Un Stark | Stoward - Stony

Capítulo 25

BROOKLYN

Los ojos se Tony fueron directamente hasta los de Steve.

—¿Para qué quieres hacer eso?

Steve frunció el ceño.

—Para ser un genio, haces preguntas estúpidas.

Auch, golpe bajo.

—No creo que sea buena idea, no sé como puedas reaccionar.

El rubio analizó un segundo las palabras de Tony.

—¿Qué importa? No soy un niño, tengo noventa y tres años. Si no me quieres ayudar, entonces dime donde está y yo iré solo.

Oh no, eso sí que no.

—No puedo dejar a un super soldado herido del corazón caminando por ahí solo. Además, ¿Cómo planeas atravesar la ciudad sin dinero?

—Tengo una cuenta de banco con cinco millones de dólares —dijo Steve, como si fuera lo más normal del mundo.

Tony casi se ahoga con su jugo al escuchar eso.

—¿¡Qué!?

—Puede que tenga más de setenta años ese dinero ahí, pero está a mi nombre y el banco aún está funcionando, así que deberían dármelo si lo llego a pedir.

Tony no lo podía creer.

—¿Cinco millones de dólares?

Steve solo se encogió de hombros.

—Howard me los regaló por si algún día le sucedía algo. Él no quería que yo no tuviera nada si me perdía o me daba amnesia parcial y él no estuviera ahí para ayudarme. Era muy dramático.

Sonrió sinceramente al recordar los dramas que se inventaba Howard a veces.

—No lo quise aceptar, nunca me interesó el dinero de Howard. Mientras estuviera a mi lado no me importaba si éramos millonarios o los más pobres.

Tony sintió eso que sentía cada vez que se enteraba de algo relacionado a Steve y Howard.

Era algo como tristeza, con algo de envidia y celos. Su relación parecía ser tan perfecta, Steve parecía ser tan perfecto...

—Luego esa cuenta fue olvidada, ya no la iba a necesitar. Si algo le pasaba a Howard luego de que nos casaramos, y si él no llegaba a adoptar, entonces yo sería el único dueño de la fortuna Stark.

Steve se secó la lágrima rápida que salió al hablar sobre el tema de su matrimonio.

No pudo evitar darle un pequeño vistazo al anillo en su anular izquierdo.

Tony abrió los ojos. Era perfectamente consiente de lo que hubiese significado que su padre se casara con Steve y no con su madre, pero ahora que Steve lo decía así, en voz alta, el solo hecho de pensar que estuvo a nada de ni siquiera nacer, le daba escalofríos.

—Siempre odié esa cuenta, porque si algún día la llegaba a usar, era porque a Howard le había pasado algo. Y al parecer ese día llegó.