Un Stark | Stoward - Stony

Capítulo 22

REALIDAD

¿Que demonios significaba eso?

Steve, contra todo lo que su mente le gritaba que había pasado, decidió no pensar de momento en ese apellido que adornaba el nombre de aquel sujeto.

Dirigió su vista hacia la mano derecha del hombre, en ella tenía su anillo. No lo tenía puesto, solo estaba reposando sobre la mano.

—Esto es mío —dijo Steve, tomando con rapidez la joya.

Se la colocó en su dedo anular izquierdo, justo donde pertenece.

—Eres igual que él —escuchó que le dijo ese hombre—, tan celosos con sus malditos anillos, sin querer que nadie los toque.

Bien, ahora que su anillo estaba seguro en su dedo, podía empezar a preguntarse.

¿Quién rayos era ese hombre? ¿Algún hermano o sobrino de Howard? ¿Por qué le había quitado su anillo?

Entonces, la palabra que había ignorado anteriormente, hizo eco profundo en su mente.

«Anthony»...

No, no puede ser verdad.

Sintió como su corazón empezaba a doler.

—¿E-eres un Stark? —preguntó, sintiendo como su voz iba perdiendo fuerza.

Tony, por su parte, había soñado toda su vida con ese momento, con poder encontrar a Steve Rogers y tenerlo frente a él. Pero ahora que estaba sucediendo, no podía evitar sentir que no era lo que esperaba, tenía que darle la noticia al Capitán, tenía que partir su corazón, y no quería eso.

—Si —dijo suavemente—. Mi padre... Howard Stark.

Steve confirmó lo obvio, aquel hombre era hijo de Howard, su Howard.

Sintió dolor. Pero no quería sentirlo, no quería ser egoísta y desear que Howard no hubiese hecho su vida con otra persona, no quería desear que no hubiese formado una familia, una familia en la que él no estaba. No quería desear nada de eso, pero si lo hacía.

Tomó la fuerza necesaria de no sabe donde para preguntar eso que era lo único que importaba.

—¿D-donde está mi Howard?

Luego de hablar fue que se percató de que dijo «mi Howard», algo que ya no era así, Howard ya no era suyo.

Tony suspiró, en realidad no quería hacerlo, pero debía.

—Murió hace veinte años.

Y ese fue el detonante para que el corazón de Steve se rompiera en millones de pedacitos.

Rápidamente las lágrimas cayeron de sus ojos.

Intentó respirar, pero el aire parecía simplemente no querer entrar a sus pulmones.

Sus piernas le fallaron, y él no hizo nada para impedir caer sentado al suelo.

Tony se dió cuenta que la chica, Rhodey y los hombres se habían ido, dejándolos solos en esa gran habitación.

Trató de no ver a Steve, de no verlo sufrir, pues se sentía muy mal por él, pero no pudo evitar posar sus ojos en el rubio.

Casi le dan ganas de llorar al ver esa escena.

Steve, tirado en el suelo, llorando silenciosa pero dolorosamente, con el corazón destrozado.

Por su parte, el capitán solo podía pensar que haber muerto en el hielo hubiese sido mucho mejor que esto. Estar en otra época, otro mundo, un mundo sin Howard, definitivamente preferiría haber muerto.