— Día duro ¿No? —comentó Carolina, mientras recogía un pedido y dejaba otro.
— Si —respondió con un suspiro Camila, que se encontraba bebiendo un vaso con Coca Cola. La pelirroja estaba agotada, le dolían un poco los pies y tenía calor.
No estaba segura cuantos grados hacían, pero ella estaba muerta de calor, dudaba que fuera causa de la cocina, o de que ella estaba para arriba y para abajo, constantemente recorriendo mesas. Obviamente contribuía a que fuera un ser todo sudoroso, pero el clima estaba raro, y a diferencia de los demás días de la semana, hoy la temperatura estaba alta.
— Recógete el pelo— aconsejó carolina, al ver como el pelo de la pelirroja se pegaba a su frente.
—No traje gomita— Carolina la miró con el ceño fruncido en confusión.
— ¿Gomita...?
—Liga, hebilla, para atarme— repuso Camila con una risita.
—Yo te presto— Carolina le pasó una gomita negra, la pelirroja la aceptó gustosa y dejando el vaso en la mesada comenzó a juntar su cabello.
Algunos mechones pelirrojos, estaban un poco humedecidos, los que rosaban su cuello principalmente. Camila se sintió más fresca al amontonar su melena en una cola de caballo alta.
— ¡Mucho mejor! —exclamó Camila feliz.
— Pero me la devuelves, que es carísima— dijo irónica Carolina— ¿Te animas a llevarme este pedido? Es que tengo que usar el baño —Carolina se lo pidió a Camilo, otro mesero, pero como Camila estaba libre, y había estado descansando, se ofreció.
— Deja que yo lo llevo— De un salto, se bajó del taburete en el que estaba desparramada y con la agilidad y practica que había adoptado, tomo los platos.
— Gracias, Cami —Carolina le agradeció y sin perder tiempo se fue rápidamente al área de empleados.
— ¿Para qué mesa es esto?
— La cuatro— Tras la respuesta del ayudante Camila marchó hacia el comedor.
Camila sonrió al ver que los ocupantes de la mesa eran dos chicos, más o menos de su edad. Últimamente rehuía de la gente mayor, ya que solían ser muy impertinente y hasta groseros.
— Hola, ¿Donde el Fettuccini Alfredo? —el rubio hizo gesto hacia él, por lo que Camila depositó el palto de pasta humeante frente a este.
Por descarte, la pelirroja, le entregó el entrecot al otro chico, este tenía el cabello de un tono rojizo, como ella. Aunque el de él era un poco más oscuro, medio caoba.
Ambos chicos le agradecieron por el servicio, Camila les sonrió amablemente y se dio media vuelta para retirarse.
— Espera— Camila al escuchar que la llamaban, se volteo.
— ¿Sí?
— ¿Eres de por aquí? —Preguntó el chico de cabello caoba, parecía medio tímido, como si temiera que ella se enojara por la pregunta.
Camila le dedicó una sonrisa, antes de contestar, que esperaba fuera tranquilizadora.
— Si ¿Necesitan alguna dirección o algo? — la pelirroja creyó, que la pregunta se debía a que eran turistas y querían saber dónde quedaba algún sitio,
— No, no, no era por eso que te preguntaba...Es que tu cara me suena conocida.
— No sé, tal vez me has visto por el pueblo...
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Eres Mia [Terminada]
WerewolfCuando era pequeña, Camila, conoció a un chico. Él siempre estaba ahí para ella, asegurándose que sonriera y que nadie la molestara. Estaban tan aferrados el uno al otro que cuando se fue, Camila quedó a la deriva. Años después el regresó, pero...