Capitulo 32

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 Apenas abrió, inmediatamente quiso cerrarnos la puerta en la cara pero fui más rápida y la detuve con magia, entonces ambas entramos.

—Vamos a hacerte unas preguntitas y más te vale decirnos lo que sabes...—Habló la pelirroja, cerré la puerta.

—Y si no lo haces, te destierro. —Añadí entonces.

—Mocosa ingenua, no puedes desterrar a alguien que ya ha sido desterrada...—Se rió la anciana, que se esforzaba por cubrir sus arrugas, aunque era en vano.

  Agh, mierda, he estado lejos por un largo, largo tiempo, pensé.

— ¿Has visto cosas raras durante los últimos días? —Cuestioné, observando el interior de la sala de estar que apenas estaba siendo iluminada por dos lámparas, pude distinguir algunos espejos rotos.

  Se ve que a alguien no le gusta ver su aspecto.

— ¿Eres estúpida? En esta maldita prisión en la que los patéticos de Auradon nos han metido suceden muchas cosas extrañas...—Masculló la mujer, que ni siquiera nos miraba ya que se estaba aplicando rubor, no sé cómo podía hacerlo si casi no se veía nada salvo por la débil luz de las lámparas.

— ¿Escuchaste a alguien llorar durante este último tiempo? —Dudó la hija de Drizella.

—Agh, tú no sales mucho de la peluquería de tu abuela, ¿no? Porque es obvio que si lo hicieras sabrías que aquí todos los niños lloran porque los hijos de verdaderos villanos, no como esta patética princesita, les roban. —Respondió Gothel, que ahora intentaba aplicarse brillo labial.

 Me recordaba mucho a la reina malvada, siempre se preocupaba más por su aspecto que por otra cosa. La diferencia es que la mujer que una vez había secuestrado a Rapunzel ya no podía hacer nada por verse decentemente presentable, suponía que era por eso que nunca salía de esta casa.

— ¿Has visto alguna muñeca que se parece a mí por algún lado? —Inquirí seria, entonces ella nos miró extrañada para luego acomodar su cabello.

— ¿Y qué demonios haría una muñeca tuya en esta pocilga? —Cuestionó, me estaba hartando.

  Algo sabe, la haré hablar por las buenas o por las malas, pensé.

—Oh, no lo sé...—Empecé, acercándome a ella. —Tal vez porque la maldita de tu hijastra secuestró a mi bebita. —Gruñí, observándola con odio.

— ¿Quieren un poco de té? —Intervino Dizzy, alejándome de esa anciana para evitar que le hiciera algo antes de que nos diera la información que necesitábamos.

—El té me lo voy a tomar cuando la encuentre. —Dije, volviendo a aproximarme hacia Gothel, apreté los puños. —Tienes dos opciones, vieja, hacemos esto por las buenas, o lo hacemos por las malas, así que dime ¿¡dónde mierda está mi hija!? ¡Voy a destruir todo este patético lugar si es necesario pero no me iré hasta que la haya encontrado! ¡Responde o si no...!—Alcé la voz.

—M, cálmate, así no lograrás nada, sabemos que la violencia está bien aquí pero así no la vas a hacer hablar...—Interrumpió la pelirroja.

—Yo soy la reina, puedo hacer lo que quiera, si quiero gritar lo haré, si quiero exigir respuestas también lo voy a hacer...—Mascullé molesta.

—Yo no te considero mi reina, nadie en esta prisión en la que tu suegro nos metió lo hace, la única gobernante de esta isla es Ariana...—Replicó la anciana.

 Mis ojos empezaron a brillar cuando escuché aquel nombre y justo cuando estuve a punto de hacer algo, nuevamente la hija de Drizella intervino.

— ¡Suficiente! Vámonos M, ella no nos dirá nada, esta mujer está más interesada en sí misma que en los planes de su hijastra, eso no me sorprende, fue un error haber venido, debemos irnos...—Interrumpió ella, tomando mi mano. Se volteó a ver a Gothel. —Ya no eres bienvenida en el salón de belleza, ¡siempre me rompes los espejos! Y para que lo sepas, ni todo el maquillaje del mundo va a lograr hacerte lucir hermosa otra vez, vieja decrépita e hipócrita. —Añadió, se acomodó el cabello y empezamos a caminar hacia la salida.

Revenge & Cribs [P&C #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora