Evie.
Estaba terminando de arreglarme pero los nervios me impedían pensar con claridad, dejé de verme en el espejo mientras me desataba el cabello por enésima vez.
—Cariño, ¿por qué estás tan inquieta? Estas hermosa como siempre...—Mencionó mi chico, abrazándome por detrás.
— ¿¡Y cómo quieres que esté si Mal se ha ido!? ¡Es el día de su boda, en una maldita hora debe estar en el altar y no hay señales de vida de ella! ¡No sé si está muerta, si está viva, no sé nada de ella desde anoche! —Me quejé, separándome de él. Lo vi luchar con su corbata y reí levemente pues me daba ternura. — ¿Te ayudo?
— ¡Cálmate, mi amor! No puedes alterarte tanto, le hará mal al bebé, respira hondo. De seguro no le ha pasado nada, es tu mejor amiga, la conoces, no debe tener señal para comunicarte que está bien. Es el día de su boda, ella va a volver, Mal jamás decepcionaría a Ben...—Exclamó, masajeando mis hombros para tranquilizarme. —Por favor, esta cosa está endemoniada. —Murmuró mirando su corbata, negué con la cabeza antes de colocársela bien.
— ¡La conozco perfectamente, por eso sé que mientras su hija esté desaparecida ella no descansará hasta recuperarla! —Repliqué, alterada. — ¿Este vestido me hace ver gorda? Sé sincero.
—Oye, no sabemos si la ha encontrado, pero si de algo estoy seguro es que Mal lo ama y de ninguna manera faltaría a su propio casamiento...—Insistió, besó mis labios para calmarme, acomodó mi cabello. —No, linda, claro que no estas gorda, ese atuendo te queda perfecto. Ahora será mejor que termines de arreglarte mientras que yo iré a ver como está Ben, ¿sí? —Murmuró sonriéndome, él se acercó a la puerta.
— ¡Doug! —Lo llamé, entonces el hijo de Tontín volteó a mirarme. —No le digas que Mal se ha ido, no quiero que sufra más, ya ha pasado una de las peores noches de su vida y no quiero que se arruine el día de su boda.
Mi novio asintió antes de retirarse hacia el castillo de nuestros mejores amigos.
¿Dónde estás, M? Dame una señal de que estas bien, solo eso te pido, pensé, mirando una de las fotografías que tenía con ella en la mesita de luz, suspiré hondo, intentando tranquilizarme.
¿Estará bien la pequeña Alex? No hay manera de saberlo, al menos no hasta que Mal regrese...
Salí de mis pensamientos cuando escuché el timbre sonar y observé el vestido de novia de la reina de Auradon que se encontraba en mi cama ya que anoche lo había pasado a buscar porque habíamos dicho que yo la arreglaría desde antes de que mi sobrina fuera secuestrada por Audrey.
Suspiré hondo antes de abrir la puerta, inmediatamente abracé a la persona que se encontraba en frente de mí, ella me correspondió.
— ¡Mal! Volviste, mujer, estaba tan preocupada...—Dije rápidamente, me hice a un lado para dejarla pasar. — ¿¡Por qué demonios te fuiste así!? ¡No te atrevas a volver a asustarme así! Ben no sabe que te fuiste, no quería decírselo porque se pondría peor...
— ¡Evie! Estoy tan feliz de verte...—Ella me sonrió, entró, finalmente cerré la puerta, relamí mis labios lentamente. —Lo siento, E, realmente lo lamento, pero es que estaba desesperada, dejé que el dolor me cegara, quería encontrar a mi chiquita a toda costa, discúlpame en serio, jamás quise preocuparte...—Se disculpó antes de rodearme con sus brazos pero me separé cuando me di cuenta de que Alex, a quien mi mejor amiga cargaba, no dejaba de llorar.
— ¿Qué le sucede? —Cuestioné confundida.
—Supongo que estar en la isla la alteró, no está acostumbrada a esa vida, no sabes lo mucho que me costó encontrarla...—Respondió la futura esposa del rey de Auradon, miró a su hija. —Tranquila princesita, ya estas a salvo, estas en casa...—Susurró sonriéndole, pero la pequeña le tiró del cabello.

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Revenge & Cribs [P&C #3]
FanfictionRevenge & Cribs 《Ain't you ever seen a queen be a bad bitch?》 Mal, Evie, Jay y Carlos han encontrado la felicidad en Auradon. Luego de cinco años, cada uno está formando su familia, confiando plenamente en que están viviendo sus sueños en su vida...