Capítulo 29: Me peleo con Cat fuertemente por primera vez

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Narra Robbie:

Esta era una de las situaciones más incómodas que había vivido en mi vida. Las tres me miraban esperando que dijera algo pero no se me ocurría nada y sabía que está vez, mi carisma no me sacaría con vida.

–¿Y bien?– Dijo Cat al final cruzándose de brazos.– ¿Vas a darnos una explicación o no?

–En realidad, Cat, no sé qué tengo que explicar.

–Huuu, la cosa se pone fea.– Dijo Fiona.– Creo que me voy a ir yendo y esta noche te llamo, ¿vale hermanito?

–Eh Fiona.– Le llamó Athenea.– ¿Te importa llevarme al centro? Tengo que trabajar.

–Para nada. Nos vemos Robbie.– Dijo y ambas se marcharon. Athenea sin despedirse.

Ambas se dirigieron a la puerta mientas yo iba hacia el sofá, dejé el guión en la mesa y me senté mientras Cat se acercaba hecha una furia.

–¿Qué es lo que no te quedó claro el otro día?

–No he mencionado su nombre.

–¿Te crees que soy idiota? He visto las noticias Robbie, los fotógrafos van detrás de ella.

–Vamos a ver Cat, no te preocupes por ella, ¿vale? Deja que yo me encargué.

–¿Encargarte tú de ella?– Se rió.

–¿De que te ríes?

–Venga ya, chico. Dame una buena explicación sobre por qué debería dejarte encargarte.– No conteste y aparté la mirada.– Robbie. Mírame cuando te hablo. Dame una explicación.– Di un golpe en el sofá y me levanté.

–Mira Cat, no todo en la vida tiene explicación, ni respuesta. No todo tiene por que tener sentido. No todo tiene por qué ser justo o lógico. ¡He aprendido a vivir con eso!

–A mi no me levantes la voz, eh.

–¿Y que vas a hacer? ¿Castigarme? ¡Tengo 23 años! Y además, tu no eres mi madre...– Dije y subí a mi cuarto.

No salí de allí en toda la mañana y cuando baje a comer solo estaba Alicia. Ni rastro de Cat por ninguna parte, y por una vez, me alegraba.

A la tarde, les pedí a los chicos que vinieran a repasar el guión y a estar los tres juntos y cuando llegaron, fuimos a mi cuarto.

–¿Oye, dónde está Cat?– Me preguntó Tom.

–No lo sé. Nos hemos peleado esta mañana.

–¿Y eso?– Dijo Thomas incorporándose ya que estaba tumbado en mi cama escuchándose a sí mismo repetir las frases.

–Nos hemos peleado por Athenea.

–¿Y cómo va ese tema?– Dijo Tom sonriendo.

–¿En que sentido?

–¿El rey de corazones tiene dominada la situación o por primera vez en la historia alguien le ha robado el corazón?

–Yo... no lo sé.

–¿Cómo puedes no saber eso?

–A ver, yo tengo claro que me gusta, pero es que ella me odia.

–¿Por qué te odia?

–Os hago un resumen: Dice que soy vanidoso, avaricioso, engreído, que se me ha subido la fama a la cabeza y que no quiere vivir en un mundo que es una gran mierda pintada con purpurina.

–¿Y eso es una resumen?– Dijo Thomas.

–Pues imagínate.

–Aunque tiene un poco de razón.

–¡Tom!

–Admítelo tío. No digo que sea completamente cierto, pero un poquito si...

–Yo tengo una pregunta.– Dijo Thomas.– Tienes a millones de chicas que suspiran por ti al rededor del mundo y que te tratarían como a un Dios y... vas y te enamoras de la única persona en el mundo que te odia a muerte. ¿Por qué?

–Porque me he cansado de que me traten como a un Dios.

–Entonces es verdad...– Dijo Tom.– Nunca te había visto tan enamorado. ¡Tenemos que conseguir que Athenea no te odie!

–Estupendo genio, ¿y como lo hacemos?

–Abrá que pensar.

Los chicos y yo nos pusimos a pensar en la maravillosa idea de Tom a pesar de que yo llevaba intentando que no me odiara desde que me di cuenta de que me gustaba, y todavía no se me había ocurrido nada.

–¿Y si intentas...?– Comenzó Thomas.– Nah, es una estupidez. Olvídalo.

–¿Olvidar el que?– Preguntó Tom.

–Nada tíos. Es una chorrada.

–Como si no dijéramos suficientes chorradas.

–No, olvídalo ¿vale? No merece la pena.

–¡Venga ya Thomas!

–No insistas Tom. No voy a contarlo.

Please, Tommy, please...– Dije intentando poner cara de pena mientras Tom se reía a carcajadas.

–No tiene gracias.– Dijo Thomas algo enfadado.

–¡Claro que la tiene!

–Eso ha sido muy cruel.

–Si.– Intenté aguantarme la risa.– Pero CRUEL es buena.– Tom y yo volvimos a reírnos.

–Que os den a los dos.

–Ahora en serio, Tommy. Cuéntanoslo– Dije ya más calmado.

–Vale, está bien... Iba a decir, que intentaras aparentar ser el tipo de chico que a ella le gustaría que fueras.

–¿Qué?– Dijo Tom.

–¿Lo veis? Era una chorrada.

–Puede. En realidad el consejo suele ser : "se tu mismo" no"se otra persona".

–Espera Robbie, puede que Tommy tenga razón.– Dijo Tom.– ¿Y si le muestras tu lado "no famoso" para que se enamore del auténtico Robbie Kay?

–Oh, no era tan mala idea al fin y al cabo, pero no va a fingir ser alguien que no es para gustarle a una chica.

–¡Pero si es su trabajo!

–Esperad.– Dije y se callaron.–  Puede que no tenga que fingir.

–¿En qué piensas?

–Confiad en mi. Tengo un plan.– Sonreí.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora