Capítulo 35

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RETRATO

Steve se despertó cerca del mediodía. Tenía un leve dolor de cabeza, pero nada que no pudiera resistir. Se sintió desorientado al verse envuelto en sábanas que no eran las de su habitación, pero todo se aclaró al ver la melena castaña durmiendo a su lado. Los recuerdos de la noche anterior llegaron a él con velocidad, y a diferencia de lo que creyó, no tuvo miedo.

Sonrió y se estiró un poco, para luego pasar su brazo derecho por el cuerpo de Tony, atrayendolo hacia él.

—Buenos días —susurró—. ¿O tardes? No tengo idea de qué hora es.

Steve le hablaba a Tony como si este pudiese oírlo, pero lo cierto es que el menor se encontraba soñando con castillos flotantes de donas, nubes de algodón y ríos de whisky.

—Despierta, Tony. Hay que arreglar el desastre.

El rubio comenzó a sacudir un poco el cuerpo del contrario. No logró que Stark diera señales de despertar sino después de dos minutos, cuando a sus oídos llegaron los gruñidos de inconformidad del otro.

—¿Por qué sigues aquí? —preguntó, más dormido que despierto.

La sola pregunta llenó al capitán de indignación.

—Oye, no es por ser grosero pero tú pediste que me quedara, no sabía que el permiso tenía hora de expiración.

Y al escuchar esa suave voz, Tony abrió los ojos, levantó su rostro, y se dio cuenta que quien dormía con él era Steve.

—¡Steve! Lo siento yo- —Su frase se vio interrumpida por un gran bostezo—. No sabía que eras tú.

Ciertamente Stark creyó que a su lado había una o varias mujeres con las que se había acostado la noche anterior, pero lo que se encontró fue aún mejor.

—¿Dónde escuché eso antes? —dijo el rubio con diversión.

Se levantó de la cama, repitiendo el «Buenos días» inicial y luego corrigiendose a si mismo al ver que ya había pasado el mediodía.

Sin embargo, Tony no pudo escuchar más que un sonido distante. Estaba concentrado en otra cosa.

Y es que Steve había dormido en bóxers.

—Dios santo —susurró para si mismo.

Steve escuchó perfectamente gracias a su oido de súper soldado. Y fue en ese momento en que le dio importancia a su semidesnudez.

Las mejillas en su rostro tomaron un color carmín y con rapidez pasó a buscar con la mirada su ropa tirada en el suelo.

—Ehm, y-yo... Voy a bañarme y luego regreso para, ya sabes, ayudarte a ordenar.

Dicho esto, Steve tomó su ropa y salió lo más rápido que pudo de la habitación.

Cuando Tony se dio cuenta que también había dormido en bóxer, un pensamiento pasó por su cabeza. Sin embargo, lo desechó tan rápido como llegó. No. Era imposible. Él no se olvidaría de algo así.

Unos cuarenta minutos después, había llegado a la cocina donde un Steve perfectamente bañado y arreglado, buscaba algo que hacer para comer.

—Pediremos domicilio —dijo Stark—. Espero que te guste la comida china.

Almorzaron y, ante las insistencias de Steve, ordenaron un poco la habitación de Tony y la sala de estar, aunque no había casi nada de desorden.

El salón donde había sido la fiesta anterior estaba totalmente limpio. Tony tenía contratado personal específicamente para eso.

Un Stark | Stoward - StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora