Capítulo 6

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AFINIDAD

Era primera hora de la mañana, todos los reclutas se encontraban caminando hacia el lugar donde siempre calentaban antes de comenzar con el entrenamiento.

Había amanecido algo soleado, todos agradecían aquello, pues al parecer el tiempo nublado ya había pasado y era mucho mejor entrenar con sol que con lluvia.

Ese día iban a empezar a entrenar más temprano de lo normal. Por ello, la mayoría de los reclutas tenían rostros aún de sueño.

Steve por su parte se encargó de lavarse el rostro con agua bien fría para evitar aquella cara de recién levantado.

Empezó con unos cuantos ejercicios de estiramiento, el entrenador no debería tardar.

Mientras hacía los ejercicios, pudo ver como, a lo lejos, Howard Stark se acercaba hasta donde estaban todos.

Se notaba algo adormilado, igual que los demás.

Tenía su cabello desarreglado, con los dos primeros botones del uniforme sueltos, y venía tomando café del que sirven en el comedor por la mañana.

Entonces, empezó a frotarse un ojo con su puño cerrado, soltando un pequeño bostezo.

Steve juraba que eso era lo más hermoso y tierno que había visto en su vida.

—Si cierra la boca, Steven, puede que se le deje de caer la baba.

Esas palabras sacaron a Steve de su trance, haciéndolo voltear hasta la persona que le dijo aquello.

—¿D-doctor Erskine? N-no es lo que parece, y-yo solo estaba...

—Contemplando a Stark —completó.

Esas palabras lo hicieron caer en cuenta de lo malo que era aquello que estaba haciendo.

—Un hombre no puede contemplar a otro hombre.

El doctor –que Steve jura no sabe en qué momento llegó hasta su lado– hizo una mueca.

—Creo que no me equivoqué —le respondió Erskine—, él tiene que aprender de ti y tú de él.

—¿De qué habla, doctor?

Steve estaba realmente confundido.

—Creo que no estaría mal que se te pegase un poco del espíritu liberal de Stark.

—¿A qué se refiere con "espíritu liberal"?

Antes de que el doctor pudiera responder algo, el entrenador llegó, haciendo que todos tuviesen que formarse.

Steve siguió con la mirada a Erskine, quién se fue de aquel lugar con rumbo al comedor.

No pudo evitar posar sus ojos en Howard, se encontraba arreglando su cabello y ya se había abotonado bien el uniforme.

Las palabras del doctor seguían resonando en su cabeza.

«Contemplando a Stark».

No va a negarlo, ya no, en realidad si lo estaba haciendo.

Se reprendió internamente por haber estado haciendo algo que no debía. De todas las enfermedades que podrían darle, esta era de las peores.

Luego de unas cuantas órdenes, todos los reclutas empezaron a tomar un rifle que se les ofreció a cada uno, debían pasar con él por una serie de obstáculos.

No se veía tan complicado.

Los primeros los pudo pasar sin demasiados problemas, estaba un poco atrás pero iba bastante bien.

Un Stark | Stoward - StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora