Momento, madre e hija. Part2

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Domingo 8:00am apartamento de Facilier.

—Rachel quieres abrir la puerta. Rachel, abre por favor. Rachel.—
—Papá, me estoy cambiando, abre tú.—
—Okay. Ya va, ya va, ese tiembre no da oro.—
—Regina, vaya, que diferente estás hoy, te ves bien en traje deportivo. Pasa, Rachel se esta terminando de arreglar.—
Regina entro al apartamento, llevaba unos legis negros los cuales marcaban toda, pero TODA su figura, unas tenis blancas y una blusa esqueleto color roja la cual hacia juego con sus ajustados legis.
—Deja de mirarme el taraero, Facilier.—
—Pero si no estoy viendo nada.—
Se guiro y quedo frente a él.
—Te conozco y sé que lo haces.—
—Bueno, un poquito nada más.—
—Si claro.—
—Ea que se marca toca tu figura con ellos es inevitable no hacerlo.—
Facilier se acerco a ella y sin darle tiempo de que ella hiciera pataleta tomo entre sus manos su trasero apretándolo con fuerza.

—Se sienten firmes.—
—Eres un pervertido, ¿lo sabias?.—
—A tí te gusta.—
—Definitivamente no.—
—Eso mismo dijiste la primera vez que estuviste aquí en mi apartamento, ¿lo recuerdas? ¿y qué crees que paso después?.—
—Si, pero está vez es diferente.—
—Ya, deja de hacerte la dura conmigo. Sé que lo deseas tanto como yo y sé que quieres volver conmigo.—
—Estás equivocado.—
—¿Ah si? Veamos que tanto.— Apretó más el trasero haciendo que Regina diera un leve jadeo pero en esos momentos bajo Rachel y estos dos se separaron como si nada estuviese pasando.
—Ah, ¿entonces no quieres agua?.—
—No, igual aquí en mi bolsa llevo.—
—Ya dejen de hacerse los inocentes, sé lo que estaban haciendo.—
—Solo le brindaba un vaso con agua a tu madre.—
—Ajam, y yo soy santa Rachel.—
—Ustedes dos son tal para cual, los dos dicen las mismas bromas.—
—Ya, vamos, y la próxima vez no quieran hacer sus cosas estando yo en casa por favor, no quiero traumas.—
—Pero que no hacíamos nada.—
—No, nada, solo papá te tomaba el trasero y te arrinconaba. Si, nada.—
Rachel después de descubrir a sus padres a punto de, bueno ya saben, salio del apartamento detrás de Regina.

—Oye, para.— La detuvo Regina tomándola de la mano.
—¿Qué pasa?.—
—Que no hacíamos nada.—
—Mamá, no te reprocho nada por si quieres estar con papá, pero traten de que no sea cuando yo esté allí.—
—¿Me has dicho mamá? Rachel, eso es lindo.—
—Bueno, ya me estoy acostumbrando a tí y a Queen.—
—Me agrada que me lo hayas dicho.—
—Si pero no se lo digas a Queen, o se pondrá celosa.—
—Pierde cuidado. ¿Vamos?.—
—Si, aunque debo decir que no soy buena para los ejercicios.—
—Descuida, sera divertido.—
El día era perfecto para lo que Regina tenia pensado hacer con su hija, irían a patinar aunque jamás se ha visto a Regina patinar pero si estaba segura de hacer esa actividad es por que si sabia como manejar unos.

Al llegar al parque ambas se sentaron en una de las sillas y Regina saco de su bolso los pares de patines.
—Bueno, hoy patinaremos juntas. ¿Qué te parece?.—
—¿Patinar?.—
—Si, ¿no te parece buena idea?.—
—No, todo lo contrario, me encanta patinar pero no sabia que una reina sabia hacerlo.—
—Sé muchas cosas de las cuales te enteraras.—
Después de ponerse los patines ambas fueron cogidas de las manos a la pista comenzando así a patinar como todas unas profesionales.
—Esto es divertido.—
—Lo sé, hace rato no había esto.—
—Oye mamá, ¿puedo preguntarte algo?.—
—Claro cariño.—
—¿Por qué no quieres estar con papá?.—
—Eso es complicado.—
—¿Por qué? Papá te ama, no solo me lo ha dicho, lo siento cada vez que te mira.—
—Es que antes pasamos por cosas que impiden que estemos juntos.—
—¿Qué cosas?.—
Regina se detuvo frente a Rachel y la tomo de sus manos.

—Sabes que quisiera contártelo todo pero hay cosas que no se pueden decir en estos momentos.—
—¿Tú lo amas?.—
Regina no quería hablar del tema y menos si eso hacia que el corazón de Rachel se rompería con la verdad que llevaba ocultándole.
—Mira, helados, ¿quieres uno?.—
—No, no quiero helado quiero que me digas la verdad.—
—Si, si amo a tu padre.—
—Entonces, ¿por qué no vuelves con él? No entiendo.—
—Cariño, es que yo le hice mucho daño a tu padre en el pasado y me siento culpable por eso.—
—Conozco a papá y sé que él te perdonaría. Yo quiero verlos juntos, por favor intentalo.—
—Está bien, por tí voy hacerlo.—
—Gracias. Y también pueden darme un herman@.—
—¿Qué cosas dices?.—
—Adiós, seguiré patinando.—
—Rachel, Rachel ven aquí.—
—Ay mucho ruido en el ambiente, no oigo nada.—
Esa Rachel si sabe que clase de regalo pedir y como pedirlo, en esto se parecía a Queen, iba al grano sin rodeos.

Siguieron patinando hasta que la noche ya estaba cayendo y ya era hora de volver a casa.
—Bueno, te llevare a casa por que debo ir atender el bar.—
—Ay no, no vayas hoy al bar.—
—Debo hacerlo, si no, no funciona.—
—Claro que si, Henry y Zelena se encargaran de ello.—
—¿Y qué más quieres hacer?.—
—Que vayamos a cenar a la casa.—
—O sea, ¿tú, Facilier y yo?.—
—Si, los tres.—
—Está bien, pero hay que avisarle a tu padre.—
—Descuida, ya lo hice.—
—¿Qué tú que?.—
—Ay mira, compremos de esas galletas, a papá le encantan.—
—Rachel, Rachel ven aquí.—
—Rapido, las galletas se agotan.—
Esa Rachel es toda una doctora corazón, sea como sea lograría que sus padres volvieran a estar juntos como antes así sea hacer las cosas a escondidas.

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