Capítulo 55

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CUMPLEAÑOS

—Muy bien, señoras, las estoy vigilando. Ninguna haga nada extraño mientras estoy aquí —decía Tony con tono de advertencia—. Ustedes me odian, yo las odio, pero ambos nos necesitamos.

Entró entonces al lugar con una canasta en la muñeca, vigilando atentamente a las demás.

Con rapidez, el genio tomó los cinco huevos que habían en el gallinero y los colocó con mucho cuidado en su canasta, sin embargo, mientras lo hacía, sintió algo similar a un pinchazo en su mano.

—¡Joder! —se quejó antes de salir del gallinero—. Señora Pops, es usted una maleducada —decía el castaño mientras señalaba con el índice a la gallina que lo había picado hace un momento—. Mañana no tendrás maíz premium, solo maíz del barato —sentenció, antes de entrar a su casa.

Al llegar, se dirigió directo a la cocina, donde Steve lo estaba esperando. El capitán, al ver el rostro de enojo de su esposo, no pudo evitar reír.

—Adivinaré: Te picó una gallina.

—¡La señora Pops es una malcriada! Yo digo que deberíamos hacerla caldo. Igual tenemos otras once gallinas.

Steve negó con una sonrisa, acercándose hasta Tony. Le dio un beso en los labios antes de tomar los huevos de la canasta.

—Gracias por exponerte a tales peligros solo por traerle los huevos a tu esposo, eres mi héroe.

Tony sonrió enamorado.

—Creo que es la canasta, ¿Sabes? Desde que tú y Morgan la llenaron de brillos, pinturas y lentejuelas, no dejan de picarme. ¡Es una canasta de niña! Las gallinas no me respetan.

Steve carcajeó, quebrando los huevos y añadiendolos a la mezcla.

—Primero: El que sea rosa, con lentejuelas y brillos, no significa que sea una canasta de niña. Tú hija y yo la hicimos para ti con mucho amor. Y segundo: Si las gallinas no te respetan, es por ti, no por la canasta.

Tony iba a protestar, pero al echar una rápida mirada a la canasta, se dió cuenta que aún tenía ahí las flores que había cortado hace un rato para Steve.

—Yo voy y corto flores para ti —decía el castaño mientras tomaba por el tallo las margaritas de la canasta—, me expongo a la picadura de una gallina por ti, hago todo por ti, y tú me pagas diciéndome que no les impongo el suficiente respeto a las gallinas. —Puso el ramo justo frente a Steve, para que el otro las viera de cerca—. Que duro es estar enamorado.

Steve rio divertido antes de abrazar al contrario y darle un beso en la mejilla.

—Soy lo peor —dijo—, ¿Podrás perdonarme?

—Uhm, solo si esta noche me preparas un delicioso, cremoso y jugoso fondue —respondió el otro con una sonrisa pícara—. Si sabe a lo que me refiero, ¿O no, Capitán Stark?

Tony amaba demasiado como se escuchaba eso. Capitán Stark. Varios años de casados y aún le produce el mismo calor en su corazón como el primer dia.

—Oh, claro que se a lo que se refiere, Señor Stark.

Aunque no recibió una respuesta afirmativa a su propuesta, Tony sonrió y se dirigió a la sala de estar, específicamente a la mesita de cristal que tenía el florero dónde ponía las margaritas de Steve.

Quitó las otras flores que ya comenzaban a marchitarse, cambió el agua y acomodó el nuevo ramo de unas cinco margaritas grandes, blancas y hermosas.

No eran muchas como las que antes cargaba el florero, pero es que anteriormente Tony compraba las flores para Steve. Ahora, en cambio, ellos tenían varios arbustos donde crecían muchas margaritas. Al rubio le encantaban, llenó al castaño de besos cuando un día Tony le dijo que había plantado muchas semillas de aquellas flores. Ambos cuidaban las plantas que tenían, pero tenían especial cariño con esas, el Capitán adoraba ver esas flores por los alrededores de su casa, para él era mil veces más hermoso que tener un solo ramo en un florero, aunque eso no quitaba el hecho de que Tony siempre cortaba las margaritas que veía más hermosas y las ponía en la casa.

Un Stark | Stoward - StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora