediatamente lo tomé del brazo evitando así que avanzara por delante de mí.

—¿Te has vuelto loco? —le grité, y sin darme cuenta, capté la atención de algunas personas a nuestro alrededor, aun así, él sólo sonrió y me contestó.

—No te preocupes, aquí hay mucha gente como para que se arme una terrible masacre —su respuesta me hizo poner más nervioso, y yo aún no me había familiarizado con el tema de que no sabía defenderme, además, estaba el insignificante detalle de que el otro también pertenecía a un grupo que quería matarme, o más bien, matarnos.

—Te lo vuelvo a repetir. ¿Te volviste loco? —el sólo se echó a reír, y me vi obligado a soltarlo del brazo cuando una chica nos habló. En cuanto giré mi rostro hacia la persona que se dirigía a nosotros, descubrí que era Lulubel.

—¡Hey chicos!

—¡Hey! —respondió amistosamente Louis en lo que levantaba una mano. Yo por mi parte lo miré mal a él, y luego observé a la muchacha.

—¿Qué rayos haces tú también aquí? —le dije casi refunfuñando.

—¿Qué clase de tono es ese? —ella infló sus mejillas haciendo una voz fingidamente enternecedora—. Vine con mi primo a participar del concurso —canturreó, y luego volteó hacia donde estaba Gael, quien ahora nos observaba con cierto desdén.

—Parece que está de mal humor —mencionó el rubio.

—No, hace tan sólo un rato estaba contento de venir a despejarse aquí.

—¿De qué hablas? ¿Ustedes son idiotas? ¿No ven que es porque estamos aquí que el otro tarado nos mira así? —rodé los ojos evidentemente irritado.

—Tranquilo, Dalton, no vinimos a pelear —el hermano de Lili trató de calmarme.

—¿Cómo quieres que me calme? Deja de hacer como si no pasara absolutamente nada. ¡Vives completamente despreocupado! —le reproché, y sin saberlo, ahora Gael venía a donde nosotros, pero no sólo él, sino que también Lili, quien ahora portaba su traje de baño dividido en dos piezas, el cual era blanco y con puntitos violáceos.

—Chicos, ¿otra vez peleando? —dijo mi amada asomándose entre nosotros, y al ver que estaba Lulubel, ella la saludó—. ¡Hola Lulu! —le dijo feliz—. No pensé que te vería por aquí.

—¡Sí, sí, ha sido toda una casualidad! —entre ellas se pusieron a parlotear, lo cual era extraño, aunque de todas maneras yo me relajé un poco, bueno, hasta que llegó ese desgraciado.

—Su presencia está empezando a arruinar el ambiente, por lo que espero que hoy regresen temprano a casa —tenía que ser este pendejo; lo odio.

—¿Y si no tengo ganas? —le respondí. De pura suerte no recibió un insulto de mi parte, sino unas sutiles palabras que expresaban sólo un trozo de lo que sentía realmente por él.

—Mira, Dalton Alvey, no me provoques. Hoy estoy tratando de ser amable con ustedes, eso, sólo porque hoy decidí pasar tiempo con mi prima, y dejar un poco los asuntos de matarte a un lado.

—Pues no parece, además, no me interesa qué estás haciendo tú aquí, y mucho menos me voy a ir; ándate vos si quieres —lo increpé.

—¡Hey, hey, hey! Paren ustedes dos, no quiero ver derramarse sangre a estas horas, y menos frente a mi hermana —advirtió Louis en lo que se ponía en medio.

Soy un temerario mi amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora