Capítulo 25: Hago una llamada que nunca creí que haría

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Narra Athenea:

Durante el resto de la semana no tuve señales de Robbie más que las que veía por Twitter, por la promociones de su película o por las que me de decían las chicas.

El día del estreno de Revolution ambas estaban cardíacas. Yo ni siquiera sabía por qué había dicho que si a ir,  probablemente para comprobar cómo habían arruinado el libro, una vez más.

El mismo viernes, cuando salimos e íbamos hacia el cine, Rose se había llevado una revista para leer en la cola para las entradas y en la portada aparecían Robbie y sus amigos, montados en un carrito de la compra haciendo lo que fuera que estaban haciendo en una campaña para Levi's.

–Mira la cara de Thomas.– Dijo Lisa.–Pobrecito, está muerto de miedo.

–Si, pero en estas otras parece estar pasándoselo de miedo.– Dijo Rose abriendo la revista y mostrando unas fotos en las que salían peleándose con pistolas de agua.

–Lo que a ti te pasa es que les has visto con la camiseta mojada y has flipado.– Dije.

–También, pero aquí al menos sonríe.

–Esa gente se lo pasa mejor de lo que crees. Hazme caso, sé de lo que hablo.

Seguimos nuestro camino hasta el cine y cuando llegamos vimos que la taquilla todavía no estaba abierta y que no había demasiada cola, así que nos pusimos a esperar. Cuando la taquilla abrió, la cola casi daba la vuelta a la manzana.

–¿Os imagináis que están aquí?– Dijo Lisa.

–¿Quienes?

–Los chicos. Tom puso un tweet el otro día, que irían a ver la peli al estreno y que si les encontrábamos y les dejábamos ver la peli en paz, tendríamos derecho a autógrafos y fotos.

–Pero que bocazas es ese chico...

–¡Es adorable!

–Vamos, Lisa. Esas cosa se las puedes pedir si te los cruzas por la calle tranquilamente.

–Así es más emocionante, además, no salen mucho.

Cuando nos tocó el turno, pedimos las entradas y después cogimos las palomitas y los refrescos. La peli era en la sala mas grande de todo el cine, y se llenó. Estaban ocupados todos y cada uno de los asientos, pero ni rastro de los protagonistas.

–¿Lo veis? No están aquí.

–Ya veremos.– Dijo Rose mientras comía palomitas.– Hay más de una sesión.

Cuando la película comenzó, todo el mundo guardo silencio sepulcral y tras tragarnos cinco minutos interminables de anuncios, la película comenzó exactamente igual que el libro, y cuando Alexis abrió los ojos y se vio a Mark, osea, a Robbie, las chicas me cogieron las manos.

La verdad era que la película estaba muy bien construida respecto al libro, y en algunos momentos, incluso me llegó a gustar el personaje de Mark, y cuando la peli terminó, todo el mundo aplaudió un buen rato.

–¡Dios! No puedo espera a ver la segunda.– Dijo Lisa.

–Ni yo, ¿cómo pueden dejarlo así? ¿Donde están Mark y los chicos?

–Creo que todavía no han empezado a grabar la segunda y no pienso haceros un spoiler.

–Bueno, pues ahora, vamos a buscar a los chicos.– Dijo Lisa levantándose.– Este es el cine más importante de la ciudad, si han venido, tienen que estar aquí.

Buscamos a los chicos por el cine y por sus alrededores pero no había nadie. Aunque las chicas no se daban por vencidas. Cuando ya estaba cansada, cogí el móvil para mirar la hora y recordé algo: "tienes mi móvil para lo que necesites" Rompí la nota nada más ver era de Robbie, pero pensé que podía hacer algo bueno y entonces busqué en mis antiguas llamadas y recupere su teléfono. Me alejé un poco de las chicas y llamé.

–¿Si?

–Robbie, soy Athenea. Escucha, yo...

–¡Athenea! Qué sorpresa escucharte.

–Vale, pues calla y escucha: ¿Habéis ido al cine?

Si, ¿y tú? ¿Has visto Revolution?

–¿Os ha encontrado alguien?

Por raro que parezca, aún no.

–¿Crees que mis amigas y yo... podríamos veros? Ellas te admiran mucho.

¡Si! Si, si, si. Me encantará verte, digo... veros, a ti y a tus amigas, claro.

–Ya... ¿donde podemos vernos?

¿En el callejón junto al cine?

–Vale, nos vemos ahí en diez minutos.

–¡Guay! Os esperamos ahí.

–Gracias.– Dije y colgué justo en el momento en el las chicas se acercaron a mi.

–¿Con quién hablabas?

–Con un amigo. Tengo una sorpresa.

–¿Una sorpresa?– Dijo Rose sonriendo, le encantaban las sorpresas.

–Si. Anda, vamos. Tenemos que ir al callejón.

–¿Qué se nos ha perdido ahí?

–Mi sorpresa, aunque si queréis, lo cancelo.

–No, no. Lisa, no me seas gafe. Vamos.– Dijo Rose contenta y fuimos hacia el callejón.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora