Capítulo 23

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Llegué agitada a la recepción del hospital, no había encontrado lugar en el estacionamiento así que tuve que aparca el coche a varias calles del hospital. Llegué a la pequeña recepción donde se encontraba una mujer de unos treinta años atrás del mostrador.

—Buenas noches, quisiera saber el estado de Travis Anderson. —jadeé.

—¿Es usted familiar del joven Travis? —alzó una ceja.

—No, soy su mejor amiga.

—Lo lamento, sólo información a los familiares.

—¡Lo conozco desde los seis años! Soy casi su hermana, joder. —me miró por unos segundos y suspiró enfadada.

—Travis Robert Anderson. —susurró tecleando algo en la computadora.— el chico esta estable, es lo único que puedo decirle.

—Pero, ¿qué le pasó?

—No puedo decirle. —me miró esperando a que me fuera.

—¿Cómo que no puede decirme? —dije enojada.

—Yo no se nada, ahora márchese, tengo mucho trabajo por hacer.

—¡Es su jodido trabajo!

—Sólo información a los familiares. —me miró duramente.

—Vallase a la mierda. —la miré con rabia y caminé hacia la sala de espera donde se encontraba Jane, Sam y Trent. Sam me miró con los ojos llorosos y se levantó para abrazarme.

—Lo arrolló un puto auto Brook. —comenzó a temblar, me tensé al escucharla decir eso y no pude evitar soltar un par de lágrimas.

—Va a estar bien, Sam. Es muy fuerte, lo va a lograr. —traté de hacerla sentir mejor.

—Gracias. —me soltó y Jane me abrazó.

—No sabes cuanto aprecio que estés aquí, Brooky. Muchas gracias. —sollozó,

—No tienes nada de que agradecerme Jane, ustedes son como mi segunda familia. —me miró a los ojos y sonrió levemente.

—Te quiero mucho Brook. Iré a la cafetería, ¿quieres algo?

—No gracias, estoy bien. -me besó la frente y se fue a la cafetería junto con Sam. Miré a Trent que miraba fijamente al suelo, me senté junto a el y suspiró.

—El muy idiota nunca supo mirar a los dos lados antes de cruzar la puta calle. —habló.— si muere, voy a decir eso en su funeral.

—No va a morir, no ahora.

—Lo se, pero es inevitable pensarlo. Yo vi cuando sucedió todo. El me llamó diciéndome que estaba muy ebrio y no podía manejar, pensé que estaba siendo responsable por una vez en su vida. Fui por el a un bar cerca de Oxford Street, tuve que buscarlo por todos lados, hay como mil bares ahí. Cuando por fin lo encontré, subió al auto y me contó como casi se folla a una chica, después empezó a decir que era Superman y no se cuantas mierdas más, el muy imbécil abrió la puerta del auto y se tiró hacia la calle, joder que no sabía que se podía ser tan imbécil. —dijo indignado.— frené tan fuerte que el auto casi da la media vuelta. Le grité desde la ventanilla que dejará de ser tan idiota y regresara al auto, se levantó mientras reía y ahí fue cuando un puto coche rojo lo arrolló. —cerré los ojos con fuerza y una lágrima cayó por mi mejilla.

Conversamos un rato más tratando de no pensar en la estupidez de Travis. No podía creer que el imbécil de mi mejor amigo se haya aventado de un puto coche en movimiento. Si salía de esta, lo iba a golpear tan fuerte que lo mandaría de regreso al hospital. Pero tampoco fue culpa de el solamente, también fue del conductor de aquel coche.

—¿Familiares del joven Travis Anderson? —dijo una voz masculina enfrente de nosotros. Me levanté de golpe y miré al señor canoso con bata blanca y mirada seria.

—¿Si? —contestó Trent.

—El joven tiene un pequeño traumatismo en el cráneo y varios huesos rotos, su condición es indefinida. Esta dañado tanto física como emocionalmente y todo depende de como reaccione ante el tratamiento.

—En el peor de los casos, ¿que podría pasar? —pregunté con voz temblorosa.

—Un coma o la muerte. —me miró a los ojos.— pero los riesgos de morir son de un diez por ciento, casi inexistente. A tenido mucha suerte. —dijo finalmente para marcharse.

Un coma o la muerte... Pero, ¿que pasaba si a Travis le tocaba ese diez por ciento? ¿qué haría yo sin el?

Me volví a sentar en mi lugar y apoyé los codos en mis piernas, cubriéndome el rostro con las manos. Trent sobó mi espalda tratando de tranquilizarme. Me incorporé y subí las piernas al asiento, abrazándolas.

—Hace unos días lo acompañé al estudio de tatuajes. —hablé.— se tatuó mi nombre en la parte baja de la espalda. —negué con la cabeza.— le dije que era demasiado, pero me dijo que esa era su forma de demostrarme cuanto me quería. Planeaba tatuarse con tinta permanente, pero no se como lo convencí de que se lo tatuará con henna.

—¿Era de henna? —me miró.— cuando llegó a casa dijo que era permanente.

—No, es de henna. —pensé por unos segundos y caí en cuenta.— amenos que... —me callé.

*Flashback*

¿De que color quieres que sea? le preguntó Edward a Travis.

Negro. Edward asintió y estaba apunto de darse la vuelta cuando Travis lo detuvo, le susurró algo al oído y Edward asintió con una sonrisa. No le tomé mucha importancia ya que estaba jugando en mi celular. Travis chasqueó la lengua y lo miré. ¿qué haces?

Juego.

¿A que? levantó una ceja.

Flappy Bird.

¿El juego del pájaro?

Hay muchos juegos de pájaros.

El que tienes que hacer que el pájaro pase por unos tubos.

Si, es exasperante pero al mismo tiempo es divertido. seguí jugando.

Tu tienes muy poca paciencia con ese tipo de cosas, me sorprende que no hayas tirado el teléfono por la ventana. se burló.

Aprendí a controlar mi temperamento. bromeé y el río.

*Fin del flashback*

—Dios mío. —negué con la cabeza.— Travis le dijo a Edward que lo hiciera con tinta permanente y yo no me di cuenta. —Trent soltó una risita.

—Travis no obedece a nadie, no se por que te sorprendes.

—Ya se que el muy idiota no obedece a nadie, me preocupa que en algún futuro donde tenga esposa e hijos se den cuenta de que tiene el nombre de alguien en la puta espalda. —pensé un poco.— oh más bien, el nombre de una ciudad... ¿Pero por que te tatuarías el nombre de una ciudad que está en otro continente? -bufé.

—Ese es muy problema de Trav, ojalá tenga suerte en encontrar a alguna chica.

Nunca había tenido una conversación larga con Trent, siempre hablábamos muy poco, sólo unas cuantas frases. Me di cuenta que su carácter es como el de su hermano, son muy parecidos.

Dieron las cuatro de la mañana y yo seguía ahí con la familia de Travis. Me levanté y fui hasta el baño del hospital, me miré en el espejo y vi que tenía unas ojeras terribles, pero claro, es lo que pasa por no dormir en dos días. Maldije internamente por no haber traído mi bolso, había salido tan asustada y preocupada de casa que sólo tomé mi celular.

Volví a la sala de espera y me senté en el lugar donde había estado anteriormente. Tenía demasiado sueño pero no quería dormir y al parecer Jane se había percatado de eso ya que me pidió que regresara a casa para descansar. Por más que le insistí en quedarme y repetirle que estaba bien término convenciéndome y regresé a casa justo al amanecer.

beside you » ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora