Una noticia

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Regina había citado a Facilier en aquella cabaña donde se habían conocido en cuerpo y alma, necesitaba decirle algo con urgencia pero como siempre Facilier pensaba que le habia pedido que la viera allí para hacer lo que siempre hacían.
Pero en realidad Regina no estaba ni de humor ni con ganas de nada de eso. Daba vueltas y vueltas por toda la cabaña esperando la llegada de Facilier, cuando él llegó al lugar lo primero que hizo fue tomarla por la cintura y besarla pero ella lo aparto al momento.
—No vine aquí para eso.—
—¿Pasa algo?.—
—Mira Facilier, no quiero seguir con esto.—
—¿Te refieres a...?.—
—A esto que ha estado pasando durante este tiempo, quiero que esto acabe aquí.—
—Pero, pensé que la pasabas bien.—
—Si la pasaba bien o no eso ya no importa, quiero que no me vuelvas a buscar más y menos después de lo que paso.—
—No te entiendo.—
—Estoy embarazada, mejor dicho estaba.—
—¿Qué? A ver, explicate mejor, ¿estás o no estás embarazada?.—

—Ya te dije que lo estaba, pero ya me encargue yo misma de ese asunto.—
—¿De quieres decirme? Habla claro, Regina.—
—Cuando me entere que estaba embarazada cree una poción que me ayudara a interrumpir el embarazo.—
—¿Hiciste qué? ¿te volviste loca? Como se te ocurre hacer una cosa así, debemos buscar algo que evite que abortes.—
—Es demasiado tarde ya la poción debe estar haciendo su efecto.—
—No, debe haber algo, sé que debe haber algo. Tú no puedes perder ese bebé.—
—Te digo que no hay marcha atrás, ¿qué creías? ¿Qué iba a tener un hijo y contigo?.—
—No era solo tu hijo, también era mío. Debiste haberme consultado primero. ¿Te tomaste la tarean en pensar si realmente yo lo quería?.—
—Me vale lo que tú pienses o quieras. Es mi cuerpo y yo pues decidir que hacer con él.—
—¿Qué cosa te paso?.—
—Paso que fui una tonta al dejarme llevar por este jueguito de adolescente y deje de lado lo más importante.—
—¿Crees que tu venganza es más importante que una familia?.—
—¿Familia? ¿pensaste que yo formaría una familia contigo? Que estúpido resultaste ser. Una dama como yo jamás formaría algo con alguien como tú, que no te ves, eres patético lo único que sabes hacer bien es el amor nada más.—
—Dime que todo esto es un sueño y que nada de lo que esta pasando realmente es verdad.—
—Es lo que más quisiera yo, que jamás esto que paso entre nosotros hubiese pasado. Te dejare una cosa muy clara, no vuelvas acercarte a mí por que no dudare en volverte polvo.—
—¿No te das cuenta que con cada palabra que dices me destrozas?.—
—Ay por favor, no digas ridiculeces. ¿Creiste que yo sentía amor por tí? Jajaja que ingenuo resultaste ser, un brujo de quinta tenias que ser.—

Regina le hablaba a Facilier como escupiéndole cada una de las palabras que pronunciaba, estaba destrozando el corazón de Facilier sin tener un poco de remordimiento. Nada le dolía, nada le importaba excepto ella y su venganza.
Si su madre la viera hoy en día, diría que hizo un excelente trabajo, pero para fortuna de ambas ella se encontraba lo suficientemente lejos de allí.
—No sabes lo que dices, no digas cosas de las cuales te puedas arrepentir.—
—Yo jamás me arrepiento de las cosas excepto de haberte dejado que te cruzaras en mi camino. Alejate de mí, no te quiero ver nunca más en mi vida.—
Una nube de humo morado cubrió su cuerpo y al momento desapareció dejando a Facilier solo con su pena y apareciendo en su castillo con su rostro iluminado como si nada hubiese pasado.
¿Tan cruel era la reina que no le importaba acabar con una vida y destruir un corazón? En realidad no le importaba nada de lo que pasaba o lo que vendría después, ella solo quería venganza y sabia que un bebé le trocaría todo los planes que tenia para cada uno de los habitantes del bosque.

Al día siguiente se levanto como si nada. Tomo una ducha de agua caliente, se puso un vestido ajustado en su cintura, cepillo su larga cabellera y maquilló su rostro para tomarse ese tiempo que su padre le había estado reclamando desde hace tiempo.
—Regina hija, me alegra que bajases a desayunar conmigo.—
—Hola papá, bueno es que si no lo hacia te tendría encima de mí toda la vida.—
Al momento Regina sintió un leve mareo por lo que su padre la sostuvo para no caer.
—¿Te sientes bien?.—
—Si papá, no te preocupes.—
—Como me pides eso, claro que me preocupo eres mi hija y eres la unica persona que me queda.—
—Eso no es cierto, aún tienes a mamá.—
—Ya sabes lo que pienso de Cora.Ven sientate aquí, te traeré un té.—
—Gracias papá.—
Henry lo más rápido que pudo fue por aquel té y regreso al salón donde se encontraba Regina.
—Aquí tienes cariño.—
—Gracias, pero en serio estoy bien. Debe ser que estoy un poco cansada ya que ayer tuve que recorrer varias aldeas.—
—En busca de Blancanieves, ¿verdad?.—
—Sabes que debo hacerlo.—
—Debes no, es lo que quieres. Deberías dejar de preocuparte por esa venganza y estar más al pendiente de tí. No te noto como siempre y estás algo palida.—
Las puertas del salón sonaron y alguien se hizo presente en el lugar. Vaya, vaya, pero si es la reina de corazones. ¿Qué hace allí y cómo escapó?.—

—Deberías hacerle caso a tu padre, él tiene algo de razón en lo que dice.—
Ambos se giraron sobre saltados al escuchar aquella tan conocida voz.
—¿Mamá? ¿qué haces aquí? ¿cómo es que estás aquí?.—
—Tranquilos, no vengo hacer nada, de hecho vengo en son de paz.—
—Cora...—
—Hola querido, cuanto tiempo. Te ves viejo y arrugado, ya decía yo que sin mí no eres nada.—
—¿A qué viniste? ¿Viniste a fastidiar a nuestra hija? Por que si es así no te lo voy a permitir más, por muchos años calle todo pero ya no.—
—Oh que valiente. Si quisiera hacerte algo ya lo habría hecho, como comenzar por arrancarte la lengua para que dejes de hablar estupideces. Además no vine por tí, vine por mi hija que es la única que me importa.—
—Yo te desterré de mi reino no sé como carajos llegaste aquí.—
—Bueno, alguien me ayudo a volver.—
Tenso y más tenso el hambiente. No había un solo minuto en el que si estaba Cora las cosas no se salieran de control, pero si decía la verdad estaba allí en son de paz.

—¡Maldito! Duente me traiciono.—
—¿Hablas de Rumplestiltskin? Oh no, no he sabido de él durante mucho tiempo.—
—Si no viniste a fastidia, ¿a qué viniste?.—
—A cuidarte claro, en estos momentos necesitas mucho de mi ayuda h yo estoy dispuesta a dártela.—
Henry que no se quedaba con nada y que jamás entendía a las cosas que Cora se refería cuando hablaba así, tomo la palabra y preguntó.
—¿Ayuda? ¿ahora de qué hablas?.—
—Nuestra hija no te lo ha contado, creí que ya lo había hecho, como eres su héroe.—
—¿De qué habla tu madre, Regina?.—
—No sé, estoy tan gringa como tú. Yo no necesito ni tu ayuda, ni la de nadie cualquiera que fuera el caso.—
—¿Ah no? ¿y cómo se supone que sobre llevaras todo esto que te esta ocurriendo?.—
—Regina, ¿de qué habla tu madre? ¿qué te ocurre?.—
—Anda hija, cuentale a tu padre del regalo que te ha dado la vida.—
¿Estaría Cora zafada de la tuerca? ¿qué regalo? Si se suponía que Regian había "abortado al bebé" aunque nunca vio sangrado durante las veces que fue al baño.
—No sé de lo que me hablas.—
—Regina, no le ocultes cosas al pobre Henry, él tiene derecho a saber.—
—¿Qué me ocultan? Regina, ¿qué ocurre contigo?.—
—Nada papá, na...—
Al momento que quiso hablar un malestar en el estomago se hizo notar obligándola a ir al baño a trasbocar.
Cuando Regina se fue corriendo y dejo solo a los mayores, Henry continuo preguntando curioso.
—¿Qué es lo que tiene mi hija?.—
—Nuestra querido, nuestra. No hay por que preocuparse, Regina esta en perfectas condiciones, lo único que le pasa es que sera madre.—
—¿Qué?.— Tan sorprendido quedo el pobre Henry que tuvo que sentarse por que si no seguro caería desplomado en el suelo.
—¿Mi hija embarazada?.—
—Así es, ¿no es hermoso?.—
—¿Quién fue? ¿quién fue el desgraciado que no vino a darme la cara?.—
—Henry por favor, Regina ya no es una niña, ella sabe lo que hace.—
A Henry la noticia le cayo como un balde de agua fría, no se imagino a su hija en esas condiciones. Si quiso verla así pero no creía que fuera posible y ahora que eso estaba pasando, había quedado muy sorprendido con la noticia.

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