Capitulo 22 [Parte 2]

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  Me vestí, me maquillé, me até el cabello en una trenza y me perfumé, guardé mi espejo mágico, maquillaje y demás cosas en mi bolso antes de salir de mi hogar.

 El hijo de Tontín no había visto ninguno de los mensajes que le había dejado, ni había respondido mis llamadas, pero sabía perfectamente que no iba a evitarme para siempre así que fui al único lugar en donde estaba segura de que lo encontraría: en su trabajo.

  Jamás había estado en una mina, ya que según mamá, ése no era el lugar en donde una princesa debía estar.

 Siempre había creído que una mina podía ser peor que cualquier lugar de la isla, pero al entrar en aquella cueva supe que me había equivocado.

  Había muchos mineros rompiendo las rocas para sacar aquellas piedras preciosas que solía usar para decorar mis atuendos, aquel ruido era algo insoportable, por lo cual me cubrí los oídos y seguí avanzando, buscando a mi persona favorita.

—Maldita sea, mi vestido se ensucia, agh, detesto las minas. —Mascullé al darme cuenta de que mi atuendo se estaba llenando de tierra.

 Es increíble lo que una está dispuesta a hacer por amor.

  Hasta que finalmente lo encontré: con un casco protector, sus lentes, su herramienta de trabajo y un carro lleno de piedras preciosas a su lado, se encontraba Doug, demasiado concentrado en lo que estaba haciendo como para notar mi presencia.

—Por fin te encuentro. —Murmuré.

— ¿Evie? ¿Qué mierda estás haciendo aquí?—Dudó él, extrañado al verme aquí.

— ¿En serio me lo estás preguntando? ¡Me estás ignorando desde la última vez que nos vimos! Ya no podía estar sin ti. —Repliqué.

— ¿No deberías estar con tu noviecito?—Gruñó el enanito, evidentemente celoso, aunque intentaba lucir indiferente pero no lo logró.

— ¡Hook no es mi novio!—Bufé.

—No me mientas en la cara. —Dijo el hijo de Tontín, serio.

—No te estoy mintiendo, ese maldito bacalao me tendió una maldita trampa. —Insistí.

—No quiero escucharte, por si no te has dado cuenta has venido a interrumpirme en mi trabajo, estoy ocupado. —Sentenció el chico antes de proseguir con lo que estaba haciendo.

—Entonces me quedaré aquí hasta que me oigas, lo digo en serio. —Afirmé.

—Se te está ensuciando más el vestido, hay ratas y mucho ruido que no soportas así que márchate de una vez—Exclamó él, mirándome de arriba hacia abajo.

—No me interesa. —Hablé.

—Hay demasiado ruido fuerte que tus oídos sensibles no toleran así que vete. —Prosiguió el enanito.

—No. —Negué con la cabeza, hasta que entonces me di cuenta de algo—: Espera, ¿te estás preocupando por mi? ¡Eso significa que todavía te importo!—Sonreí, esperanzada.

 Tal vez su amor era más fuerte que el dolor de una traición.

—No, no puedes estar aquí, en serio, debes irte ahora y no te lo voy a repetir. —Musitó Doug.

—No lo haré porque todavía te importo y sé que quieres escucharme. —Suspiré.

—Yo jamás dije eso. —Replicó el enanito pero justo cuando terminó de hablar, me acerqué a él de repente.

—Mírame a los ojos y júrame que no te importo, Doug. —Lo desafié.

—N-no, no puedo hacer eso. Me importas, Evie, por eso me duele tanto lo que me hiciste. —Admitió él, bajando la mirada.

Revenge & Cribs [P&C #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora