Revenge & Cribs [P&C #3]

Capitulo 5

Carlos.

  No podía decirles lo que había sucedido a mis mejores amigos, pues a pesar de que confiaba plenamente en ellos, no me sentía listo para hablar.

 Limpié mis lágrimas en cuanto la reina se fue y finalmente suspiré, no sabía a dónde se había marchado Jane pues iba a seguirla pero volví a buscar mi abrigo, ahora tenía que encontrarla.

   Me coloqué mi chaqueta y me levanté para dirigirme hacia la puerta pero Jay se interpuso.

— ¿A dónde crees que vas?—Cuestionó, alzando una ceja.

—A buscar a mi chica...—Respondí simplemente.

—Entonces vamos contigo. —Afirmó él pero negué con la cabeza.

—No, necesito hablar con ella a solas. —Aclaré.

—Considerando que te acabas de largar a llorar sin siquiera explicarnos por qué, no vamos a dejarte solo. —Insistió él, bufé.

—Carlos ya es lo suficientemente grande como para cuidarse solo, necesita privacidad, además tú me ayudarás con Alex. —Intervino la chica de cabello azul.

—Pero Mal nos pidió que lo acompañemos en todo momento. —Protestó el hijo de Jafar.

—Sí pero su hija es nuestra mayor responsabilidad y debemos protegerla. —Murmuró mi mejor amiga, empujé a Jay para finalmente marcharme del castillo.

  Empecé a caminar por la plaza, ése lugar me traía tantos recuerdos ya que allí la había invitado a nuestra primera cita, aunque todo era parte de nuestro plan para robarnos la varita, pero era una cita al fin y al cabo.

 La encontré sentada en una de las hamacas y suspiré, aliviado de que estuviera bien.

—Cariño, por fin te encuentro...—Susurré. —No debiste haberte ido así, me preocupaste.

   Ella ni siquiera me miró.

— ¿Sabías que Audrey, Harry y Uma van a salir de la cárcel?—Cambié de tema, esperando a que me diera una respuesta, pero eso no sucedió.

—Se está haciendo tarde y no estás abrigada, no quiero que te enfermes, ten. —Me quité mi abrigo y se la coloqué. —Vamos a casa, te extraño, Dude y los cachorros también te echan de menos, te necesitamos...

 Mi novia ni siquiera se movió.

—Jane, no puedes ignorarme por siempre. Tienes que hablar. —Me acerqué más a ella y la obligué a voltearse, me percaté de que tenía los ojos rojos de tanto llorar y se me rompió el corazón en mil pedazos, entonces la abracé y la escuché sollozar en mi hombro.

—Linda, sé cómo te estás sintiendo ahora mismo, yo me siento igual que tú aunque no lo demuestre pero alejarte solo empeora la situación...—Murmuré en su oído. —Ahora más que nunca debemos estar juntos.

—No puedo ni mirarte a los ojos sabiendo lo mucho que te he decepcionado. —Susurró ella sin dejar de llorar y negué con la cabeza rápidamente.

— ¿De qué estás hablando? No me has decepcionado, amor. —Aclaré mientras acariciaba su cabello lentamente.

— ¡Claro que sí! Porque lo único que siempre has deseado es formar una familia con muchos hijos que jueguen con los cachorros y yo no voy a poder ser la mujer que te cumpla ese sueño así que entenderé si me quieres dejar para encontrar a otra que sí pueda darte una...—Prosiguió la hija del hada madrina, sequé sus lágrimas rápidamente y la besé antes de que pudiera terminar la frase.