Capítulo 13

4.1K 490 226
                                    

APOYO

Los espectáculos en otros países no fueron tan bien recibidos como los que se dieron en Estados Unidos. Sin el público eufórico y sin Howard, Steve ya no veía las razones por las cuales seguir haciendo esos shows.

Hasta que le dijeron que se iba a presentar en la unidad en la que se encontraba Stark.

Steve estaba seguro de que su castaño fue quien logró que se hiciera esa presentación ahí.

Solo habían pasado unos trece días desde que su pareja se fue lejos de él, y ya estaba a punto de volverlo a ver.

Al menos agradecía que cuando se separaban, era por relativamente poco tiempo.

Aunque se supone que solo estaría en ese lugar hasta el mismo día del espectáculo –o sea, mañana–. Luego de eso, se iría.

Pero no quería pensar en ello ahora.

Al sentir como el auto en el que iba se detenía, se emocionó.

—¿Llegamos? —le preguntó al conductor.

El hombre no había ni siquiera terminado de decir que si cuando él ya había bajado del auto.

Por estar tan sumido en sus pensamientos, no notó que estaba lloviendo.

Sin embargo, ahí se encontraba Stark, con una gran chaqueta para el frío, sosteniendo una paraguas.

Steve corrió hacia él y lo besó sin importarle quien estaba por ahí.

Fue un beso rápido, solo la unión de sus labios durante unos instantes, para luego dar paso a un fuerte abrazo por parte del rubio, quien escondió su rostro entre el cuello y el hombro de Howard.

El castaño sonrió, Steve le parecía tan hermoso.

—¿Qué tal tus vacaciones lejos de mí? —le preguntó Howard, luego de separarse un poco.

—Horribles.

Ambos rieron. Howard tomó a Steve del brazo para enseñarle el campamento y el lugar donde estaría.

Se supone que Steve no debía llegar ese día al campamento, sino el próximo, junto con las bailarinas. Pero vamos, necesitaban verse y tener un tiempo a solas.

Al día siguiente, luego de la presentación ante los reclutas, Steve tenía que decir unas palabras por sí solo ante los demás.

Nunca había hecho eso, así que estaba algo nervioso.

—¡Díganme cuántos quieren ayudarme a darle a Adolfo en la cara!

El silencio reinó como respuesta.

—Entonces... Uhhmm, ¡Necesito un voluntario!

Se pudo escuchar el grito de algún recluta.

—Yo ya me ofrecí, ¿Qué crees que hago aquí?

A eso, le siguieron las risas de todos los presentes. Para luego exigir que regresaran las bailarinas.

—Solo se saben una canción pero, a ver... Ve-veré si regresan.

—¡Tú puedes, cielo! —le gritó un hombre.

—¡Lindas botas, campanita!

Steve suspiró, guardando la calma.

—Amigos, somos del mismo equipo —dijo.

—¡Oye capitán, firma esto!

Gritó un hombre mientras se bajaba los pantalones y le enseñaba su trasero a Steve.

Un Stark | Stoward - StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora