Capítulo 33

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EXTRAÑAR

Habían pasado exactamente treinta y dos días desde que Steve y Tony llegaron a la base de S.H.I.E.L.D., al fin podrían irse a casa, pues el entrenamiento había acabado.

Tony estaba feliz por volver a su hermosa torre, entrar a su hermoso taller, con su hermoso J.A.R.V.I.S. instalado en todos lados.

Pero también debía admitir que extrañaría un poco la base, el entrenamiento había sido, tal vez, divertido.

En ese momento, todos estaban en el gran gimnasio, esperando a que llegara el entrenador.

—¿Nos darán alguna medallita de honor por aguantarnos al insoportable de Harris o algo así? —preguntó el castaño en tono bajo, para que solo Steve le escuchara.

—En mi época daban un certificado de entrenamiento, y poco más —respondió el rubio con una sonrisa.

En eso, pudieron ver cómo llegaban Fury y Harris al lugar, y se colocaban delante de ellos.

Ambos les dieron un breve discurso sobre lo importante que era para ellos haber aprendido “las más modernas y efectivas técnicas de combate”.

Tony sabía que el entrenamiento le había servido de mucho, se consideraba mejor luchador ahora. Era fuerte con y sin el traje.

Luego de unos minutos más de parloteo por parte de los dos jefes, y de agradecimientos por parte de sus compañeros, todos se despidieron.

Steve y Tony tomaron sus maletas y se dirigieron a la salida.

—Capitán —llamó Fury antes de que ambos se fueran mucho más lejos—. Sé que es pronto, pero debo anunciarle que, si todo sale como lo planeado, recibirá en aproximadamente dos días una carta por parte de nuestra agencia.

Steve ya se imaginaba que tipo de carta sería.

—Haré lo que esté a mi alcance para ayudar.

Después de esas palabras, el rubio y Stark continuaron su camino hacia la torre.

Steve tuvo que escuchar todo el trayecto las quejas de Tony porque su precioso auto estuvo estacionado un mes entero en esa “mugrienta base”.  El capitán no hacía más que reírse de las palabras del contrario.

Llegaron a la torre cerca de las siete de la noche, y ambos lo primero que hicieron al llegar al piso donde vivían, fue tirarse al mismo tiempo en el sofá de la sala.

—Veo que el tiempo de entrenamiento les dio sincronización a ambos —comentó la I.A.— Bienvenidos.

—¿Qué puedo decirte? Tanto entrenamiento y lucha en parejas hizo que nos complementamos más —dijo el rubio.

Tony sonrió por el comentario, era verdad.

—¡J.A.R.V.I.S! Te extrañé mucho, cariño.

—Tony, lo tienes en tu teléfono, tú reloj, y tu computadora —comentó Steve—. No es como si no hubieses hablado con él en todo ese tiempo.

—¡Pero no es lo mismo que tenerlo aquí! En la torre, en su principal lugar de instalación.

El otro negó con una sonrisa mientras se levantaba.

—¿Qué quieres para cenar? —preguntó mientras se dirigía a la cocina.

—¿Sabes cocinar, capipaleta? —Aquello verdaderamente sorprendió al castaño, pues Steve nunca había cocinado desde que se descongeló.

—Por supuesto que sé —dijo mientras abría la alacena, para ver los ingredientes con los que podía trabajar—. Siempre era yo quien cocinaba. Tú padre no sabía hacer ni agua hervida.

Un Stark | Stoward - StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora