Capítulo 48. <<Tempestad>>

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(Musiquita https://youtu.be/IpUlfWKyBKk por si no aparece arriba)

*Anteriormente*

Por fin ha despertado Carol -Tú- Y Chris se siente más que afortunado, sin embargo pasar por un trauma como ese es muy complicado de olvidar o si quiere de llevar la situación en calma.

*Carol*

La luz del Sol iluminó mi cara, me acomodé más hacia abajo, abrazándome a Chris, el estaba dormido aún y sólo se acomodó. Pero era tarde, estaba tan dolorida que no me permitiría reanudar mi sueño. Y aunque lo intentara el dolor me hacía despertar intenté calmarme, la cabeza me daba vueltas.

No recordaba cuando me trajeron aquí. Intenté recordar qué pasó y el dolor en mi abdomen me ayudó a recordar... Bajé mis manos a mi abdomen y sentí unas gasas en él. Y recordé. Me habían dado dos balazos, una bala salió y la otra fue la que prácticamente me mató. O eso sentí yo. Me tiré sobre mis rodillas y Chris se acercó... Había un recuerdo que no volvía a mi mente, era una laguna completamente no podía recordarlo y sé que es importante, tiene que ver con alguien importante.

Me enfadé conmigo, no podía recordarlo y sentía que era muy importante. Pero era un manto negro, que no me dejaba ver más allá. Y una oleada de recuerdos me atravesó: la lucha en mi casa la vez que fueron a secuestrarme. Cuando estaba en esa oficina y me obligaron a ponerme otra ropa. Luego la casa de Aníbal, me encerraban en un cuarto y me ataron el pie a la cama, me dejaron como un perro. Podía acercarme a la puerta color chocolate con una brillante perilla dorada. Pero no lo alcanzaba, comenzaba a desesperarme.

La vez que logré romper la cuerda pero me atraparon... Esa noche me golpearon y me violaron, cambiaron la cuerda por cadenas y esta vez la cadena estaba en la pared o en la cabecera de mi cama, y la usaban para violarme cuando me resistía, ponían ahí mis manos. Intenté alejar esos recuerdos pero entre más lo hacía más recordaba, Aníbal y el otro tipo acariciándome, si es que a esa atrocidad se le puede llamar caricia. Los labios de mi jefe contra los míos con tanta presión que dolía. Aníbal siempre me tocaba antes y eso enfurecía a mi jefe pero le hacía caso en todo lo que mandara. Disfrutaban verme llorar y me golpeaban si no decía lo que me pedían.

"¡Dilo! Eres MIA, MIA, Ahora dilo maldita perra"

"Pídeme más, grita mi nombre ¿No entiendes nada? Quieres que te haga hablar por las malas eh"

Sus voces. Sus horribles voces, sus manos tocándome y arrojándome ropa o intentando desgarrarla.

"Estás hecha un asco"

"Ni siquiera el tal Chris va amarte ahora zorra"

No. No. Le pedía mi mente que parara, que dejara de mandarme esos pensamientos. Pero sólo me lanzó más y más como un látigo.

"Mira perra esto se llama heroína y va a ser tu nueva mejor amiga. Ella te enseñará a disfrutar nuestra compañía"

En mi recuerdo alejaba el brazo, pero el que era mi jefe golpeó mi abdomen sacándome el aire, Aníbal encajaba brutalmente esa aguja sin cuidado y el líquido ardía o así lo sentía yo.

"No, por favor no más ya"

Las jeringas brillaban en la oscuridad con el reflejo de la Luna. Quería irme pero uno se sujetaba por detrás.

"Haré lo que me pidan, por favor no"

"Ya haces lo que queremos perra, no tienes opción maldita puta"

La luz que había en el cuarto del hospital parecería haberse apagado, o como si las ventaras se hubieran esfumado sentía que estaba en el cuarto en el que me tenían a oscuras y el aire comenzaba a faltarme. Tenía miedo. Ellos llegaban todas las tardes y el ansia en mi cuerpo se hacía presente, sentía la necesidad de la heroína, mi corazón se aceleraba y me encogía sobre mí para reprimir ese deseo repulsivo que sentía por querer sentir la aguja soltando la sustancia que me liberaría.

Eterno Atardecer |Chris Hemsworth|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora