Una historia del pasado

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Después de estar unos minutos hablando con Roni sobre cosas que a ambos les llamaban la atención, Facilier recordó que Rachel debía tomarse sus medicamentos antes de dormir, miro el reloj y de golpe se levanto a buscar las pastas.
—Casi lo olvido.—
—¿Qué pasa?.—
—Rachel, sus medicamentos, casi olvido dárselos.— Facilier se dirigía a la habitación de su hija a llevarle los medicamentos cuando la puerta sonó.

Toc toc.
—¿Esperas a alguien?.—
—No, no espero a nadie. Hazme un favor, llevale esto a Rachel y vigila que se los tome.—
—Pero, no puedo ir allá, a ella no le agrado.—
—Oye tranquila, pudo estar toda la noche sin decir ni hacer nada. Ahora ve mientras yo abro la puerta.—
—De acuerdo iré.—
Facilier fue abrir la puerta mientras que Roni subió a la habitación de Rachel a darle los medicamentos.

—Rachel, Rachel soy Roni lo que pasa es que tu papá me mando a que te diera tus medicamentos, oye se que tal vez ya te cansaste de verme pero me dijo que debía dártelos. Rachel ¿estás oyéndome?.—
Como no optenia respuestas alguna pensó en dos posibilidades. La primera: que tal vez Rachel no le quería abrir la puerta.
La segunda: Que pudo a verle pasado algo y por esa razón no respondía.

Al imaginarse en esa posibilidad no lo dudo y abrió la puerta dándose paso al interior de la habitación. Al entrar vio que Rachel estaba de espaldas y con unos audífonos razón por la cual no escuchaba.
Esta se encontraba colocándose la pijama para dormir, al girarse oh sorpresa para las dos, pues Rachel no sabia que Roni estaba allí y por otra parte Roni descubrió algo que hizo que saliera de la habitación.
—Perdón Rachel, lo siento, pensé que no estabas.—
Al momento en que Roni termino de decir esto, la chica que coloco la blusa rápidamente.
—¿Qué haces aquí?.—
—Solo vine a dejarte esto.— Coloco las pastas y el agua en una mesita de noche y salio del lugar bajando las escaleras como quien tiene prisa.

—Roni, ¿cómo te fue? ¿si se las tomo?.—
—Ahm... Disculpame pero me tengo que ir, perdona.—
—Pero Roni, espera.—
Salió detrás de ella pero la mujer morena ya se había ido. Facilier se quedo pensando en que había pasado en la habitación de su hija, así que subió a obtener respuestas.
—Rachel, ¿puedo pasar?.—
—Si papá, adelante.—
—Bueno, es que le dije a Roni que viniera a dejarte tus medicamentos pero ella salio corriendo sin decirme nada.—
—Si piensas que le dije algo, no te preocupes eso no fue lo que paso.—
—¿Entonces que paso?.—
—Paso que asuste a Roni.—
—¿Cómo es eso que asustaste a Roni? no lo entiendo.—
—Ella entro cuando me estaba cambiando y ya ves, se dio cuenta del fenómeno que soy, eso fue lo que paso.—
—Hablas de que Roni, es decir ¿ella se entero de tu...?—
—Si papá, ya ves que si soy un fenómeno, a todos asusto.—
—No hija, de seguro se sorprendió un poco pero no es que te tenga miedo, ven aquí.—
La rodeo con sus brazos y dejo un tierno beso en su cabeza, no quería que su hija se sintiera de esa forma ya bastante ha sufrido con tener que sobre llevar esta enfermedad como para que ahora tenga que preocuoarse por el que dirán.

Día después, Roni's.

Al día siguiente Facilir fue muy temprano al bar de Roni hablar con ella, sentía que tenia algo que decirle acerca de lo que paso anoche.
—Ash, otra vez tú, ¿no te cansas de venir aquí todos los días a fastidiar?.—
—No vine a verte a ti, vine hablar con Roni.—
—Oye, ¿qué tantos negocios es que hacen tú y mi hermana? que siempre los veo conversando para si mismos.—
—Eso es confidencial y es algo que tú no debes saber. ¿Me llamas a Roni? Gracias.—

No fue necesario que Zelena o Kelly como la conocían en Hyperion fuera en busca de su hermana, pues ella ya estaba más que lista para empezar labores.
Al ver a Facilier el rostro le cambio por completo de verdad estaba avergonzada por lo de anoche y no quería darle la cara a ninguno de los dos, mientras que Zelena solo observaba la escena que se había armado.
—Y bien ¿no piensan hablar o que?.—
—Zelena por favor.—
—¿Qué? Solo intento romper el hielo.—
—Dejanos solos.—
—Pero por que siempre quieres hablar a solas con él, no crees que tengo derecho a saber si le venderas el bar a este tipo.—
—No hablaremos de vender el bar ¿a ti quien te dijo que vendería el bar?.—
—¿Ah no? Y por que el quedarse a sola.—
—Zelena por favor, te lo pido ¿si?.—
—Bien, me iré a un Ringo, lejos de ustedes dos, ustedes los que guardan secretos.—

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