Capitulo 11

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  Abrí la boca para responderle pero mi chico colocó una mano en mi pierna para que me quedara callada.

—Ya hay un cronograma para eso, en realidad. —Respondió el rey.

—Él tiene razón, y tú no estas anotada y jamás lo estarás. —Dije rápidamente, sonriéndole falsamente.

— ¡Mal! —Me regañó mi madrastra, me encogí de hombros.

—Lo lamento, pero es cierto. —Añadí entonces.

—Pero podemos cambiar turnos para que ella también pueda pasar tiempo con su prima...—Sugirió Aurora.

  Cállate, estúpida, pensé.

—Eso no va a pasar. —Afirmé segura. Esta situación me estaba sacando de mis casillas, pero de ninguna manera iba a armar una escena frente a mi hija. Tenía que ser un buen ejemplo para ella y lo sería. —Cariño, llévale a Alex a la señora Potts.

—No Ben, yo lo haré. —Sugirió mi sobrina.

— ¡Tú no te metas! —Gruñí.

 Audrey, estas acabando con mi paciencia.

—Mal, eso no es necesa...—Empezó el rey, pero dejó de hablar cuando lo miré seria, mis ojos empezaron a brillar.

— ¡Te dije que se la lleves! —Grité, interrumpiéndolo, haciendo que la princesa se sobresaltara y me mirara asustada.

— ¿Mami? —Murmuró, abrazando a su padre.

—No llores, tesoro, vamos, la señora Potts te preparó galletas. —Dijo él, cargándola y levantándose de la mesa.

—Que sumiso. —Exclamó mi cuñado, Aurora lo golpeó.

  Nadie me dice qué hacer o que no en mi casa.

—Mal, tienes que darle a Audrey una oportunidad... —Habló mi hermana.

—Ya le he dado demasiadas. —Mentí, seria.

— ¡Eso es mentira! ¡Nunca me diste una mierda! —Intervino la castaña.

—Ese vocabulario no es apropiado de una dama, querida. —Le recriminó Lea, observándola con seriedad.

—No me mientas, yo sé que no le has dado ninguna, pero ella sí merece tener oportunidades con su prima. —Insistió la rubia.

— ¿Y para qué se las daría? ¿Para que le haga a mi hija todo lo que a mí me hizo? No digas estupideces, estas perdiendo la cabeza. —Alcé la voz.

—Mal, no trates así a tu hermana. —Habló Stefan, lo miré.

—No te metas papá, sabes perfectamente que no soy la única en esta familia que piensa así, ¡la única que la quería sacar de la cárcel fue ella, todos los demás nos negamos ante esa estúpida proclama! —Dije señalando a Aurora, mientras mis ojos brillaban con más intensidad.

— ¿¡Por qué no pueden ver que ha cambiado!? ¡Confíen en ella! —Prosiguió la chica a la que mi madre había hechizado hace años.

—Si realmente hubiese cambiado, no desaparecía para merodear por mi casa cuando yo no estoy. —Repliqué.

—Tranquilícense todos por favor...—Intervino el rey que acababa de volver, colocando sus manos en mis hombros.

— ¡Tú no me toques, ni siquiera tienes tiempo para cuidar a tu hija de esta arpía! —Le grité, él abrió la boca para hablar pero me soltó y volvió a sentarse.

Revenge & Cribs [P&C #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora