Narra Robbie:
El día antes de un cumpleaños, los chicos y yo lo celebrábamos desde el minuto cero, ya que el día antes, íbamos a dormir a casa del cumpleañero. Así que esa noche, los chicos dormían en mi casa.
Me hubiera gustado quedarme despierto hasta tarde, pero pasé todo el día fuera de casa y para cuándo llegamos, los tres estábamos destrozados. Ellos tenían su propia habitación en mi casa y yo en las suyas, no muy grandes, pero para cuando se quedaban a dormir era suficiente.
La mañana de mi cumpleaños, me despertó mi móvil, como casi siempre. Lo miré y a parte del millón y medio de notificación de Twitter e Instagram, lo único en lo que me fijé fue en el mensaje de mi hermana Fiona.
Fiona siempre me mandaba esta clase de cosas por mi cumpleaños. Algunas de las fotos no sabía ni que existían. Y aquella me hizo sonreír. Después le di las gracias por la foto y me vestí.
Cuando salí al pasillo, me encontré algo que hacía mucho que no veía: vi a Tom aporreando la puerta del cuarto de Thomas y gritando su nombre. Aunque no lo pareciera, Thomas siempre era el último en despertarse, ni siquiera la alarma militar lo conseguía.
–¡Thomas despierta de una vez!– Decía.
–¿Qué se supone que haces?– Dije acercándome.
–¡Eh! ¡Feliz cumpleaños!– Tom se olvidó de Thomas y se acercó a mí, para tirarme de las orejas y revolverme el pelo. Cómo era el último de los tres en cumplir años siempre me lo hacían. Yo era el "pequeño" como ellos me llamaban.
–Estate quieto.– Dije apartándole de mi.
–No todos los días es tu cumpleaños. Hoy te toca aguantarnos todo el día.
–Ya, no me lo recuerdes.
–¿He sido el primero en felicitarte?
–No. Fiona se te a adelantado.– Dije enseñándole la foto y se rió.
–Por está vez no me importa.– Dijo todavía riéndose de la foto, justo después, Thomas abrió la puerta.
–Buenos días.– Dijo aún medio dormido.
–¿Estas de coña? Llevo llamándote media hora.
–Estaba dormido.
–Lo suponía, eres como la bella durmiente pero en tío.
–¡Feliz cumpleaños, tío!– Dijo y me revolvió el pelo también y después me tiró de las orejas.
–Y dale, ¡pero que manía tenéis con mi pelo!
–Es para que no te acostumbres a llevarlo siempre perfecto.
–Y con mis orejas. Un día me las vais a arrancar.
Bajamos a desayunar y vimos que Alicia había preparado comida como para una fiesta, pero no estaba por ninguna parte.
–Adoro a Alicia, enserio.– Dijo Tom cogiendo una napolitana y justo después, me llegó un mensaje.– ¿Quien es ahora?
–Camila. Otra foto.
–Que monos.– Dijo Thomas riéndose.
–Pero tu vaya cara que tienes, tío.
–Me pilló por sorpresa, ¿vale?
–¡Robbie!– Escuchamos a Cat acercarse.– Feliz cumpleaños.
–Gracias.– La abracé.
–Te he traído una cosita.– Dijo y me dio un pequeño pastel de cumpleaños con una vela.– Es de chocolate y vainilla, tu favorito.
–¡Oohh!– Dijeron mis amigos a la vez.
–Callaos.
–Venga, pide un deseo.
Cogí el pastelito y tras pensar un deseo, cerré los ojos, soplé la vela y todos aplaudieron como si fuera un niño pequeño.
–¿Qué has deseado?– Me preguntó Thomas.
–Eso no se dice.
–A vosotros también os he traído pastelitos.– Dijo y le dio uno a cada uno.
–Gracias.– Dijeron con la boca llena.
–¿Nunca os han enseñado modales en la mesa?
–Cuidado, que ahora nos va a dar clases de etiqueta el señorito británico.– Dijo Tom en tono de burla.
–Tom, tú también eres británico. Y yo también.
–Venga chicos, desayunad rápido que hoy tenemos que hacer un montón de cosas. Entre otras, preparar al cumpleañero para esta noche.
–¿Ya? Pero si son las once de la mañana.– Dije bebiendo café.
–¿Y el programa es en directo?– Preguntó Tom.
–Si.
–Pues hasta las 12:35 nada.
–Ya lo sé.– Resoplé.– Venís conmigo, ¿no?
–Pues claro.
–Nosotros hoy no nos separamos de ti.
–Pues vais a acabar agotados. Tenemos mucho que hacer.– Dijo Cat.
–¿Enserio es para tanto?
–Si, si que lo es.– Dije yo.– Siempre tengo algo que hacer. Siempre.
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Perfectamente imperfectos
FanfictionYo ya estaba acostumbrado a que todas las chicas del mundo gritaran y llorarán a mi paso, y ahora con la grabación de mi nueva película, pues más todavía. Pero a lo que no estaba acostumbrado hasta ahora, era a enamorame de verdad, o más bien, a ena...