Capítulo 59

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CLARIDAD

Steve acomodaba su traje de Capitán América dentro del maletín con el que había traído las gemas.

Las había regresado todas a su lugar sin mayor inconveniente. Lo único curioso fue que, al parecer, Red Skull seguía vivo de alguna forma. El héroe se sorprendió cuando lo vio al llegar a entregar la gema del alma, pero este no parecía recordarlo más allá de solo conocer su nombre y de quién era hijo. Todo muy extraño.

La última gema en regresar fue la del Tesseracto. Había viajado justo a la fecha en que la habían tomado, el siete de mayo, y la había puesto en su lugar.

Y no se había ido.

Llevaba aproximadamente un mes viviendo en el 1970, específicamente en un hotel de Brooklyn. No dejaba que nadie lo viera, cuando pidió una habitación la primera noche, tuvo que robar unos lentes oscuros y una gorra. Se había visto demasiado sospechoso ¿Quién usaba eso de noche?

La cosa es que consiguió la habitación sin que nadie lo reconociera, pagó de inmediato treinta noches, en efectivo, y vivía de la comida del servicio a la habitación.

¿Dónde consiguió el dinero? Había llevado consigo un pequeño collar de diamantes, el cual tomó de la caja fuerte de la torre cuando estuvo en el 2012. Tony no lo echaría de menos, y a él le fue muy útil el venderlo.

Suspiró mirando el maletín con el traje antes de cerrarlo.

Había comprado un par de pantalones y una camiseta. Aunque prácticamente no había salido del hotel, no podía estar todo el día vestido como el Capitán América.

Se colocó las gafas y la gorra, para luego levantar la capucha de la sudadera que traía –la cuál, por cierto, también trajo del 2012–. La verdad si se veía muy sospechoso, pero era mejor que ser reconocido como el Capitán.

Otra cosa que había traído consigo, pero del 2023, había sido su teléfono celular que cargaba con energía solar. No tenía internet, pero por lo menos tenía los archivos y fotografías de su memoria interna.

Miró la hora. 12:32 de la noche. Era tres de Junio.

Tomó el maletín y se aseguró de salir con cautela, sin que nadie lo viera.

Cuando estuvo en la esquina del hotel, se tomó unos momentos para recordar con exactitud el camino hacia su destino, y luego comenzó a andar. Si iba a buen ritmo, llegaría en menos de veinte minutos.

Se sentía nervioso, su corazón estaba algo acelerado, no podía creer que fuera a hacerlo luego de tanto tiempo, pero ahí estaba él, caminando hacia la mansión Stark de Brooklyn. Agradecía el día en que Tony le mostró dónde había vivido, aunque supone que de todas formas no habría sido muy difícil encontrarla.

Intentó despejar su mente para no sentirse tan nervioso, después pensaría en ello, por ahora simplemente se dedicaría a caminar.

Unos quince minutos después, Steve vio el gran enrejado que rodeaba la mansión.

Estaba ahí, había llegado.

Usó todo su empeño en calmar sus nervios y dedicarse a ver la gran casa, buscando un punto vulnerable para poder entrar.

Todas las luces estaban apagadas, pero aún en la oscuridad, Steve pudo divisar una ventana que estaba levemente abierta, lo suficiente para saber que no tenía seguro o alarma.

Se decidió entonces y, con rápidos movimientos, comenzó a escalar por la reja para ingresar a los terrenos del interior.

Cuando lo hizo, corrió con el mayor silencio que pudo hasta la ventana, la cuál se encontraba algo alta. Con un salto logró agarrar el alféizar, lo usó como punto de apoyo para subir y abrir lo que significaría su entrada a la mansión.

Un Stark | Stoward - StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora