Narra Athenea:
Era la segunda vez en menos de veinticuatro horas que salía de casa de Robbie. Había cumplido mi cupo por lo menos para lo que quedaba de año.
Su chófer me llevó de nuevo a casa justo en el momento que mi madre se preparaba para ir a trabajar.
–Hola cielo, ¿donde estabas?
–En ninguna parte.
–¿Estabas con Jace?
–No mamá, sabes que no volvería con él ni muerta.
–Era un buen chico.
–Si, cuando me ponía los cuernos también lo era.
–Yo no veo a Jace capaz de hacerte eso.
–Mama, no le defiendas. No voy a volver con él. Se acabó el tema.
–Muy bien. Me voy.– Me dió un beso en la mejilla.– Tienes la comida lista.
–Gracias mamá. Adiós.
–Adiós cielo.
Me senté a comer mientras examinaba que no le había pasado nada a mi cuaderno, hasta que cuando llegué a mi última entrada, vi una nota que no era mía.
Te dejo mi teléfono por si necesitas algo. Ya sabes como encontrarme.
Robbie.–¿Enserio?
Cogí la note, la rompí y la tiré a la basura. No quería tener nada que ver con aquel chico y menos después de que me dijeran que no podía decir nada.
Terminé de comer y después me senté a hacer algo de deberes mientas esperaba a la hora que había quedado con las chicas. Y cuando por fin llegó la hora, me vestí, cogí mis cosas y salí de casa. Por el camino intenté pensar una escusa que ponerle las chicas para no decirles la verdad, y cuando llegué, me di cuenta de que no tenía nada. Pero aún así, llegué con la cabeza bien alta, me senté con mis amigas y pedimos algo para tomar.
–¿Vas a contarnos ya que te pasó anoche?– Dijo Rose.
–Es complicado...
–¿Has vuelto con Jace?
–¡No! ¿Por que os ha dado ahora a todos con Jace?
–No lo sé. Era una posibilidad.
–Pero menos mal que no has vuelto.– Dijo Rose.
–Pues no. No he vuelto con Jace. Mirad, lo que pasó anoche fue... qué me quedé sin batería me tropecé, me caí a un charco y volví a casa empapada.
Lo solté todo tan de golpe y tan rápido que casi no parecía creíble. Las chicas se quedaron mirándome con cara extraña incluso cuando el camarero vino con nuestros chocolates.
–¿Entonces estás bien?– Me preguntó Lisa.
–Que si...
–Bueno, si tú lo dices...
–Oid, no quiero hablar de eso, ¿vale? Fue bastante humillante. ¿Podemos merendar como siempre lo hemos hecho sin complicarnos la vida?
–Vale.– Dijeron a la vez.
–Gracias chicas.– Sonreí.– Sois las mejores amigas que hay.
–Lo sabemos.
–Pero tienes que decírnoslo más.– Dijo Lisa, nos reímos y seguimos como si no hubiera pasado nada.
Narra Robbie:
Cuando Athenea se marchó, sabía que Cat vendría a hablar de ella, pero me envió un mensaje diciendo que vendría después de comer, así que los chicos se quedaron para ayudarme a elaborar la historia.
–¿Y por qué no le dices la verdad?– Me sugirió Tom.
–No lo sé.
–Sería más sencillo.
–Ya, pero algo me dice que no voy a ser capaz de contárselo del todo bien.
–¿Quieres que nos quedemos a ayudarte?– Preguntó Thomas.– Estábamos contigo, técnicamente somos testigos de lo que pasó.
–La verdad, es que no estaría mal.
Para cuándo llegó Cat, estábamos los tres sentados en el sofá sin hacer nada como tres chavales que se habían metido en problemas y esperaban a que les llamará al despacho del director.
–¿Van a quedarse?– Dijo señalando a los chicos.
–He pedido el comodín del público.
–Menos bromas, Robbie.– Dijo sentándose en la butaca que teníamos en frente.– Esto podría volverse en tu contra.
–¿Cómo?
–Antes necesito saber cómo llegó esa chica aquí.
–Yo...
–Lo que pasó...– Me interrumpió Thomas y siguió él.– Es que cuando nos íbamos, fuimos hacia la puerta trasera y al abrirla, golpeamos a Athenea con la puerta.
–Supongo que Athenea es la chica.
–Supones bien.– Le dije.
–Y después la trajimos aquí para que descansará.– Dijo Tom.– Y cuando se despertara, llevarla a casa.
–Pues parecía algo enfadada, y no parecía haberse despertado hace poco.
–¿Cuántas veces tengo que decir "lo siento"?
–Imagínate que te denuncia. ¿Qué pensaría la prensa? Y en unos meses tenéis que empezar a grabar Eternal. ¿Qué pasará con tu imagen?
–No va a denunciarme.– Aseguré.– Te prometo que no pasará nada.
Cat se quedó callada, mirándonos como si estuviera pensando en nuestro juicio final hasta que por fin se relajó un poco.
–Vale. Los cuatro haremos como si esa chica no existiera y seguiremos como hasta ahora.
–Gracias Cat.
–Recordad que está noche tenéis una entrevista y tú mañana sesión de fotos con Alexandra.
–Vale, gracias.
–No quiero volver a escuchar su nombre, ¿te quedas claro?
–Si.
–Muy bien. Tengo que irme, esta noche vendré a buscaros.
Cat se marchó y cuando nos quedamos solos, por fin respiramos tranquilos.
–Ya lo sabes.– Dijo Tom.– Olvídate de esa chica.
–Si, me ha quedado bastante claro.
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Perfectamente imperfectos
Fiksi PenggemarYo ya estaba acostumbrado a que todas las chicas del mundo gritaran y llorarán a mi paso, y ahora con la grabación de mi nueva película, pues más todavía. Pero a lo que no estaba acostumbrado hasta ahora, era a enamorame de verdad, o más bien, a ena...