Capítulo 50

2.8K 288 99
                                    

BODA

Steve ajustaba su azulada corbata por sexta vez, y revisaba su cabello quizá por vez octava.

—Oye, cálmate —pidió Clint a sus espaldas.

Steve quitó las manos de su peinado.

—Lo siento, estoy algo nervioso.

Barton bufó divertido.

—¿Solo algo?

El capitán asintió antes de darse cuenta que, efectivamente, era un manojo de nervios. Decidió sentarse en el sofá de la habitación a suspirar e intentar calmarse.

Era el día de su matrimonio. Estaba realmente feliz, todos sus amigos habían hecho el esfuerzo de estar juntos en ese momento con Tony y él. Después del problema con los acuerdos de Sokovia, cada quien había tomado caminos separados. Pero ahora, estaban juntos en ese acontecimiento importante para él equipo que, en sus corazones, seguían siendo, pues era la unión de sus líderes.

—Cuando te cases con Pietro lo entenderás.

Clint sonrió.

—Creo que será pronto.

Unos toques en la puerta interrumpieron la petición de explicaciones que Steve quería recibir sobre aquello.

—¿Cap? —llamó una suave vocecita.

Luego se vio como Harley entraba en la habitación, en su silla de ruedas.

—Harl —saludó el rubio—. ¿Qué sucede? ¿Y por qué no estás de pie?

Harley había estado tomando terapia los últimos cinco meses. Hace un par de semanas Tony le había fabricado unos aparatos que se colocaba sobre sus piernas para ayudarle a caminar. Él podía andar con aquella ayuda, pero el terapista decía que aún le quedaban unos tres meses más para poder caminar sin usar nada más que sus propias piernas.

Sin embargo, él evitaba caminar. Le cansaba mucho hacerlo, por eso usaba su silla de ruedas la mayor parte del tiempo, a excepción de ese día. No quería parecer un inválido en las fotografías de la boda.

—Mec está nervioso —informó—.  Caminaré cuando empiece la boda, pero ahora prefiero la silla. Es más rápida que mis piernas para huir de-

—¡HARLEY! —un grito interrumpió sus palabras.

Era Peter corriendo hasta ellos. Respirando pesadamente.

—Dios, aquí estás —le dijo al rubio menor—. ¿Por qué te vas así? ¿Qué le voy a decir al señor Stark si te pierdes? ¿¡Cómo es posible que te desaparezcas y vayas más rápido que yo si estás en silla de ruedas!?

Harley puso cara de fastidio.

—No soy un niño, Peter.

Steve rió ante la situación.

—Muy bien, iré a mi lugar —dijo Clint—. Vamos, chicos. Ustedes también deben. Steve bajará en un momento.

Peter asintió, comenzando a empujar la silla de Harley.

—¡Suéltame, puedo solo!

—No, no puedes.

Cuando los tres se fueron y Steve quedó solo en su habitación, se dejó caer en la cama.

Estaban en el complejo de los vengadores. Se iba a casar en el gran jardín que fue hermosamente decorado. Ya todos estaban allá, solo faltaba que Steve bajase de su habitación hasta aquél lugar para dar inicio a la ceremonia.

Un Stark | Stoward - StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora