Sentí una pequeña sacudida en mi hombro. Pronto comencé a sentir las sábanas bajo mi mejilla izquierda, tan frías como suaves. Mis párpados tardaron en levantarse, dándome una vista de la mujer frente a mí, que me regaló una pequeña sonrisa, aunque aún portaba aquel triste semblante.
Me reincorporé, dándome cuenta de que me había dormido sobre la cama de Mickey, cayendo mi cabeza a la orilla, justo al lado de su débil cuerpo.
No sabía cuándo me había dormido ni por cuánto tiempo. No me sorprendía, pues esa noche tampoco había dormido muy bien, ya que aunque mis ojos estaban cansados y secos, y se trataba de dormir en la cama de Mickey, no había podido hacerlo por más de unas horas.
- Iré a traerte un café, cariño – dijo con la voz ronca, seguramente su garganta doliéndole por el llanto anterior. Asentí, viendo cómo Marie luego se alejaba hacia la puerta y desaparecía tras esta.
Miré a mi alrededor. Todo seguía tan tranquilo como antes. La luz del Sol entraba apenas por entre las blancas cortinas a mi espalda, donde había una gran ventana. Los latidos de la máquina aún sonaban, pero no molestaban. El ambiente se sentía ligeramente fresco, pero permanecía en una agradable temperatura.
Mis párpados pesaban un poco, y mi estómago se sentía vacío. La noche anterior me había salteado la cena por falta de apetito, pero ahora me arrepentía. No había comido nada tampoco en todo el día, y según el reloj colgado en la pared enfrente ya eran las cuatro de la tarde.
Llevé entonces mi mirada de vuelta a la cama, observando el lindo rostro de Mickey. Aunque continuaba en la misma posición. No se había movido ni un centímetro. Su piel seguía tan pálida como cuando apenas entré en la habitación, y sus labios estaban cerrados bajo los pequeños tubos que se conectaban a su nariz.
Sentí su mano en la mía, la helada piel de sus dedos cuando los míos los envolvieron. Bajé mis ojos a aquella unión, sonriendo ligeramente ante eso. Podía sentirle, y era lo que importaba.
Su mano tampoco se había movido, y parecía tiesa en su lugar, aunque perfectamente endeble. La forma en la que se veía tan débil y vulnerable, encogía mi corazón. Pero no podía hacer nada, sólo esperar hasta que eventualmente despertara. Y no sabía cuánto tardaría eso.
De todas formas, me sentía tranquilo. Mi pecho ya no portaba tanto pesar. Quizás era porque la noche anterior me había liberado junto a aquellas lágrimas, y vaciado mi pecho. Tal vez era por estar junto a Mickey de nuevo. Poder verle, mientras con el simple hecho de hacerlo, recordaba todos aquellos momentos que compartimos. Sólo un mes, pero fue un mes de conocer a una de las personas más hermosas que vi en mi vida. Y estaba seguro de que Mickey simplemente lo valía todo.
En ese momento, algo me distrajo de mis pensamientos. Un sonido chocante, a mi espalda. Me di la vuelta sobre mi asiento, sólo para ver que un abrigo sobre el sofá se había caído al suelo. Supuse que era alguna chaqueta de Marie, de material anti-lluvia, por lo que era muy oportuno para la noche anterior.
Me alejé de la cama, apenas dos pasos para acercarme al sillón y recoger lo que había caído en el suelo. Me agaché, pero apenas dejé el abrigo de nuevo sobre los cojines color crema del sofá, otro ruido se oyó a mi espalda.
Pero este había sido diferente. Un pequeño gruñido. Un grave disparándose directamente desde la garganta de alguien. Mi corazón se aceleró cuando volví mi vista hacia la cama, y respirando pesadamente volví hacia su dirección.
Mi pecho se contrajo cuando vi que los ojos de Mickey estaban abiertos.
Me congelé, completamente pasmado. Estaba observando nuevamente el azul de sus ojos, sus largas pestañas sobre sus párpados abiertos. Su pecho comenzó a subir y bajar más rápidamente. Seguía igual de pálido, y las ojeras bajo su vista estaban igual de marcadas. Pero, sus labios volvieron a entreabrirse. Y en mi pecho sentí la repentina calidez que verlo me había provocado.
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SEPTIEMBRE📌
Подростковая литератураCarter Sherman tiene una vida aburrida, un trabajo típico y un compañero de piso al que quiere ocultarle su verdadera orientación sexual. Pero Carter tiene la suerte de que, el primer día de Septiembre, un chico se muda junto a su hogar. El chico al...