Un Stark | Stoward - Stony

Capítulo 46

DECISIÓN

Steve gruñía por lo bajo. Tony se había robado toda la manta durante la noche y él estaba pasando frío por su culpa.

—Te juro que es la última vez que compartimos sábana —dijo aún con voz de recién levantado.

Stark sonrió divertido.

—Eso estás diciendo hace más de tres años.

Se ganó un suave golpe con una almohada.

Steve podría decirle a J.A.R.V.I.S. que durante las noches, subiera un poco más la temperatura de la habitación para que así el no tuviera frío, pero entonces a Tony le daba calor, y el castaño simplemente no podía dormir sin frazada.

—No lo entiendo, Capipaleta —decía Tony mientras se levantaba y estiraba un poco—. Estuviste setenta años literalmente congelado, unos pocos grados no son nada para ti. No puedo creer que te quejes del frío.

Steve hizo un puchero.

—Solo me quejo cuando no me abrazas durante la noche.

Y Tony podría haber jurado que si fuera un helado, en ese preciso instante se habría derretido por completo.

Santo cielo, Steve era precioso.

—Te amo —le dijo antes de darle un beso en la mejilla—. Buenos días.

El beso hizo que el puchero de Steve desapareciera, dándole su lugar a una hermosa y suave sonrisa.

—Buen día. Yo te amo mucho más.

Ambos se dirigieron al baño para cepillarse los dientes y lavarse el rostro antes de salir a buscar algo para desayunar.

Al entrar en la cocina, se encontraron con desaliñado Bruce rebuscando en su refrigerador.

—Oh, un ladrón —comentó Tony—. ¿J.A.R. por qué no nos avisaste?

Steve saludó a su amigo antes de buscar algo de agua para hacer su té y el café de Tony.

—Lo siento por irrumpir en su piso —dijo Bruce. En realidad no lo sentía—. Pero Thor ayer se acabó la leche suya y luego la mía, venía a ver si ustedes tenían un poco.

Banner sacó el cartón de leche y lo colocó bocabajo sobre su tazón de cereales. Nada, ni una gota.

Steve frunció el entrecejo. Si se acababan la leche, debían botar la caja, ¿Por qué rayos la dejaban vacía en el refrigerador?

—No tienen...

—Brucie, cariño, habla por ti. Mi amado Steve nunca se queda sin leche. Tiene siempre toda la que quiere —susurró Tony con una sonrisara pícara antes de ver a Steve.

Ese comentario hizo que el Capitán se sonrojara con fuerza.

—Definitivamente no quería saberlo.

En eso, el ascensor del piso sonó, dejando ver a Clint y a Pietro, ambos en pijama.

—¡Hey, chicos! Venimos por leche. Thor ayer-

—Aquí tampoco hay —interrumpió el doctor—. Y olvídate de mi piso.

Tony gruñó.

—Oigan, no pueden entrar así como así a mi piso. ¿Y si estuviera haciendo cosas íntimas con Steve en la sala? No quiero que el niño se traume —dijo Stark, señalando a Pietro.

—Te aseguro que este “niño” te traumaria a ti —comentó Clint.

—Definitivamente tampoco quería saber eso —dijo Bruce.