Capítulo 9: Heterosexual.

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Mickey soltó un chillido cuando a Minho le cayó el rayo. Sólo atiné a reír ante su reacción. Pensé en que si Fletcher estuviese ahí, haría un comentario divertido sobre los ojos rasgados del actor. Sólo por diversión, y no de forma irrespetuosa.

El ojiazul estaba concentrado al cien por ciento en la pantalla grande. Sus labios entreabiertos, su ceño frunciéndose de vez en cuando ante alguna escena. Admirar su perfil era un buen pasatiempo, aunque intenté hacerme hasta atrás en mi asiento y sólo observarlo de reojo, para que no se diese cuenta.

La película ya había empezado hacía bastante, habíamos comprado entre risas las entradas anteriormente las entradas para The Maze Runner: Scorch Trials y compramos palomitas de maíz y algunos dulces, de los cuales ya no quedaban ningunos. Mickey se había acabado todos los dulces, diciendo que eran sus favoritos. Cualquier cosa con azúcar, en general. Él disfrutaba bastante del filme, aunque yo no podía decir lo mismo. Al descentrarme de la película al verlo a él, también comencé a notar a las personas que teníamos alrededor. En la misma fila, a mi derecha, había una pareja besándose como si no hubiese un mañana. A la izquierda de Mickey, una familia con pequeñines que no tenían ni el más mínimo interés en la película y lloriqueaban bastante.

Delante había un grupo de chicas que cuchicheaban constantemente, hablando de cuánto se babeaban por los personajes de la película. Y detrás de nosotros, un hombre al que se le cayó cinco veces ya su botella de gaseosa, la que rodó por debajo de mi asiento y me obligó a pasársela cada que se le cayera. Además de que reía por cualquier cosa. Y vamos, se trata de un filme de acción, no es comedia.

De todas formas, no podía permitirme ser negativo. La estaba pasando bien – relativamente – y hasta ese momento no había sido un mal día. Estaba con un amigo por el que comenzaba a sentir cosas, y el sólo ver sus reacciones, sus comentarios inocentes y sus expresiones, ese era entretenimiento suficiente para que me olvidase de las partes negativas del momento.

Recordé la primera vez que vi la película Más barato por docena. Recordé el momento en el que salían al cine en una cita, y sus padres los perseguían. Entonces, - y gracias a los métodos que aprendí de esa escena – se me ocurrió hacer el típico truco del bostezo para llevar mi brazo al respaldo de Mickey.

Lo sé, tal vez lo encontraría extraño, o tal vez no. Quizás lo vería como un simple gesto de bromance. No tenía nada que perder, ¿cierto?

Fingí el bostezo y estiré mis brazos al cielo disimuladamente, cuando mi bostezo concluyó mi brazo izquierdo comenzó a caer detrás de Mickey. Estaba sonriendo por mis ocurrencias cuando una voz me interrumpió.

- Oye, niño, el de los rulos – era el hombre en la fila detrás. Saqué rápidamente el brazo y giré la cabeza, molesto y aterrado por ser interrumpido. Mickey ni siquiera notó nada, él seguía concentrado en la gran pantalla. – Se me cayó mi botella, ¿me la pasas?

Bufé y mascullé maldiciones mientras me agachaba a mis pies. Cuando encontré la gaseosa me volteé para dársela al señor, quien ni siquiera me dedicó un simple "gracias". Y después de mi intento fallido de sentirme más cerca de Mickey, simplemente me resigné a sólo observarlo sin que se diese cuenta.

Sin embargo, en un momento, el rubio unió sus ojos azules con los míos por una milésima de segundo, hasta que algo en la película llamó su atención nuevamente. Le imité y miré la pantalla también, avergonzado. Entonces, acercó su cabeza hacía mí sin despegar sus ojos del frente. Me sentí incómodo y repentinamente nervioso al pensar que me había pillado en mi constante acoso visual.

- Esta parte está mal – comentó en un susurro. Me tensé. – Digo, leí los libros. La adaptación cambió muchas cosas – continuó y pude sentir algo de alivio. Al final sólo ignoró mi comportamiento extraño. Él seguía enfocado en la película.

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