Capítulo 34: Evito una detención en una manifestación

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Narra Robbie:

Cuando Athenea me colgó me quedé mirando la pantalla del móvil un segundo y después lo lancé contra el sofá de mi camerino. Todavía resonaba en mi cabeza eso de "no somos nada y nunca lo seremos" ¿acaso hay que ser algo para prestarse dinero?

Intenté calmarme, me tomé un café, puse música pero estaba enfadado. Y cuando estoy enfadado me gusta estar solo, aunque es difícil estar solo cuando estás grabando una película y eres el protagonista. Más todavía si la pausa para comer se terminaba y tenía que trabajar. Estaba deseando llegar a casa.

–Ah, casita por fin.– Dije al llegar y me tiré al sofá.

–He hablado con Álex y me ha dicho que quiere empezar con las fotos de promoción en solitario mañana por la mañana.

–¿Entonces mañana no curro?

–Solo a la mañana, no tengas morro.

–Me vale.– Dije y me fui a cenar.

Después de cenar, quise quedarme despierto a repasar el guión de la peli para las escenas de mañana, pero no aguanté mucho despierto.

A la mañana siguiente me levanté y Alicia me dijo que Cat se había adelantado y había ido antes al estudio de Álex. Yo comí algo rápidamente y Alicia me dio el café para llevar.

Ben me esperaba en la entrada así que entré, dejé el café en el posa-vasos y me puse las gafas de sol, a parte de que hacía un tiempo increíble, por que la calle estaba llena de gente, pero el tráfico era el más lento que había visto en años. A penas recorríamos un par de metros cada diez minutos.

–Ben, ¿qué demonios pasa? Álex y Cat nos están esperando.– Dije adelantándome un poco.

–Hay una manifestación en medio de la calle, señor.

–¿Manifestación? ¿Sobre qué?

–Al parecer de los derechos de las mujeres negras.

Me adelante un poco más y miré por el cristal delantero del coche y vi a una chica sentada en medio de la carretera con una bandera en la que ponía "Respect - Protect - Love The Black Women". Me costó reconocer a Athenea en aquel entorno y vestida de aquella manera.

–Ay Dios...

Un policía se acercó a Athenea y le dijo que se levantará para que pudiera circular el tráfico y que siguiera con la marcha, pero ella se negó. El agente le cogió la bandera y la rompió pero ella se negó a levantarse y acabó intentando arrastrarla mientras ella pataleaba y gritaba.

–Mierda.– Dije poniéndome una gorra que tenía en el coche para emergencias y salí corriendo hacia el policía.– ¿Hay... hay algún problema, agente?

–Esta señorita está causando alteraciones en el orden público. Más del que debería en una marcha pacífica.

–Marioneta del poder. ¡Debería darte vergüenza trabajar para el estado!

–Se acabó. Me la llevó a comisaría.

–¿Qué? ¡No!– Dije deteniendole.– Yo me encargo de ella, ¿vale?– Dije bajándome un poco las gafas.

–¿Esta seguro?

–Segurisimo.

–No dude en avisarnos si tiene algún problema.

–No hará falta.– El policía soltó a Athenea y yo la cogí de la mano y la llevé hasta el coche.– Entra en el coche.– Dije abriéndole la puerta.

Athenea me miró sería, se subió las gafas y entró en el coche. En cuanto entré yo, Ben siguió hacia el estudio de Álex. Athenea estaba sentada delante de mi con los brazos cruzados y la vista hacia un lado.

–De nada, ¿eh?– Dije.

–No te pedí que me ayudarás.

–¡Iba a llevarte a comisaría! ¡Podrías haber acabado en la cárcel!

–¿Qué crees? ¿Qué es la primera vez que me meto en líos en una manifa?

–No creí que fueras así...

–¿Así cómo?

–Te veía como una chica más formal... no creí que te mezclaras en estas cosas.

–Sé lo que quiero. Lucho por mis derechos.

–Mira, no quiero discutir. Te vienes conmigo. Así evitaré que tenga que ir a verte a la cárcel.

–¿Y a donde vamos?

–A una sesión de fotos.

Cuando llegamos al estudio de Álex le pedí a Athenea que se comportara. Al llegar, nos encontramos de frente con Cat.

–¿Qué hace ella aquí?– Dijo señalándola.

–Hemos tenido un pequeño imprevisto. ¿Te molesta que este aquí?

–Si se queda callada y no molesta, para nada.

–¿He muerto y he ido al cielo?– Dijo Álex acercándose.– ¿Quien es esta belleza?– Miró a Athenea.

–Una amiga.

–¿De nombre...?

–Athenea Grace.– Se presentó, era la primera vez que escuchaba su apellido.

–Hum, una diosa del Olimpo.– Sonrió y le beso la mano.– Alexander Bane a tu servicio. Para mí sería un placer hacerte un par de fotos.

–¿Qué?– Dijo Cat.

–Oh, no. No he venido a hacerme fotos. Estoy aquí por error.

–¡Por favor! Eres... la magia que le hace falta a este chico.

–Gracias Álex.– Dije irónico.

–Athenea.– Dijo cogiéndole las manos y ella le miró raro.– Por favor, hazme este pequeño favor y estaré en deuda contigo.

–¿Sin nada raro?

–Prometido.

–Muy bien. Unas fotos y listo.

–¡Si! Gracias. Cat, cariño. ¿Te importaría llevarla a maquillaje y peluquería? Contigo tardarán un poco más.

–Sin problema. Vamos.

Athenea me miró una última vez y después se marchó con Cat.

–Robert Andrew Kay.– Dijo Álex acercándose un poco a mi.– Te juro que como dejes escapar a esta chica, te retiro la palabra.

–Oye.

–Oh vamos. ¡Es la mejor chica que me has traído nunca!

–Creí que opinabas eso de Alexandra.

–No. Opino eso de su hermano. Athenea es tuya, que no se te olvide.– Dijo y se alejó.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora