Capitulo 25

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— Entonces eso fue lo que paso — dijo Meliodas.

— Pues si ; Gloxinia te quiero preguntar algo — Elizabeth se sentó en un pequeño tronquito para hablar con Gloxinia.

— Como conociste a dolor? Y a que te refieres con chistes malos?

— Bueno, yo conocí a dolor por un reclamo de alguien del bosque y me dirigí a conversar con el y vi que no era mala persona y a la vez era muy educado pero como somos amigos no necesitamos tanta formalidad , y sobre los chiste malos pues yo recuerdo que una vez estaba un poco deprimido y en ese entonces yo ya era amigo de dolor y el me empezó a contar un chiste y fue tan mala que me hizo reir, y a la vez hace bromas pesadas — dijo Gloxinia.

— Son muy buenos amigos — sonrió Elizabeth.

— En realidad los cuatro somos amigos — dijo Dolor.

— Tienes razón, bueno creo que ya deberíamos descansar mañana vendrán los clanes a instalarse en el bosque — Elizabeth se levantó para estirarse un poco.

— Bien, entonces Elizabeth y Meliodas vayan a la pequeña cabaña que esta ahí — dijo con pícardia Gloxinia.

— Cabaña? Los dos — pregunto Elizabeth, se empezó a notar el rubor.

— Vamos Elizabeth — dijo Meliodas, se retiró del lugar sin decir ni una sola palabra.

— Ummm... Okey ya voy esperame — Elizabeth se despidió y fue donde el demonio.

— Bonito pareja — dijieron Gloxinia y Dolor.

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Los dos entraron al cuarto y era muy pintoresco, las ventanas eran mediana y era apartado del árbol sagrado era muy Pacífico estar ahí.

— Meliodas — la diosa estaba de espalda.

Un sonido fuerte se escuchó como si alguien se hubiera caído.

La diosa estaba tirada en el suelo mientras que el demonio estaba encima de ella.

— Meliodas que estas haciendo?— al instante la diosa fue callada con un beso.

El demonio no dijo ni una sola palabra tan solo siguió besando a la diosa buscando su lengua y jugando con ella, ella no ponía resistencia sentía que ella también lo quería enredo sus manos al cuello y acarició el cabello del rubio, Meliodas la cargo hasta la pequeña cama que había y los dos se miraron ambos colorados.

— Elizabeth tu me amas — pregunto avergonzado.

— Si te amo con todo mi ser.

No pudo aguantar más y la empujó contra la pared ambos disfrutaban de ese beso apasionado ; bajo una de las manos hasta sus pechos y empezó a moverlos de un lado para otro apresiono aquel botón rosado y escucho un leve suspiro de ella, la otra mano se dirigía a la bragas de la diosa, frotó su clitoris un poco lento al principio para que la diosa pidiera más...

— Quieres llevar el beso a otra parte — susurro el demonio.

— Meliodas.. Si quiero, quiero ser tuya.

Eso prendió más al demonio y le quito toda la ropa que tenia paso su lengua por el pecho de ella haciendo que gimiera hasta ya no poder, ella se sentía en otro mundo.

— Meli...odas... Por favor hazlo más rápido — gimió la diosas.

— Que es lo que quieres que te haga mas rápido — susurro.

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