WREAK HAVOC | TEEN WOLF x THE ORIGINALS.

015.

capítulo quince.
(hora de fallecimiento).

Peter entro al su departamento con unas compras en mano. El olor a café llego a sus fosas nasales. Frunció su ceño al ver a Hayley parada junto a la gran ventana que había allí, mirando hacia afuera con una taza en sus manos.

—¿Cuantos años tienes? ¿50? Son las siete de la mañana de un domingo, Hayley. Deja de tomar café y ve a dormir como una holgazana de tu edad— al escuchar la voz de Peter ni siquiera se inmutó.

—Era lo único que había para tomar— contestó en un murmuró dándole un sorbo al café.

Escucho como detrás suyo Peter dejaba las bolsas.

—Al menos, toma algo como los adolescentes normales— la coyote se volteó al escucharlo curiosear en las bolsas.

Tomó el paquete amarillo y se lo tendió a Hayley. Sonrió de lado sin mostrar los dientes, mirando el paquete. —¿Como sabes que me gusta el chocolate?— Peter se encogió de hombros.

—A todos los niños les gusta—.

Hayley lo observo insegura, examinándolo con la mirada. Apretando los labios, extendió sus brazos y tomó el paquete en sus manos.

Sonrió de lado al reconocer la marca. Dejo la taza sobre la mesa.

—¿Que? ¿Ese no te gusta?—.

Hayley negó con su ceño fruncido, aún mirando el chocolate en sus manos. —Si, es que solo-— volvió a negar con su cabeza y la levantó con una pequeña sonrisa. Miro el paquete en sus manos. —Mamá me compra el mismo— dejo escapar una risita. —Cree que es verdad de que tiene calcio y todo eso— señaló el paquete vagamente.

Peter sonrió de lado y siguió sacando las cosas. —Así que... Saben la verdad— Hayley bajo la mirada cuando escuchó lo que había dicho el hombre lobo.

—Si— susurró con un suspiro, dejando el chocolate sobre la mesa.

—Quería decirte que-— Peter no pudo terminar de hablar porque el celular de Hayley sonó.

Gracias celular, me ahorraste una incómoda conversación.

—Hola, mamá— hablo en un murmuró Hayley.

Peter siguió acomodando cosas, pero ella sabía muy bien que estaba escuchando.

—Hey, hola. Em. Am. Yo— comenzó a balbucear Malia hasta que se calló con un suspiro. Hayley sabía estaba haciendo, había cerrados sus ojos y suspiro buscando las palabras correctas. —Necesito que me traigas ropa a la veterinaria. Estoy varada aquí, desnuda— Hayley miro a Peter, quien tenía la mirada gacha mientras fruncía el ceño concentrado.

—Yo-Yo no tengo ropa tuya— murmuró la coyote menor.

—Me he olvidado algo en lo de Scott, trae eso— Hayley cerró sus ojos y suspiro bajo la mirada de Peter.

—No... No estoy en lo de los McCall. Yo-eh. Yo me fui de ahí. No puedo soportar el olor a Scott— admitió la pequeña negando con su cabeza.

—¿Y donde estas ahora?— preguntó firmemente Malia.

Hayley miro a Peter unos segundos, examinándolo. Suspiro cerrando sus ojos. —Con Peter—.

Malia había tardado unos segundos en responder, no se escuchaba ni su respiración.

—Pero, ¿estas bien?— la coyote sonrió de lado.

—Lo estoy—.

Su madre volvió a estar en silencio sin saber muy bien que decir. —Sabes que tenemos que hablar, ¿no? De lo qué pasó ayer—.