Capítulo 32

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TIEMPO

Un peso sobre si, al cual no estaba acostumbrado, fue lo que hizo que se despertara.

Abrió sus ojos con pereza y muy despacio. Y no fue sino hasta que pudo ver con claridad, que se dio cuenta el motivo de aquel peso extra.

Steve estaba durmiendo apoyado en él.

Dios, era la imagen más preciosa que sus ojos habían visto. El rubio tan pacífico y sereno, apoyado levemente en su hombro, con esos suaves cabellos dorados regados y despeinados...

En ese momento Tony sintió muchas cosas a la vez, como envidia, envidia a su padre quien pudo ver a Steve de esa manera todos los días durante años; pero también sintió maripositas que le hacían sentir como si aquel hombre que dormía a su lado fuese el ser tesoro más valioso del mundo.

Al parecer se estuvo moviendo demasiado, pues el otro no tardó en removerse en su lugar.

—Mmph —balbuceó Steve mientras, con el brazo que estaba más cerca de Tony, lo tomaba por la cintura y lo pegaba más a él.

Tal vez y solo tal vez, una pequeña parte dentro de Tony había soltado un pequeño gritillo interno.

Aprovechó la oportunidad para acariciar con delicadeza el brazo de Steve. Pasó su mano por toda la zona, viendo que era realmente grande.

—Deja de moverte —susurró el capitán, aún sin abrir los ojos—, sabes que tengo el sueño liviano.

Entonces una idea pasó por la cabeza de Tony, una suposición que le hizo frenar en seco sus caricias.

¿Steve pensaba que estaba durmiendo con Howard?

—Oye capipaleta, deberías...

—Shhh. —Fue interrumpido—. Hablas demasiado, Tony.

En ese momento, a Stark se le subieron levemente los colores al rostro. ¿Steve lo estaba abrazando por la cintura, aún sabiendo que era él?

Lo siguiente que pudo sentir era como el rubio se apartaba levemente de él y se estiraba mientras bostezaba.

—Buenos días —se dijeron al tiempo.

—¿Cómo dormiste? —preguntó el castaño.

—Y-yo... —empezó diciendo, mientras conectaba los ojos con los del contrario— Muy bien, en realidad. Creo que desde que desperté del hielo no había dormido así. Muchas gracias por tu consejo. —Y le sonrió con cariño.

Tony correspondió la sonrisa mientras se sentaba en la cama, viendo a Steve aún acostado a su lado, solo que ya sin abrazarle.

—Con gusto. Pero no está de más aclarar que lo hice por ayudar a un ancianito. No homo, ¿Okey?

Steve arrugó un poco el entrecejo.

—¿No homo?

—Si, es como, ya sabes, significa que esto no fue homo, homo en el sentido de- Ah, ¿Sabes qué? Olvídalo.

El Capitán rió con suavidad.

—Si, bueno, aunque tuve que escuchar tus ronquidos.

—¿Mis ronq-? ¿Qué? ¡Yo no ronco!

Oh, si que roncaba, él lo sabía.

—Por supuesto que si. —Steve no quita a la sonrisa de sus labios—. Siempre lo has hecho, desde que entramos a esta habitación lo sé, te escucho. Solo que ayer fueron algo más fuerte debido a la cercanía.

—Uhm, ¿Lo siento?

En realidad no lo sentía.

—Está bien, estoy acostumbrado a ellos. Tu padre roncaba como un cerdo —seguido a sus palabras, rió algo más fuerte.

Un Stark | Stoward - StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora