El embarazo

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Bosque encantado, cinco meses después.

Y allí estaba ella, con su camisón corto de mangas largas, su larga y negra cabellera tapando su blanco rostro y sus mejillas ruborizadas, podía pensar él y cualquier persona que la viera que es la mujer más hermosa que se haya visto jamás y es que no es para menos.

Ya su vientre se veía bastante abultado, sus senos un tanto crecidos y sus cadera cada vez se anchaban más. Verla de esa forma abrazada a esa larga y gigantesca almoda hecha con las más finas y suaves plumas del reino era como ver una parte del universo, era como sentir el suave beso de la brisa fresca de la mañana, como tocar un pedacito de cielo, era como sentir en las papilas gustativas el más rico trozo de tarta que se ha comido jamás.

Para Facilier eso era ella. Su musa, su música, su motor de vida, su razón de ser en lo que sea convertido, ella era su final feliz.
Acercándose a ella corrió con delicadeza los mechones de cabello que rapaban su rostro y acarició lenta y suavemente su mejilla dejando un tierno pero largo beso en ella.

En los labios de la morena se formo una leve sonrisa al sentir ese tierno beso pero aún así seguía dormida pensando que era parte del sueño que estaba teniendo en esos momentos.
Luego de acariciar su mejilla, Facilier bajo su mano a su vientre y lo acarició  dando pequeños círculos en él.
Regina al sentir aquella extraña mano en su vientre tomo la mano intrusa y comenzó apretarla fuertemente mientras sus ojos se abrían de golpe.
—No te atrevas.—
Fue lo único que pudo decir pues como llevaba horas durmiendo no sabia reconocer bien el rostro de aquel intruso.
—¡Hey! Tranquila, soy yo, Facilier.—
Cuando escucho el nombre soltó bruscamente la mano y se levanto suavemente quedando sentada en la cama.
—¿Qué demonios haces aquí? ¿cómo entraste?.—
—Al parecer a tus guardias les gusta mucho el té.—
—¿Qué les hiciste?.—
—Nada, solo están durmiendo.—
—Sabes lo peligroso que puede ser que mis guardias estén durmiendo y no vigilando el castillo.— Los nervios los tenia de punta pues Regina sabia que tenia muchos enamigis y que aprovecharían cualquier momento para entrar y atacarla.

—Regina, relajate, aunque tus guardias duerman con bebés yo estoy aquí para cuidarte, para cuidar de tí y de mi bebé.—
La morena hizo una mueca en su cara pues Facilier le acababa de recordar que él era el padre de la criatura que llevaba.
Colocándose unas pantuflas blancas de algodón con decorados de manzanas rojas como sus labios se levanto de la cama y fue en busca de un vaso con agua para calmar un poco los nervios.
Ya parecía no ser la misma; estaba comiendo más de lo normal, dormía como un peresozo, salia menos, se antojaba hasta de comer una canela. Verdaderamente todo en ella estaba cambiando, paso de odiar a su bebé, a protegerlo a capa y espada, ese bebé había logrado algo en Regina, algo que jamás nadie logro en tan poco tiempo, logro enamorar el corazón de la reina más despiadada del bosque encantado.

—No me has dicho que haces aquí.—
—Bueno, solo quería verte, saber como estás, como está el bebé.—
—Pues ya te das cuenta que estamos bien, ahora puedes irte.—
—Por favor Regina, no me prives de la posibilidad de ver crecer a mi bebé.—
—Fui muy clara cuando te dije que no quería nada contigo.—
—Lo sé y me dolió pero quiero ver crecer a mi bebé, quiero ver todo los días como crece en tu vientre, quiero sentir sus pataditas, quiero cuidar de tí, quiero complacerte en todo.—
—Para eso tengo sirvientes que están pendientes de mi día y noche y ni hablar de papá, parece que está más emocionado que tú y yo juntos.—
—Hagamos algo, si me dejas estar contigo hasta sentir, solo hasta sentir que el bebé patee te juro que luego me iré, te lo prometo.—
—¿Y si nunca patea? Significa que estarás a mi lado hasta que nazca y no, no me voy arriesgar a verte la cara todos los cuatro meses que me faltan.—
—Por favor Regina, yo soy su padre y también tengo derecho además tú misma dijiste que no quería....—
—Que no quería traerl@ a la vida, sé muy bien lo que dije Facilier, pero he cambiado de opinión.—
—Ahora me doy cuenta y ya tú te das cuenta de que te lo dije, te dije que algún día cambiarias de opinión.—
—Si me vas a reprochar lo que quise hacer hace meses atrás es mejor que te vayas de aquí.—
—No te reprocho nada, al contrario me agrada saber que has cambiado de opinión. Es por eso que quiero ser parte de esto, por favor te lo pido.—
Regina dejo el vaso en la mesita de noche y cruzandose de brazos puso los ojos en blanco. Ella sabia que él tenia razón, ella no lo podía privar de su derecho de ser padre y menos después de que él demostró que en realidad quería tener una familia.

—Bien.—
—¿A qué te refieres con bien?.—
—Estaras hasta que el bebé patee pero solo hasta eso, prometeme que cuando lo haga ya te iras, prometelo.—
—Lo prometo.— La cara de satisfacción que tenia Facilier nunca antes se había visto, estaba feliz de que Regina accediera a su petición. En realidad Regina no quería que él estuviese lejos pero sentía temor que Facilier una vez que naciera el bebé se lo arrebatara de los brazos por lo que pudo haberle hecho al bebé, vivía con esa culpa y creía que él se vengaría de eso pero en realidad Facilier no pensaba en eso, solo pensaba en formar una familia y ser feliz.

Esa misma noche Facilier se quedo a vigilar los sueños de Regina mientras ella descansaba placidamente.
Él no sentía sueño o cansancio, solo felicidad y amor, su corazón se quería salir de su pecho al tenerla tan cerca de él, al verla así como ella es en realidad, al verla tan tranquila y serena, esa misma noche Facilier descubrió que no estuvo equivocado cuando se fijo por primera vez en Regina.

Comentarios.

Holaaaaaa. Si, he vuelto, no había querido escribir por que estaba bueno, estoy en duelo por lo que paso con Faci pero la vida sigue y solo me quedan los recuerdos.
Espero que disfruten este cap y que me den sus opiniones no solo del cap de esta histori, si no también del cap de la serie. Bai babys. 💋

VodooQueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora