Revenge & Cribs [P&C #3]

Capitulo 30

 Entré a la sala de estar y me acerqué al trono de mamá, bueno, al menos era mío ahora, al igual que todo esto.

  Fruncí mi ceño al ver que en uno de los estantes en donde la emperatriz del mal solía guardar pociones para hechizos y demás, ahora habían fotos suyas con otra chica.

—Al parecer, mamá no perdió el tiempo cuando me fui por primera vez...—Murmuré apretando los puños, yo me había ido para cumplir su misión y ella me reemplazaba así, pero ya no me importaba eso, porque al fin y al cabo mamá ya no estaba. Pero sin embargo mis ojos brillaron, porque supe que en algún momento la señora de la oscuridad quiso a alguien, pero no fue a mí. Salí de mis pensamientos cuando escuché un ruido, entonces me volteé. — ¿¡Qué mierda estas haciendo tú en mi casa!?

—Vaya, vaya, vaya, mira quien se dignó a regresar, creí que ya no lo harías porque tienes tu vida perfecta en Auradon. —Mencionó la castaña, mirando las fotos con una sonrisa.

— ¡No me respondiste lo que te pregunté! ¿¡Qué mierda haces aquí y por qué demonios tienes fotos con mi madre!? —Me crucé de brazos.

 Había muchos villanos en esta isla pero siempre existían las fallas, y esta chica es una de ellas, así que no le temía.

—Oh querida, han pasado tantas cosas desde que te fuiste por primera vez, verás, Maléfica nunca confió en ti así que acudió a mí porque siempre supo que eras una inútil, pero justo cuando estuvo a punto de conseguir lo que quería, arruinaste todo. —Me miró con rencor. —No sé para qué volviste, podrías haberte quedado con tu familia perfecta mientras yo conseguía la varita, pero no, quisiste quedar como la heroína asesinando a tu propia madre, dices que cambiaste pero siempre has sido la misma perra egoísta.

—Al menos yo conocí a mi madre, en cambio a ti te abandonaron, y no me digas que Gothel es tu madre porque ella y Facilier te adoptaron para usarte. —Repliqué, acomodé mi cabello. —No sabes cómo fueron las cosas, Ariana, no tienes ningún derecho a estar en mi casa.

— ¿Tu casa? Ay por Lucifer—La hermana de Freddie Facilier soltó una carcajada, negó con la cabeza. —Esto no te pertenece desde que nos traicionaste, desde que te volviste una de esas princesitas primorosas que tanto odiabas, te convertiste en lo que juraste destruir. —Dijo, acercándose a mí.

  Mis ojos empezaron a brillar.

 Ella siempre había sido una Perdida sin hogar, ni siquiera tenía lo que necesitaba para ser al menos una secuaz, no.

—Tú nunca perteneciste aquí, es decir, solo mírate, eres un intento de princesita con ropa de cuero y esa corona, no, ya no eres la reina de este lugar, no, ahora las cosas han cambiado. —Susurró, entonces me quité la corona y la arrojé lejos. —La que no tiene derecho a nada eres tú, Maléfica me ha dejado a cargo y no voy a fallarle, yo soy quien manda ahora, créeme, no te conviene meterte conmigo, mucho menos si te importa tu hija. —Prosiguió, mis ojos dejaron de brillar y entonces me percaté de que el collar de Alex estaba en su cuello.

  Esta perra tenía a mi chiquita, pero la mataría antes de que la lastimara.

— ¿¡Qué hiciste con ella!? ¿¡Dónde está!? —Grité, apretando los puños, la acorralé contra la pared mientras mis ojos volvían a brillar. —Habla o...

— ¿O qué? No olvides que yo tengo a tu princesita... —Susurró antes de chasquear los dedos, inmediatamente una energía oscura me arrojó al suelo.

 Magia negra.

  No se supone que ella pueda tenerla, no, es imposible.

—Pero ¿cómo...?—Empecé.