Eterno Atardecer |Chris Hemsworth|

Capítulo 51. <<Ceguera>>

*Anteriormente*

Carol ha despertado al igual que la ansiedad de no poder drogarse una vez más sentir la helada aguja pero ya no es prisionera, al fin es libre, ¿Podrá ser libre de las cadenas que ella misma se ha puesto?

*Carol*

Estaba en un cuarto, un cuarto que yo conocía perfectamente, ellos vendrían en cualquier momento a seguir violándome, tengo que salir. Tengo que escapar de aquí no soporto más estar aquí no soporto lo que me hacen, sus caras no parecen humanas parecen demonios y mientras me hacen daño siento cómo se nubla mi vista por mi llanto, me obligan a callar y entonces me imagino a Chris tomándome en sus brazos, pero no con amor me saca de ahí porque le doy asco.

Le doy asco lo que soy, en lo que me convertí, quiere llevarse a mis hijas lejos de mí y quiere internarme en un psiquiátrico estoy dentro de una caja. Una caja que me deja sin respirar mentalmente veo mis pesadillas y físicamente termina por aplastarme, quiero que se detenga. ¿Cómo pasó todo esto? no puedo más.

Limpio mis ojos, veo mis pies descalzos, delgados, muy delgados... Como todo mi cuerpo. Han dejado de traerme la comida como antes para que no tenga la fuerza suficiente de irme, pero lo haré. Voy a escapar. Lograré llegar a la carretera o algún lugar y pediré ayuda llegaré a casa y todo estará bien otra vez. Espero a que lleguen, me lanzan más ropa para usar, un diminuto bra que no es de mi talla y una braga transparente. Aníbal me toma del cuello.

-¿Qué estás esperando perra? No tenemos todo el día, nuestras empresas y negocios no van a funcionar solos.

-Tampoco nos vamos a satisfacer con sólo verte tirada en el piso, vamos querida, vístete- Es increíble que ese sujeto que se está quitando la corbata mientras se toca haya sido alguna vez mi jefe, yo veía todas las empleadas a las que se llevaba a la cama por tener un empleo pero nadie hacía nada y aunque llegué a intentarlo acabó conmigo.

Me meto en el baño por milésima vez. Comienzo a sollozar el reflejo que veo en el espejo no es mío, es sólo una sombra una silueta de lo que pude ser alguna vez, detesto verme al espejo. Mi mente no deja de asquearse al pensar en todo lo que pueden hacerme, pero han hecho ya tantas cosas conmigo que es difícil pensar en algo más. La silueta mueve la cabeza de lado, curiosa para saber qué es eso a lo que está atada, ese reflejo no debería estar ahí, debería estar en casa, con ojeras de cuidar a sus hijas y de volverse loca con todo el trabajo que hizo y que tiene pendiente. Algo más. Algo que no la haga sentir como un problema, dejó de ser una persona, ahora es una silueta es un problema.

Golpean la puerta, hacen que dé un salto del miedo y con mis manos agarro el picaporte, una noche, una noche Carol y serás libre. Sólo aguanta este tormento una vez más. Mi cuerpo está tan paralizado y rígido que no me permite cambiarme aunque lo deseara. Mis dientes tiemblan de miedo, otra vez no. La impotencia y la vergüenza acabarán por reírse de mí una vez más.

-Muévete zorra, ya tenemos todo listo. Para que no olvides quién manda.

Su voz. Su voz grave que provoca que recuerde el día en que lo conocí. En que mis padres me lo presentaron el chico agradable con ojos alegres que estuvo enamorado de mí y que nunca, nunca, pude ni podré corresponder. Aníbal sabía perfectamente que no lo amaría y aun así decidía mandarme flores cada viernes con una nota, llevarme a bailar... Hasta que llegó Chris. Se enteró en de nuestra relación en la primera premier a la que lo acompañé, los periódicos no dejaron de mirarnos, sacarnos fotos e incluso me preguntaron a mí algunas cosas. A sus fans parecí agradarles, al menos a casi todas. Mis padres se enfurecieron por dejar a Aníbal y recuerdo que las últimas flores que llegaron un viernes eran marchitas, olían terrible y traían una nota negra con plumón plateado: