ENDGAME
(PARTE II)—La salida es por acá —dijo Howard—. Busco al doctor Zola, ¿Lo ha visto?
—C-claro, el doctor Zola, n-no lo he visto —tartamudeó Tony.
—¿Te conozco? —preguntó el mayor, entrecerrado los ojos.
—No, señor, soy un —decía Tony, mientras sacaba una escarapela falsa— visitante del MIT.
—¿Tienes nombre?
—Howard...
¿En serio, de tantos nombres en el universo, había dicho ese?
—No se me va a olvidar —dijo su padre.
Por lo menos no había dicho "Steve". Muy bien, ahora tenía que pensar en un apellido.
—Howard Ro-
¿Estuvo a punto de decir Howard Rogers? Tony se reprendió mentalmente. Que estúpido.
—Manoff —completó el menor—. Howard Romanoff.
—Pues el mío es Howard Stark —replicó el otro, extendiendole la mano.
Tony solo atinó a lanzar su mano, dejándola caer sobre la del otro.
—Ten cuidado —le decía el mayor—. Estás un poco pálido, ¿Eh, Romanoff?
El menor no sabría describir sus sentimientos en ese instante. Estaba nervioso, sorprendido, ansioso. No se esperó encontrarse con su padre ahí y mucho menos con Steve tan cerca.
—Estoy bien —dijo—. No he dormido.
—¿Quieres tomar aire?
Tony estuvo callado unos segundos, y solo respondió cuando el otro le llamó la atención por no responder.
—Si, me hará bien.
✤
Tony caminaba junto con su padre, algo más calmado. Solo en ese momento se dio cuenta lo que tenía en su mano.
—Trae flores y chocolates —observó—. ¿Tiene una cita esta noche?
—Nah, mi esposa está embarazada —respondió simplemente—. Y, ehm, como casi no la veo...
Tony miró el ramo de flores atentamente. Eran margaritas, lo sabía a la perfección, las había estado cultivando por cinco años.
—Entonces le lleva sus flores favoritas —completó el menor.
Él sabía que no, que las flores favoritas de su madre eran las camelias.
—Uhm, no realmente —respondió—. Es solo que... —Por un segundo, Tony pudo divisar un poco de nostalgia en los ojos de su padre—. Siempre he comprado margaritas para regalar. Eran las favoritas de alguien especial y pues, ahora que no está me quedó la costumbre de comprar estas en específico para regalar.
Tony casi rueda los ojos, ¿En serio se podía ser más idiota?
—Y, ¿Cuánto le falta? —preguntó, haciendo referencia al embarazo de su madre.
Tenía casi los nueve meses. Lo sabía. Era siete de mayo y su cumpleaños era el veintinueve.
—No lo sé —dijo Howard, poniendo su mano a cierta distancia de su abdomen, para mostrar el tamaño de la barriga de María—. Está en el punto en que no soporta oírme masticar, probablemente cene en la cocina otra vez.
Anthony rio, recordando las veces en que él y Steve se enojaban por tonterías y el rubio no quería comer con él, ni tampoco dormir tan pegados. Claro, eso fue antes de Morgan, porque desde que la niña llegó y fue consiente de las cosas, Steve no mandaba a Tony a comer a otro lado ni aunque estuviera enojado con él.
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Un Stark | Stoward - Stony
Fanfiction¿Y si te enamoras del hijo del amor de tu vida? Es imposible no ver a tu primer amor en los ojos de esta persona, pues son casi completamente iguales. ¿Podrá el capitán américa notar la "sutil" diferencia que los hace dos personas distintas? Steve p...